J¨¹nger o la m¨ªstica de la violencia
Desde la muerte de Ernst J¨¹nger en 1998 no ha transcurrido un solo a?o sin que saliese al mercado alem¨¢n alguna novedad perteneciente a su legado intelectual. Varios especialistas trabajan con ah¨ªnco en distintos ¨¢mbitos con el fin de publicar todos los escritos que puedan resultar de inter¨¦s para la comprensi¨®n de un escritor tan pol¨¦mico como longevo. Despu¨¦s de la publicaci¨®n de varias correspondencias con distintas personalidades de su tiempo, esta vez le ha tocado el turno a sus art¨ªculos 'malditos' durante el periodo de Weimar, una publicaci¨®n esperada, puesto que Ernst J¨¹nger se neg¨® a incluirlos en la edici¨®n de sus Obras completas en Klett-Cotta. Esta editorial, sin embargo, ha reunido todos los art¨ªculos pol¨ªticos escritos entre 1919 y 1933, 145 en total, en un volumen separado, excelentemente comentado y anotado por el polit¨®logo Sven Olaf Bergg?tz.
POLITISCHE PUBLIZISTIK, 1919-1933
Ernst J¨¹nger Sven Olaf Bergg?tz (editor) Klett-Cotta. Stuttgart, 2001 850 p¨¢ginas. 98 marcos alemanes
J¨¹nger estaba obsesionado con una revoluci¨®n, viniese de donde viniese, siempre que fuese nacional
Otro de los alicientes de este volumen es que por fin se ofrecen ordenados cronol¨®gicamente los art¨ªculos dispersos en varios peri¨®dicos o revistas como Arminius, Das Reich, Die Standarte, Der Widerstand o el V?lkischer Beobachter, la mayor¨ªa de ellos, ef¨ªmeros ¨®rganos de propaganda nacional-revolucionaria, que han servido como arsenal para atribuir a J¨¹nger un claro papel de precursor del nacionalsocialismo o para hacer hincapi¨¦ en su apolog¨ªa de la violencia. Y no se puede negar que muchos de estos art¨ªculos son dinamita, no s¨®lo por su contenido, sino por un estilo fascinante que rompe las limitaciones del panfleto pol¨ªtico; no resulta extra?o que J¨¹nger se convirtiese en el escritor m¨¢s solicitado en ese tipo de publicaciones; su prosa limpia y acerada, pero al mismo tiempo de un radicalismo deslumbrante, encontr¨® una entusi¨¢stica acogida en numerosos j¨®venes, frustrados por la derrota y posterior humillaci¨®n de Versalles. Tampoco olvidemos que a J¨¹nger le rodeaba el nimbo de su condici¨®n de h¨¦roe de guerra, era el representante y el s¨ªmbolo de una generaci¨®n que lo hab¨ªa sacrificado todo y se cre¨ªa traicionada por fuerzas oscuras de la retaguardia: la leyenda de la pu?alada por la espalda que tambi¨¦n J¨¹nger asumi¨® y difundi¨®.
En estos art¨ªculos, que muestran
la obsesiva actividad proselitista del autor, no nos encontramos con el J¨¹nger elogiado por Hermann Hesse o H. G. Gadamer, con el ensayista profundo, el novelista imaginativo o el observador preciso, sino con el agitador pol¨ªtico que lanza sin ambages su mensaje subversivo. No obstante, en estos escritos tambi¨¦n se puede comprobar cierta evoluci¨®n tem¨¢tica e intelectual. En los primeros textos se ocupa principalmente de la experiencia guerrera, del valor del sacrificio y de la sangre como cemento de una nueva sociedad, a lo que se une un profundo odio a la burgues¨ªa y a la Rep¨²blica de Weimar. J¨¹nger consideraba que en su generaci¨®n hab¨ªa surgido un nuevo 'tipo humano', forjado en la guerra de material y de trincheras, a quien, a su vez, correspond¨ªa forjar un nuevo mundo: 'Como somos los aut¨¦nticos, verdaderos e implacables enemigos del burgu¨¦s, nos divierte su descomposici¨®n. Pero nosotros no somos burgueses, somos hijos de guerras y de enfrentamientos civiles...'. Inspir¨¢ndose en Nietzsche, Spengler y Sorel, y haciendo suyo el pathos del futurismo italiano, J¨¹nger ensalza el odio y la destrucci¨®n como elementos creativos: 'La verdadera voluntad de lucha, sin embargo, el odio verdadero, se alegra de todo lo que destruye a su contrario. La destrucci¨®n es el ¨²nico instrumento que parece adecuado en las actuales circunstancias'. En estos pasajes, el escritor adopta un nihilismo heroico que convierte la violencia en un fin en s¨ª mismo, en una experiencia m¨ªstica del combatiente que debe continuar su lucha en la sociedad civil. En ellos desarrolla una est¨¦tica pura de la violencia que se mueve en un vac¨ªo ¨¦tico y que, supuestamente, seg¨²n el autor, deber¨ªa generar nuevos valores.
