Los autodidactas
En el curso de los ¨²ltimos d¨ªas he escuchado o le¨ªdo las declaraciones de algunos profesores/as universitarios/as a favor de la LOU y me he dicho: he aqu¨ª un/a autodidacta. Hace a?os encontr¨¦ en un hotel de pueblo a un camarero que se esmeraba en comunicarse con los clientes en distintos idiomas y cuando le pregunt¨¦ que d¨®nde los hab¨ªa aprendido me dijo que en los diccionarios y por las noches. Y me qued¨¦ admirada. Pero los casos que me llevan a escribir estas l¨ªneas no tienen, en principio, nada que ver con esa situaci¨®n porque se refieren a personas con plaza en la universidad, en activo, o en excedencia por los cargos que ocupan.
Por su edad han tenido que acceder a sus puestos siguiendo el sistema vigente y ejercer sus funciones en el mismo contexto. Sistema y funciones cuya inoperancia proclaman y cuya mediocridad, especialmente, les ofende. Ellos parece que se han salvado de la cat¨¢strofe generalizada (caos en la docencia, investigaci¨®n insuficiente, selecci¨®n endog¨¢mica del profesorado, cargos acad¨¦micos corruptos...) y yo me pregunto c¨®mo es posible que esas condiciones no les hayan llegado a afectar hasta ahora. Tal vez porque cuando hubo protestas contra todo esto ellos no estaban donde ahora est¨¢n, o quiz¨¢ porque entonces estaban en el extranjero, al que aluden con regularidad. Y es que, a excepci¨®n de la d¨¦cada de los noventa, en la universidad nos hemos estado quejando siempre, y con raz¨®n, consiguiendo avances con esfuerzo, y ellos parecen escandalizarse de la protesta vigente, que se radicaliza porque no ha habido suficientes cauces de debate, e ignorar el proceso cr¨ªtico de amplios sectores universitarios.
Y lo del extranjero, en este medio, no certifica m¨¢s que un cierto papanatismo provinciano. Incluso los profesores mediocres hemos salido al extranjero, y no digamos los estudiantes de hoy, mucho m¨¢s viajados que los de las generaciones anteriores. Por eso sabemos, unos y otros, que los modelos universitarios de titularidad p¨²blica no son exportables, puesto que son inseparables de las sociedades que los generan. Oxford, Heidelberg, la Sorbona, ?no son el resultado de la configuraci¨®n del saber amparado por cada uno de los estados en donde se ubican?, ?no tienen una adscripci¨®n cultural?
Pues as¨ª somos muchos/as los que pensamos que la insatisfacci¨®n por las deficiencias de la universidad tiene que resolverse a partir de la situaci¨®n objetiva de nuestra universidad y, principalmente, desde dentro, y, a ser posible, con tanta energ¨ªa como amor. Que, si es un error prescindir del contraste de criterios de los universitarios, todav¨ªa es m¨¢s grave desprestigiar a los desafines porque, por definici¨®n, y admitiendo el esfuerzo personal de cada cual, algo hemos ganado todos cuando nos licenciamos y del paso por la universidad no se puede salir sin reconocer un nivel de magisterio, de apertura de horizontes y de capacidades aprendidas, que da lugar a que la desafecci¨®n de los autodidactas sea contra natura.
Carmen Aranegui es catedr¨¢tica de la Universidad de Valencia.
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