Condenado a dos a?os de prisi¨®n un guardia civil por maltratar a su esposa
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El Juzgado de lo Penal n¨²mero 11 de Sevilla ha condenado a dos a?os de prisi¨®n a Jos¨¦ Antonio Garc¨ªa P¨¦rez por sendos delitos de malos tratos habituales y lesiones a su esposa M. D. V. R., adem¨¢s de obligarle a indemnizar con un mill¨®n de pesetas a la v¨ªctima y de prohibirle expresamente la aproximaci¨®n a ella o su familia durante cinco a?os. El juez Francisco Guti¨¦rrez L¨®pez considera probado que Jos¨¦ Antonio Garc¨ªa, guardia civil destinado en Tomares (Sevilla), atemoriz¨® a su c¨®nyuge con continuas agresiones y vejaciones, que comenzaron incluso antes de que contrajeran matrimonio el 21 de agosto de 1999, aunque a la hora de imponer la sentencia s¨®lo tenga en cuenta los sucesos ocurridos durante los tres meses escasos que convivieron.
Adem¨¢s, el magistrado resuelve deducir el testimonio de otro guardia civil, que declar¨® como testigo en el juicio, por si pudiera constituir delito de falso testimonio. El juez sostiene que las manifestaciones de Ram¨®n Corral Lozano, compa?ero y vecino del acusado, ten¨ªan 'una evidente intenci¨®n exculpatoria del acusado' y que sobrepasaron el l¨ªmite 'razonable'. De igual modo, el magistrado destaca que se neg¨® a auxiliar a la v¨ªctima 'sin justificaci¨®n razonable' para no 'enturbiar sus relaciones' con su compa?ero cuando ella le pidi¨® que lo acompa?ara despu¨¦s de que su marido le pegara.
A pesar de que las agresiones y los insultos se repitieron desde finales de 1997, cuando comenzaron su relaci¨®n, la v¨ªctima decidi¨® casarse tras quedarse embarazada. El matrimonio se instal¨® en una vivienda de la casa cuartel de la Guardia Civil de Tomares, donde durante una discusi¨®n el agente dispar¨® su arma contra la pared sin que este hecho fuese investigado por sus superiores.
La pasividad llama la atenci¨®n del propio juez, que considera inadmisible 'que un hecho de semejante naturaleza no haya sido investigado por los responsables del cuartel', a pesar de que 'caus¨® un considerable agujero en la pared' y de que la v¨ªctima lo puso en conocimiento de un sargento. Despu¨¦s del disparo, la mujer decidi¨® huir de su casa para refugiarse en la vivienda de sus padres.
Igualmente, el magistrado refleja su preocupaci¨®n porque no se indagase en la causa que provoc¨® el aborto involuntario de la mujer, que ella atribuy¨® 'a un fuerte apret¨®n en la barriga que le dio el acusado'. M. D. V. G. decidi¨® abandonar definitivamente el domicilio conyugal el 1 de noviembre de 1999 despu¨¦s de sucesivas agresiones, que se hab¨ªan agudizado en los ¨²ltimos d¨ªas y que culminaron en el disparo. Seg¨²n el fallo, el 29 de octubre el acusado le sac¨® una navaja en el interior del autom¨®vil y, al llegar a la vivienda, la golpe¨® con un destornillador, la pate¨® y le dio pu?etazos. Al d¨ªa siguiente la golpe¨® 'mientras le dec¨ªa que la iba a matar' y 24 horas despu¨¦s, tras increparla por el 'paradero de una camisa', le tir¨® de los pelos y la insult¨®.
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