Suave y alem¨¢n
Durante su etapa en el Madrid, Jupp Heynckes sufri¨® una transformaci¨®n asombrosa: empez¨® siendo un orador y termin¨® siendo un autista. En los primeros meses, sus maneras refinadas y su porte de gerente se completaban con un acabado discurso de estratega. En resumen, ¨¦l estaba all¨ª para dar al club un ba?o de estilo; a pesar de su gruesa armadura teutona, antepondr¨ªa la elegancia a la disciplina. Luego, agotado por la presi¨®n cr¨ªtica, cambi¨®, se encerr¨® en s¨ª mismo y comenz¨® su metamorfosis. Se volvi¨® silencioso como una concha, rojo como un camar¨®n y fr¨ªo como una cris¨¢lida. S¨®lo abandon¨® su inmovilidad dos veces en apenas veinticuatro horas: para celebrar la S¨¦ptima y para firmar el finiquito.
Muchos a?os antes hab¨ªa hecho fortuna como extremo izquierdo en el Borussia de Moenchengladbach, un temible comando alem¨¢n cuyas mejores piezas eran la cabeza de Netzer y las piernas de Jupp. Sobre el fondo sonoro de los martillos neum¨¢ticos que hac¨ªan posible el llamado milagro alem¨¢n, complet¨® una brillante carrera de futbolista y emprendi¨® una fulgurante carrera de entrenador. Sus ¨²ltimos destinos en Espa?a fueron, precisamente, Bilbao, Santa Cruz de Tenerife y Madrid.
Desde entonces, y a pesar de sus cambios de color y de suerte, los expertos siguen consider¨¢ndole un paradigma de la sobriedad. Vive apegado a una inflexible partitura diplom¨¢tica; nunca regala la pelota, nunca levanta la voz, nunca se descompone y nunca renuncia a su melanc¨®lico tono de violonchelo. Se dir¨ªa que ha logrado cuadrar su propia paradoja: es un fan¨¢tico de la moderaci¨®n.
Sin embargo, a su regreso al Athletic los revisionistas se hicieron varias preguntas. ?Conservaba la ilusi¨®n o era un hombre de vuelta? ?Mantendr¨ªa su gusto por el toque? ?Era el buen tono de sus equipos una consecuencia de sus gustos? ?Era ¨¦l uno de esos entrenadores que encuentran la plantilla ideal y se limitan a disfrutarla mientras pueden?
Aunque en el f¨²tbol todos los pron¨®sticos deben ser reservados, ya disponemos de datos significativos: adem¨¢s de conseguir en campo contrario una de las mejores cuentas de resultados de toda su historia, Urzaiz y su cuadrilla se han reagrupado alrededor del bal¨®n, el f¨²tbol ha levantado el vuelo y El Botxo, la vieja caja de resonancia, ha comenzado a recuperar algunos compases perdidos.
Est¨¢ claro que el equipo ha dejado de hacer ese f¨²tbol impaciente en el que cualquier problema se resuelve con un pase y un zambombazo.
A cambio, el rugido de los leones se ha transformado en m¨²sica. La txalaparta empieza a repiquetear sobre San Mam¨¦s.
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