Momento de decisiones
Las c¨¦lulas madre son en este momento una esperanza. Por lo que sabemos, pueden convertirse en una herramienta ¨²nica para importantes problemas de salud por ahora sin soluci¨®n. La cuesti¨®n es saber c¨®mo confirmamos la esperanza y c¨®mo aplicamos esta herramienta cuando est¨¦ disponible. En el camino hay que tomar decisiones que implican reflexionar sobre c¨®mo se desarrollan y aplican las nuevas tecnolog¨ªas y c¨®mo preservamos mejor la dignidad humana. Es un ejemplo m¨¢s de c¨®mo el desarrollo cient¨ªfico plantea inc¨®gnitas cada vez m¨¢s complejas que requieren una discusi¨®n serena y rigurosa, buscando el consenso en temas en que las concepciones individuales suelen variar. Se traduce en decisiones que necesitan fuerte base cient¨ªfica, lo cual no es obvio en nuestra sociedad, en la que deben primar los principios de la democracia representativa.
La experiencia muestra que las prohibiciones no son el mejor modo de controlar un avance
En los ¨²ltimos a?os, nuestro conocimiento sobre c¨®mo se forman los ¨®rganos en los animales a partir del embri¨®n ha progresado enormemente. Empezamos a saber qu¨¦ c¨¦lula es la que decide que un ¨®rgano se va a formar a partir de ella, cu¨¢ndo ocurre y cu¨¢les son los factores que hacen que la c¨¦lula decida su destino. Hay, por tanto, c¨¦lulas que son el origen de neuronas, de c¨¦lulas hep¨¢ticas, de las productoras de insulina, de c¨¦lulas de la sangre o del m¨²sculo cardiaco. El trabajo que se est¨¢ haciendo ahora trata de identificar estas c¨¦lulas madre de los diferentes tejidos y los factores que las pueden convertir en tejidos espec¨ªficos. A ello podemos a?adir los avances en la clonaci¨®n terap¨¦utica que puede permitir que las c¨¦lulas sean gen¨¦ticamente id¨¦nticas a las de un adulto. Si las previsiones se cumplen, podemos tener una fuente de tejidos que reemplacen a los que a lo largo de la vida han desaparecido o perdido alguna funci¨®n, lo que permite comprender por qu¨¦ muchos piensan que estas c¨¦lulas son una esperanza por la que vale la pena apostar.
Pero la cuesti¨®n es delicada en muchos aspectos y hay que tomar decisiones. Las c¨¦lulas que pueden dar lugar a los tejidos no son cualesquiera. De hecho, s¨®lo pocas c¨¦lulas son capaces de dar lugar al organismo entero: las que forman el embri¨®n. A partir de ¨¦ste, las c¨¦lulas van determin¨¢ndose y ya s¨®lo van a dar c¨¦lulas de tejidos especializados y en muchos casos desaparecen. Por tanto, todo indica que si queremos saber c¨®mo producir cualquier tejido de inter¨¦s debemos estudiar c¨¦lulas embrionarias. La cuesti¨®n parecer¨ªa muy sencilla si tenemos en cuenta que en los congeladores de las cl¨ªnicas hay miles de embriones que son un subproducto de la fecundaci¨®n in vitro y que est¨¢n esperando que se decida c¨®mo los destruimos. ?No ser¨ªa su mejor destino utilizarlos para investigar hasta qu¨¦ punto las promesas de las c¨¦lulas madre se hacen realidad? Es lo que defiende una gran parte de la comunidad cient¨ªfica.