En el terreno ideol¨®gico, los art¨ªculos reflejan una visi¨®n particular y nebulosa que no llega a identificarse con ninguna de las ideolog¨ªas dominantes. Sus rasgos principales son, en su vertiente negativa, un profundo sentimiento antidemocr¨¢tico y antipacifista, as¨ª como un fuerte rechazo de las instituciones, excluyendo al ej¨¦rcito como encarnaci¨®n de la idea prusiana. Su odio a la Rep¨²blica de Weimar es manifiesto; una Rep¨²blica, si bien es cierto, que se ha definido con frecuencia como la 'democracia sin dem¨®cratas' y que era el blanco favorito del desprecio de la mayor¨ªa de los intelectuales. Aunque J¨¹nger se confiesa nacionalista, en concreto 'nacionalista de la acci¨®n', no asocia el concepto con una forma pol¨ªtica concreta, m¨¢s bien se limita a describir vagamente modelos ut¨®picos o ret¨®ricos que encontrar¨¢n un desarrollo m¨¢s maduro en su libro El trabajador. Armin Mohler emple¨® el t¨¦rmino 'revoluci¨®n conservadora' para explicar esta posici¨®n pol¨ªtica, pero J¨¹nger tambi¨¦n se acerc¨® al nacionalismo de izquierdas de un Niekisch e incluso colabor¨® en su revista Der Widerstand, prohibida con posterioridad por los nacionalsocialistas. La impresi¨®n que recibimos es que J¨¹nger estaba obsesionado con una revoluci¨®n, viniese de donde viniese, siempre que fuese nacional. En sus escritos sol¨ªa dirigirse a 'los nacionalistas, los soldados del frente y los trabajadores'. Este empe?o revolucionario fue el que le acerc¨® al nacionalsocialismo en los primeros a?os del movimiento: 'La verdadera revoluci¨®n a¨²n no se ha producido, pero se aproxima irresistiblemente. No es ninguna reacci¨®n, sino una revoluci¨®n aut¨¦ntica con todos sus rasgos y sus manifestaciones; su idea es la popular, afilada hasta un extremo desconocido; su bandera es la cruz gamada; su forma de expresi¨®n, la concentraci¨®n de la voluntad en un ¨²nico punto: la dictadura. Sustituir¨¢ la palabra por la acci¨®n, la tinta por la sangre, la frase por el sacrificio, la pluma por la espada'.
No obstante, en los a?os treinta
se advierte cierto distanciamiento del nacionalsocialismo quiz¨¢ debido a la influencia de su hermano, F. G. J¨¹nger, y de Niekisch. J¨¹nger rechaz¨® la oferta de Hitler para ocupar un esca?o en el Reichstag, y en el a?o 1933 interrumpi¨® sus colaboraciones, evitando dar el paso hacia el paganismo pol¨ªtico nazi, ni siquiera en la forma del colaboracionismo oportunista de Heidegger, Carl Schmitt o Gottfried Benn. La edici¨®n de los art¨ªculos pol¨ªticos de Ernst J¨¹nger, de cuyo contenido se deduce claramente su terca resistencia a 'resucitarlos', supone una decisi¨®n acertada, sobre todo porque as¨ª se dispone de una imagen completa de un escritor controvertido que no dud¨® en 'maquillar' algunos pasajes escabrosos de su obra temprana; una actitud que despert¨® rechazo incluso entre sus lectores m¨¢s afines. Pero tambi¨¦n podemos decir que esta obra adquiere una importancia extraordinaria porque explica el comportamiento posterior de una juventud fascinada por la violencia, la cual, por esta causa, fue presa f¨¢cil del totalitarismo y v¨ªctima de su producto: la guerra total; tampoco tenemos que resaltar mucho su actualidad, pues nos hallamos en una nueva dimensi¨®n de la violencia, cuyos portadores asumen hasta sus ¨²ltimas consecuencias esa visi¨®n m¨ªstica del acto destructivo y del sacrificio que tanto sufrimiento ha tra¨ªdo y traer¨¢ a la humanidad.
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