Universidad y mayor¨ªas
D¨ªas pasados, en la Universidad de Sevilla, una profesora discut¨ªa con sus alumnos acerca de la legitimidad de las movilizaciones contra la LOU. Seg¨²n ella, la actitud de los estudiantes era antidemocr¨¢tica, pues la ley ha sido aprobada por amplia mayor¨ªa en el Parlamento, donde reside la verdadera voluntad de los espa?oles. Por supuesto que no se pusieron de acuerdo. El domingo pasado, un estudiante de Granada manifestaba en este peri¨®dico que 'la ley nace muerta desde el momento que no se consulta con nadie'. Aqu¨ª est¨¢ el meollo de la cuesti¨®n. Que el PP ha puesto en marcha un mecanismo ciego de mayor¨ªa pol¨ªtica que ha distanciado a la gente, a¨²n m¨¢s, del contenido de las urnas. Y esto es grave, porque da?a al sistema en sus fundamentos.
En el programa de radio que ayer emiti¨® I?aki Gabilondo desde Sevilla, la propia ministra intent¨® defender la amplitud de un supuesto di¨¢logo, previo a la elaboraci¨®n de la ley. No debieron tenerlo tan claro los asistentes, cuando por toda r¨¦plica prorrumpieron en '?Ministra, dimisi¨®n! '. Y no es que la situaci¨®n actual de la Universidad espa?ola, ense?oreada por camarillas locales en muchos casos, no necesite cambios. Sino que con esta ley, y con la otra de Murphy siempre dispuesta, puede agravarse. Por eso no se debe aceptar el debate comparativo con lo actual, que ya sabemos que es malo. El problema estriba en que puede ir a mucho peor: una universidad mediatizada por el poder pol¨ªtico de turno, autoritaria, clasista y empobrecida, que har¨¢ brillar a¨²n m¨¢s a las privadas.
Entre las caracter¨ªsticas de esta extraordinaria protesta, muchas cosas llaman poderosamente la atenci¨®n. Desde luego, su magnitud. Pero entre los factores cualitativos, es muy destacable el car¨¢cter 'apol¨ªtico' (quiere decirse, apartidista), en que se cuece. Como que en m¨¢s de una asamblea o manifestaci¨®n han sido obligadas a plegarse determinadas banderas. Se parece mucho a lo que est¨¢ ocurriendo con los movimientos antiglobalizaci¨®n, o contra la guerra en Afganist¨¢n. Y el com¨²n denominador, el mismo: mucha gente no se siente representada por los sistemas democr¨¢ticos convencionales. Unos sistemas, no lo olvidemos, que han permitido el acceso al poder de personajes como Bush y Berlusconi.
En el caso concreto que nos ocupa, parece obvio que nuestra joven democracia ha envejecido antes de tiempo. La gente vota cada vez menos, desconoce qui¨¦nes son y qu¨¦ hacen sus representantes en los distintos parlamentos, y los partidos pol¨ªticos siguen empe?ados en mantener sus listas bloqueadas, en no regular el n¨²mero de mandatos, etc¨¦tera. Cuando Rodr¨ªguez Zapatero sali¨® a la palestra hace dos veranos, anunci¨® a los cuatro vientos algo que promet¨ªa ser su lema general: la reforma de la democracia. Aunque se ha desdibujado despu¨¦s, quiz¨¢s sea ¨¦ste el momento en que deba retomar con su primitivo vigor una idea tan feliz: la inaplazable regeneraci¨®n del sistema, que lo vuelva realmente participativo, y no s¨®lo representativo. Los aplausos que ayer se llev¨® de estudiantes y profesores, en el mismo programa radiof¨®nico, deber¨ªa guardarlos en un lugar privilegiado de la memoria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.