Algo que dijo Bin Laden
La alocuci¨®n de Osama Bin Laden, difundida el 7 de octubre pasado por la cadena de TV al-Yazira, empieza con una referencia precisa, inequ¨ªvoca, a un episodio hist¨®rico ciertamente peculiar: la inexistencia de al-Andalus o, mejor dicho, el cese que se produjo de su existencia. No se trataba de una alusi¨®n marginal o inconsecuente. Al contrario, inauguraba el discurso con una rememoraci¨®n, f¨¢cilmente reconocible para los musulmanes, que, a su vez, serv¨ªa con claridad para advertir que aquella tan remota extinci¨®n no deb¨ªa volver a repetirse en Palestina. La buscada analog¨ªa, tan central en la breve intervenci¨®n de Bin Laden, reapareci¨® en el mensaje posterior de Ayman al-Zawahari. Podr¨ªa decirse que la referencia forma parte privilegiada del an¨¢lisis del c¨ªrculo de Bin Laden y de la imaginer¨ªa de difusi¨®n dirigida sobre todo a los musulmanes. 'Que sepan todos que no aceptaremos nunca que la tragedia de al-Andalus se repita en Palestina'. As¨ª fue la frase.
La condici¨®n de para¨ªso de al-Andalus es s¨®lo posible porque es inexistente
Es significativo -de ignorancia, sorpresa o desd¨¦n- el escaso an¨¢lisis que la referencia ha merecido en la prensa espa?ola. Que yo sepa, algunos arabistas de oficio la han comentado como si fuera extravagancia o leyendo en ella m¨¢s implicaciones de las que hab¨ªa.
Para algunos, la menci¨®n de al-Andalus que hac¨ªa Bin Laden ten¨ªa una intenci¨®n de ejemplo moral apuntando a lo que puede llegar a suceder si una sociedad isl¨¢mica se aparta de la rigurosidad normativa del precepto religioso. La relajaci¨®n de las costumbres y la ausencia de celo religioso podr¨ªa haber conducido a la desaparici¨®n de al-Andalus. As¨ª, la referencia de Bin Laden habr¨ªa tenido la intenci¨®n de urgir a una vigilancia de la fe y a promover el esfuerzo religioso. Habr¨ªa, pues, sido s¨®lo un ejemplo moralizante y no una referencia hist¨®rica determinable. Pero ello es inconsistente con la conexi¨®n inmediata que se hace entre al-Andalus, como futuro posible, y Palestina. Ciertamente, nada en el discurso insin¨²a que la posibilidad de repetici¨®n de la 'tragedia' pueda atribuirse a la decadencia de virtudes de los palestinos. Las fuerzas que pueden producirla vienen de fuera y, en este sentido, la batalla por la 'conquista de Jerusal¨¦n' -mencionada en el discurso- es un viejo prop¨®sito que ya se tuvo una vez con las cruzadas.
Se sabe, por otra parte, que desde antiguo, al-Andalus es una alusi¨®n fabulosa en la literatura ¨¢rabe. Es un pa¨ªs perdido en el lejano occidente, un motivo de eleg¨ªa. Como todo aquello irremisiblemente perdido, puede convertirse en para¨ªso de las delicias. F¨¢cilmente se olvida, sin embargo, que su condici¨®n de para¨ªso es s¨®lo posible porque es inexistente. En cualquier caso, Bin Laden despoja a al-Andalus de toda referencia calificativa que no sea la de algo extinto e irrecuperable. Algo que fue una vez y que los musulmanes deben recordar como si se tratara de una estrella negra, sin ninguna luz. Un recuerdo que inspire vigilancia para que aquello que fue, en efecto, una vez posible, no ocurra de nuevo en Palestina. Resulta, en mi opini¨®n, obvio que la menci¨®n de al-Andalus no tiene, en el discurso de Bin Laden, m¨¢s dimensi¨®n que la de fijar c¨®mo un exterminio fue hist¨®ricamente posible. No hace alusi¨®n directa a las cruzadas pero est¨¢n ah¨ª referidas y acechantes, en la batalla por Jerusal¨¦n y en la previsi¨®n de unos ej¨¦rcitos expresamente reunidos y de tan lejos trasladados para derrotar a los musulmanes.
Debe advertirse la diferencia crucial del discurso de Bin Laden con el de presidente George Bush. El de ¨¦ste es b¨ªblico y hace referencia a la lucha entre el bien y el mal que tiene dimensiones colosales, inabarcables. S¨®lo es pensable en t¨¦rminos metaf¨®ricos de luchas horribles entre ¨¢ngeles triunfantes de luz y ¨¢ngeles sombr¨ªos ca¨ªdos. Sin embargo, esta lucha entre bien y mal es profusa, ocurre diariamente y s¨®lo cuando alcanza sacudidas graves su origen celestial es invocado, como ha hecho ahora el presidente Bush.
El discurso, en cambio, de Bin Laden enumera una topograf¨ªa de referentes limitada en el tiempo y nada celestial. Todo ha ocurrido hace relativamente poco y sigue ocurriendo en Iraq y Palestina. La narraci¨®n de Bin Laden es preferentemente historiogr¨¢fica. La del presidente Bush est¨¢ ilimitadamente referida a algo que preced¨ªa a la creaci¨®n del universo y que persistir¨¢ siempre sin m¨¢s soluci¨®n que la estricta vigilancia a sus desmanes.
Tampoco en el parlamento de Bin Laden parece proponerse un conflicto de religiones. Son los acontecimientos enunciados -desde la negra estella de al-Andalus a Iraq y Palestina y al inminente ej¨¦rcito 'cruzado'- los que han dividido al mundo entre 'creyentes' e 'infieles'. No se trata, pues, del bien y el mal redivivos. Conviene tambi¨¦n notar que el breve parlamento de Bin Laden contiene numerosas expresiones devotas que sirven de enlace entre los bloques de sentido de lo que se propone transmitir. Para los musulmanes resulta f¨¢cilmente memorizable y pueden ser oralmente transmitido y citados los fragmentos m¨¢s relevantes.
Todo el discurso, del que s¨®lo aqu¨ª se ha analizado un aspecto, gira en torno a la producci¨®n de muerte masiva y proyectada. La referencia a 'una gran destrucci¨®n' en Am¨¦rica se inscribe en todo el conjunto cuya enumeraci¨®n empieza con la tragedia m¨¢s extrema de al-Andalus. Se est¨¢ hablando, pues, de grandes alteraciones de poblaci¨®n, de grandes muertes. Parece, pues, que esto es lo que hay. Otra cosa es si deber¨ªa o no ser as¨ª. En cualquier caso, conviene o¨ªr lo que se dice. El invierno que viene no ser¨¢ igual para todos. Por lo dem¨¢s, en la ribera h¨²meda de Barcelona o dentro, en la isla, cualquiera de nosotros puede morir con las primeras lluvias.
Miquel Barcel¨® es catedr¨¢tico de Historia Medieval de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB).
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