El ojo femenino

La VI edici¨®n de la Bienal Fotonoviembre 2001 re¨²ne la obra de m¨¢s de doscientos autores procedentes de diversas tendencias est¨¦ticas y ¨¢reas geogr¨¢ficas. Sus diversos apartados apuestan por la multiculturalidad, a la vez que por las nuevas tecnolog¨ªas, lo pl¨¢stico o la creaci¨®n personal estrechamente ligada a la evoluci¨®n del medio. S¨ªntesis de todo ello bien puede ser la muestra Mujeres que hablan de mujeres en la que los registros fotogr¨¢ficos (qu¨ªmicamente puros) dialogan con creaciones videogr¨¢ficas, videoinstalaciones, proyectos visuales dise?ados para Internet, instalaciones sonoras, etc¨¦tera, realizadas por ocho mujeres que huyen de lo convencional -lo hacen en la inquietante penumbra de un escenario tan singular como es el Espacio Cultural El Tanque: un antiguo dep¨®sito de combustible, cuyo di¨¢metro es mayor que el de una plaza de toros, recuperado recientemente y, ahora, adaptado para la bienal-.

Alicia Murr¨ªa, comisaria de la exposici¨®n, cuenta que el conjunto trata de apartarse del concepto de la mujer como modelo pasiva, 'la musa, la inspiraci¨®n, el silencio', tambi¨¦n de 'la representaci¨®n de la mujer realizada por los hombres con relaci¨®n a sus propias ideas, estereotipos, necesidades e intereses'. Por ello se ha optado por artistas como Tracey Moffatt (Brisbane, Australia, 1960) que presenta un breve relato, estructurado bas¨¢ndose en im¨¢genes est¨¢ticas, que toma como argumento escenas de la vida cotidiana que chocan con la fuerza de un v¨ªdeo, narrado en clave de realismo m¨¢gico, en el cual la decadencia humana, marcada por el paso de los a?os, adquiere una impactante dimensi¨®n po¨¦tica subrayada por el espacio expositivo. Tambi¨¦n se opt¨® por las producciones videogr¨¢ficas de resoluciones y planteamientos tan diversos como los de Mariko Mori (Jap¨®n, vive y trabaja en Nueva York), que recrea el ambiente de un misterioso bosque, con lo espeso y sombr¨ªo de su vegetaci¨®n, cuyos precisos sonidos y silencios nos introducen bruscamente en su trama, o por las videoinstalaciones de Elahe Massumi (Esfahan, Ir¨¢n, 1961; ciudadana y residente en Nueva York), Bego?a Montalb¨¢n (Bilbao, 1958) y los Apuntes sobre alguna parte, de Cabello/Carceller. La foto fija, de gran formato en su mayor¨ªa, envuelve -y participa como contrapunto- de las atm¨®sferas creadas por las mezclas de estos ruidos y las intermitencias de luces producidas por las pantallas; desde las transparencias de los cuerpos perdidos en las habitaciones de Eulalia Valldosera (Villafranca del Pened¨¦s, Barcelona, 1963) hasta los registros de grupos sociales marcados por la cohesi¨®n de la pertenenc¨ªa a un mismo status que conforma el proyecto de Vanessa Beecroft (G¨¦nova, Italia, 1969; vive y trabaja en Nueva York). Cabe se?alar que el peso espec¨ªfico de las im¨¢genes de esta exposici¨®n proceden de la colecci¨®n particular de la galerista Helga de Alvear. En conjunto, se trata de una muestra que marca la totalidad de esta bienal positivamente.