Mirando al pasado
La semana del PP estuvo dominada por las gotas de totalitarismo que destil¨® la ministra de Educaci¨®n en los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos al comentar la manifestaci¨®n de universitarios del s¨¢bado d¨ªa 1. Y no por la argumentaci¨®n exhibida, que se basaba en el t¨®pico habitual de que los opositores a la LOU eran inconsciente o conscientemente reaccionarios al no aceptar las soluciones progresivas y modernizadoras de su ley, sino porque el procedimiento utilizado en la televisi¨®n estatal fue el mismo que utilizara el r¨¦gimen de Franco: sustituir la expresi¨®n de los manifestantes por el mon¨®logo del titular del poder. Por fortuna, ya no hay grises, pero la l¨®gica es la misma: hacer invisible toda oposici¨®n.
El pasado gravita sobre el PP, incluso en las formas de corrupci¨®n, horizontal, de gente bien conectada con el poder (Gescartera) en vez de la capilar, de pelaos y roldanes que ampar¨® el PSOE. Pero es de nuevo en la LOU donde aparece con m¨¢s claridad la vocaci¨®n de contrarreforma, incluso en la terminolog¨ªa: las Juntas de Gobierno son sustituidas por Consejos de Gobierno. De la revoluci¨®n liberal hemos retrocedido al Antiguo R¨¦gimen. Y no s¨®lo en la etiqueta, pues el principio de representaci¨®n vigente en aqu¨¦llas se altera con el 30 por ciento de consejeros nombrados por el rector. Y en Departamentos y Juntas de Facultad, tambi¨¦n adi¨®s a la democracia; de ser ¨®rganos de decisi¨®n pasan a serlo 'de consulta y asesoramiento', de directores y decanos. Hasta en la habilitaci¨®n se introduce una instancia de revisi¨®n designada desde arriba y sin cualificaci¨®n cient¨ªfica especializada. Nos hemos rejuvenecido 20 a?os.
No escap¨® a esa regla la triunfalista presentaci¨®n por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar de la Fundaci¨®n de fundaciones que ha de reunir a toda la masa encef¨¢lica del partido conservador. Ya la imagen de la mesa presidencial, con personajes recuperados del t¨²nel del tiempo, m¨¢s Esperanza Aguirre, ofrec¨ªa cualquier cosa menos expectativas de innovaci¨®n, y otro tanto puede decirse de las palabras del presidente que se centraron en pronunciar una serie de anatemas. All¨ª no hab¨ªa modernidad, sino contraideolog¨ªa.
Entre las excomuniones formuladas por Aznar en su discurso hubo una particularmente preocupante, por lo que tiene de indicio de la pol¨ªtica a seguir sobre el tema de la inmigraci¨®n: la del 'multiculturalismo'. Con toda probabilidad, esta actitud tiene mucho que ver con la condena del multiculturalismo que figura en el ep¨ªlogo de uno de los libros m¨¢s inquietantes publicados en el ¨²ltimo a?o: las Estampas de El Ejido, del antrop¨®logo vasco Mikel Azurmendi. Azurmendi acaba de ser nombrado responsable del Foro de la Inmigraci¨®n y en el libro ya su posici¨®n progubernamental es inequ¨ªvoca: aquellos que critican la Ley de Extranjer¨ªa, cuyo an¨¢lisis por lo dem¨¢s omite, 'vociferan', y van a parar al mismo infierno que los cronistas anteriores de los sucesos de El Ejido. La imagen que transmite Azurmendi resulta inquietante, si nos atenemos a la descripci¨®n que hace de la mayor¨ªa de los inmigrantes marroqu¨ªes en El Ejido. Son sucios, violentos, ladrones, vengativos, mean en las cerraduras de los coches, etc., etc., por lo cual no hubo en El Ejido violencia racista en una poblaci¨®n cargada de virtudes laboriosas y de generosidad, sino s¨®lo reacci¨®n explicable frente a la brutalidad de ese colectivo. Ejidenses y subsaharianos, perfectos; moros, horrendos. Demasiado f¨¢cil.
Plantear sobre esas bases el rechazo de la multiculturalidad, es decir, de la orientaci¨®n democr¨¢tica a reconocer la cultura musulmana de un amplio colectivo de inmigrantes, proponiendo en cambio su integraci¨®n en una '¨²nica cultura democr¨¢tica', hasta el punto de dejar los magreb¨ªes sin celebrar la Fiesta del Cordero o pasando del Ramad¨¢n, no deja de ser algo preocupante, poco compatible con el 'patriotismo constitucional'. Reconocimiento de la multiculturalidad no significa guetto, ni millet otomano, ni renuncia a la integraci¨®n, sino respeto hacia los rasgos culturales de los inmigrantes que pueden medirse en cientos de miles, en todo lo que no contradiga a una convivencia fundada sobre la libertad y el derecho.
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