Exportando roble desde Alfaro
Toneler¨ªa Magre?¨¢n vende la mitad de sus barricas a las principales denominaciones de origen del mundo
La panor¨¢mica imprescindible de la Toneler¨ªa Magre?¨¢n pasa sin duda por la mirada al inmenso parque de madera que rodea la sede comercial e industrial de la firma. Desde el tejado de sus instalaciones, a las afueras de Alfaro (La Rioja) se contemplan miles y miles de tablas apiladas a la espera de pasar el correspondiente proceso que les har¨¢ formar parte de una barrica o de un tino para disfrute del vino que reposar¨¢ en su interior y del aficionado que despu¨¦s degustar¨¢ esos caldos. Este laberinto dedicado al roble tiene aportaciones de Francia y Estados Unidos, como debe ser, pero tambi¨¦n se encuentran muestras de Rumania, Lituania y otros pa¨ªses de Europa del Este.
El orden es digno de una biblioteca, lo que supone que cada partida est¨¦ controlada desde su el origen hasta la barrica final. Cada una proporciona sus cualidades, que surgen, primero, del propio ¨¢rbol, y luego del tipo de tala y del corte. El proceso finaliza aqu¨ª, en Alfaro, con curaci¨®n al aire libre durante tres a?os, acompa?ada de un riego sistem¨¢tico con agua sin tratamiento alguno. El cloro, b¨¢sico para el consumo humano, es veneno para el mosto de uva.
Todo este procedimiento ha tomado importancia en la elaboraci¨®n del vino desde hace un cuarto de siglo, m¨¢s o menos. As¨ª lo resume Antonio Magre?¨¢n, el responsable, junto a su hermana Mar¨ªa Teresa, de esta firma familiar que fund¨® su tatarabuelo en 1820: 'En estos momentos, los bodegueros nos invitan a las catas para estudiar entre todos el tipo de barrica mejor para cada vino, lo que en tiempos de mi padre se considerar¨ªa una excentricidad'.
As¨ª es, la madera se ha convertido en uno de los factores imprescindibles en cualquier cata que se precie. Algo de ello preve¨ªa Antonio Magre?an cuando tom¨® las riendas de la empresa familiar hace casi un cuarto de siglo. Ante la globalizaci¨®n de los mercados, la empresa fundada en el Priorato y consolidada en Jerez, que hasta ese momento hab¨ªa vivido de los encargos locales, ten¨ªa que reivindicar su experiencia en todo el mundo.
La b¨²squeda de clientes se complement¨® con una puesta a punto del sistema de fabricaci¨®n de barricas y tinos. El resultado es una producci¨®n anual de 40.000 toneles, de los que la mitad acaban en las bodegas de Burdeos, Toscana, Chile, Nueva Zelanda, Australia o California. Es el punto final de un proceso que se inicia en los bosques de Virginia, Alliers o los C¨¢rpatos. Hasta all¨ª acuden Antonio o Maria Teresa para seleccionar los robles cuya madera trabajar¨¢ luego el equipo de m¨¢s de cien personas que elabora las barricas que llevan su apellido. Despu¨¦s de esos tres a?os de curaci¨®n con la ayuda del aire, el agua y el sol, comienza la selecci¨®n de la madera. Despu¨¦s de elegir las piezas imprescindibles para completar ese puzzle que se arma sin la ayuda de clavos o cola, se prosigue con distintas labores artesanales y mec¨¢nicas para lograr la barrica deseada. La firma y r¨²brica, como no pod¨ªa ser de otra manera en quienes han apostado por la calidad, se realiza con un rayo l¨¢ser.
Luego est¨¢n las calidades. Hay diferencias entre los robles franc¨¦s, americano o rumano. El m¨¢s estimado es el primero, pero tambi¨¦n el m¨¢s escaso. Y, curiosidades de este mercado global, Magre?¨¢n no vende a bodegas de su localidad, pero sin embargo mantiene unas relaciones excelentes con Burdeos o Borgo?a.
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