Pero hay cuestiones legales y ¨¦ticas que hacen complejas las decisiones. En algunos pa¨ªses, como Espa?a, se hab¨ªan dictado normas legales para la fecundaci¨®n in vitro o las patentes biotecnol¨®gicas en las que figura alguna prohibici¨®n de investigar con embriones humanos. Estas normas se dictaron antes de que aparecieran los resultados prometedores con c¨¦lulas madre y parece que ser¨ªa conveniente cambiarlas. Quiz¨¢ la pregunta es hasta qu¨¦ punto hay que ir dictando leyes y normas cada vez que aparecen avances cient¨ªficos. Por ejemplo, todo el mundo parece de acuerdo en trabajar con c¨¦lulas madre extra¨ªdas de individuos adultos. Pero no se excluye que se puedan revertir hasta el estado de embri¨®n. ?Cu¨¢l ser¨ªa el estatus de este embri¨®n? En el Reino Unido se ha permitido la investigaci¨®n con embriones congelados, pero no la producci¨®n de embriones para ello. Podr¨ªa ser que ciertas caracter¨ªsticas gen¨¦ticas de algunos individuos hicieran interesantes las c¨¦lulas producidas por ellos, como ocurre incluso para transfusiones sangu¨ªneas. ?Habr¨¢ que cambiar la norma? Bush ha autorizado la financiaci¨®n de la investigaci¨®n con un conjunto de c¨¦lulas que ya hab¨ªan sido obtenidas antes, pero no obtener c¨¦lulas nuevas. Sin embargo, en pa¨ªses como Singapur, Israel o Suecia se est¨¢ trabajando activamente en ello. ?Qu¨¦ pasar¨¢ si las nuevas c¨¦lulas tienen mejores propiedades? Poco a poco se avanza en reemplazar n¨²cleos de embriones, incluso de oocitos que no pueden dar lugar a embriones viables. Por el riesgo de que alguien intente producir un individuo id¨¦ntico a otro, ?prohibiremos del todo la clonaci¨®n terap¨¦utica, que no afecta en s¨ª misma la dignidad de ning¨²n individuo?
Junto a estas incertidumbres habr¨¢ que aclarar qui¨¦n financiar¨¢ estas investigaciones. Por ejemplo, los trasplantes se financian con dinero p¨²blico, pero los f¨¢rmacos, con dinero privado. Los centenares de miles de millones que cuesta desarrollar nuevos f¨¢rmacos proceden de dinero privado. Esto tiene sus consecuencias: por ejemplo, que la investigaci¨®n sea protegida por patentes.
?Estamos dispuestos a financiar el desarrollo de las nuevas t¨¦cnicas con dinero p¨²blico? Si no es as¨ª, con todos los condicionantes que sean necesarios, habr¨¢ que extraer las consecuencias de las decisiones que se tomen, por ejemplo, en t¨¦rminos de patentes. Y a ello se a?ade la cuesti¨®n de saber qui¨¦n tendr¨¢ acceso a aplicaciones que se prev¨¦n eficaces pero costosas. No es ¨¦sta la menor de las preguntas que plantean las nuevas t¨¦cnicas m¨¦dicas.
Hay, por tanto, que definir el marco en el que se van a mover las nuevas t¨¦cnicas. Existe la tentaci¨®n de establecer reglas m¨¢s o menos r¨ªgidas, pero la experiencia demuestra que ¨¦stas pueden ser pronto superadas por los futuros avances. Puede ser m¨¢s eficaz dictar los l¨ªmites generales en que se mueven las t¨¦cnicas m¨¦dicas, garantizando la dignidad y el respeto de la voluntad y la libertad de donadores y pacientes y evitando la instrumentalizaci¨®n del cuerpo del adulto y del ni?o. Son imprescindibles una informaci¨®n cient¨ªfica rigurosa, una reflexi¨®n en la que intervengan consideraciones ¨¦ticas y unas decisiones tomadas mediante los mecanismos de representaci¨®n democr¨¢tica.
Junto a ello es necesario garantizar el seguimiento de los trabajos de investigaci¨®n y desarrollo, estableciendo registros de c¨¦lulas y de laboratorios p¨²blicos y privados. La transparencia en el desarrollo de t¨¦cnicas con consecuencias tan delicadas e importantes a la vez es la mejor garant¨ªa del imprescindible control sobre todo el proceso, y la experiencia demuestra que las prohibiciones no son el mejor modo de controlar un avance cient¨ªfico.
En estas condiciones hay que avanzar con prudencia y decisi¨®n, tratando de saber si estamos a punto de desarrollar nuevos tratamientos que permitan resolver problemas de salud que son ahora fuente de sufrimiento para un gran n¨²mero de personas.
Pere Puigdom¨¨nech es profesor de Investigaci¨®n del CSIC. Miembro del Grupo de ?tica de las Ciencias de la UE.
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