La importancia del pie

Al contemplar la vid y, dependiendo de la ¨¦poca, podemos admirar sus frutos y comparar las uvas con las parcelas lindantes. Las t¨¦cnicas de cultivo son las que imprimir¨¢n su car¨¢cter en los caldos. Pero hay otro aspecto que a la mayor¨ªa de los ne¨®fitos se les escapa. Debajo de la parte vegetal a¨¦rea tan atractiva, con forma de racimo invertido, se esconde la parte subterr¨¢nea de la cepa, denominada pie o porta-injerto, que juega un importante papel en la calidad del fruto. Desde la destrucci¨®n del vi?edo en Europa por la filoxera, a finales del XIX, todo el vi?edo del viejo continente es injertado. Por eso, aunque a la parte a¨¦rea de la planta le debemos el nombre del fruto, la calidad de las uvas a menudo viene dada por la clase de pie plantado, en funci¨®n del suelo y la producci¨®n deseada.

De esta ciencia saben mucho los viveristas, los encargados de criar plantas para abastecer a todas las bodegas. Lorenzo Macaya es un viverista de siempre, y propietario de vi?edos en la localidad navarra de Larraga, que se ha embarcado recientemente en la aventura de adquirir la antigua cooperativa local de San Francisco Javier. All¨ª ha comenzado a elaborar sus primeros caldos nacidos de una gran selecci¨®n de plantas.

Su primer vino, Condado de Almara 2000, est¨¢ elaborado a partir de tempranillo 100% y en los pr¨®ximos meses ver¨¢ la luz su crianza 1999, un coupage de tempranillo y cabernet sauvignon. Este caldo de 2000 es de un color rojo picota concentrado con aromas a torrefactos y regaliz de crianza en madera nueva y buena. En boca es ligero pero muy envolvente donde la buena crianza vuelve a hacerse notar.