Clara Campoamor, un aniversario
Hace setenta a?os, en diciembre de 1931, se hizo realidad el sufragio universal en Espa?a. El derecho de las mujeres al voto se alcanz¨® con la Constituci¨®n de la Segunda Rep¨²blica gracias, entre otras razones, a la capacidad pol¨ªtica y los esfuerzos de Clara Campoamor. A pesar de sus m¨¦ritos, no es un personaje muy conocido de nuestra historia y es dif¨ªcil encontrar su biograf¨ªa en los diccionarios pol¨ªticos o en las enciclopedias de nuestro pa¨ªs.
Fue una mujer y eso oscurece su dimensi¨®n pol¨ªtica. Todav¨ªa hoy se miden las capacidades individuales a trav¨¦s del sesgo de g¨¦nero. Sin ir m¨¢s lejos, hace unos d¨ªas, al vicepresidente del Gobierno le traicion¨® el inconsciente y llam¨® cuota femenina a las diputadas que le interrogaban en el Congreso. Para el se?or Rato, un diputado es un diputado y una diputada es una mujer. Es una de esas traiciones del inconsciente que no son voluntarias pero tampoco son inocentes. Aun hoy tiene sentido defender la participaci¨®n de las mujeres en el Parlamento y hacer realidad el concepto de ciudadan¨ªa sin matices ni discriminaciones.
Clara Campoamor fue la gran pionera de la igualdad. Fue una feminista convencida y dedic¨® buena parte de su vida a la defensa de los derechos de las mujeres.
Clara Campoamor naci¨® el 12 de febrero de 1888. Qued¨® hu¨¦rfana de padre muy joven, tuvo que dejar los estudios y trabajar en todo tipo de ocupaciones para sobrevivir. Retom¨® su formaci¨®n en la edad adulta, complet¨® el bachillerato y termin¨® la carrera de Derecho con 35 a?os. Se incorpor¨® inmediatamente al ejercicio de la abogac¨ªa y llev¨® a cabo la defensa de una serie de casos relacionados con la libertad de las mujeres.
Tambi¨¦n desarroll¨® trabajos de jurisprudencia sobre cuestiones relativas a los derechos de la situaci¨®n jur¨ªdica de las mujeres en Espa?a.
Una vez acabada la dictadura de Primo de Rivera, Clara Campoamor se vincul¨® al Partido Radical y con este partido se present¨® a las elecciones de 1931 para las Cortes Constituyentes de la Segunda Rep¨²blica. Fue elegida como diputada por Madrid y form¨® parte de la comisi¨®n encargada del Proyecto de Constituci¨®n. En esta comisi¨®n llev¨® a cabo una labor importante, por la que destaca hist¨®ricamente su figura como la defensora indiscutible del voto femenino en Espa?a.
Clara Campoamor, oponi¨¦ndose a la postura de su partido, defendi¨® la igualdad entre las mujeres y los hombres en cuanto a sus derechos pol¨ªticos. Tambi¨¦n tuvo que oponerse a Victoria Kent, la otra mujer de las dos diputadas en las Cortes espa?olas en aquel momento, que defend¨ªa la necesidad de emancipaci¨®n femenina pero que consideraba m¨¢s conveniente postergar el momento de conceder a las mujeres el derecho al sufragio.
En el debate de la Constituci¨®n de la Segunda Rep¨²blica se contrapuso el principio de que las mujeres hab¨ªan de tener los mismos derechos que los hombres con la conveniencia pol¨ªtica de no dar una ventaja electoral a la derecha. La cuesti¨®n del voto femenino dividi¨® internamente a muchos partidos pol¨ªticos aunque, finalmente, los criterios de Clara Campoamor se impusieron con el apoyo fundamental del Partido Socialista.
Campoamor supo rebatir los argumentos contrarios al sufragio femenino, tanto los argumentos ideol¨®gicos como los de oportunismo pol¨ªtico. Los partidos conservadores no eran partidarios del voto femenino porque consideraban que la pol¨ªtica no era tarea de las mujeres y ¨¦stas deb¨ªan dedicarse ¨²nicamente a su familia y a su hogar. Sin embargo, apoyaron introducir el sufragio femenino en la Constituci¨®n porque cre¨ªan que las mujeres les dar¨ªan sus votos. Algunos partidos de izquierda, aunque te¨®ricamente defend¨ªan el sufragio femenino, se opon¨ªan a introducirlo en la Constituci¨®n por considerar que las mujeres, influenciadas por los curas cat¨®licos, iban a votar ¨²nicamente a los partidos de la derecha.
De modo que el voto femenino, y con ello el sufragio universal de verdad, se consigui¨® gracias a la extra?a alianza entre los socialistas, que defend¨ªan el voto femenino como un principio de igualdad democr¨¢tica, aunque temieran sus consecuencias, y los partidos de la derecha, que, aunque no defend¨ªan la emancipaci¨®n femenina, ve¨ªan en el derecho femenino al sufragio la oportunidad de obtener una ventaja, porque cre¨ªan contar con el apoyo electoral de las mujeres. No fue ¨¦sta una l¨ªnea divisoria totalmente clara, ya que hubo socialistas que se opusieron al sufragio femenino, como Victoria Kent o Indalecio Prieto, y hubo conservadores que se opusieron porque sus ideas en contra de la emancipaci¨®n femenina eran m¨¢s firmes que su oportunismo pol¨ªtico.
El pron¨®stico acerca de que las mujeres iban a votar a la derecha se demostr¨® err¨®neo, ya que en las dos ocasiones en que las mujeres espa?olas tuvieron oportunidad de acudir a votar, las elecciones de 1934 y las de 1936, los resultados fueron muy diferentes, sin que el voto femenino pudiera interpretarse como la clave de los resultados obtenidos. Hubo una mayor¨ªa conservadora en 1934 y una mayor¨ªa de izquierdas en 1936.
Clara Campoamor defendi¨® el voto femenino en nombre de los derechos de todas las mujeres a ser ciudadanas, sin hacer caso de consideraciones oportunistas en cuanto a cu¨¢les pudieran ser las preferencias pol¨ªticas de las mujeres en un momento concreto. En su argumentaci¨®n Campoamor vincul¨® la obtenci¨®n del voto con la expansi¨®n de la educaci¨®n y de las oportunidades de trabajo para las mujeres, explicando que si las mujeres tuvieran derechos pol¨ªticos podr¨ªan defender mejor sus intereses, alcanzar un nivel educativo mayor y lograr una mayor incorporaci¨®n al trabajo remunerado. Adem¨¢s, desde una posici¨®n de principios, declar¨® que s¨®lo los sistemas pol¨ªticos que otorgaran el voto a las mujeres podr¨ªan considerarse verdaderamente democr¨¢ticos.
La carrera pol¨ªtica posterior de Clara Campoamor la separ¨® del Congreso. No logr¨® ser elegida diputada en 1933 y acept¨® el cargo de directora general de Beneficencia. A partir de los conflictos de octubre de 1934 y de la feroz represi¨®n de los trabajadores de las minas de Asturias, dimiti¨® de su cargo y acudi¨® a Oviedo para socorrer a los hijos de los mineros muertos o encarcelados. Se distanci¨® del Partido Radical, por su apoyo a la represi¨®n de Asturias, y se volc¨® en actividades de protecci¨®n a la infancia, pasando a ser presidenta de la Organizaci¨®n Pro Infancia Obrera. Quiso volver a las Cortes en las elecciones de 1936 con Izquierda Republicana, pero este partido no la acept¨® en sus filas. Tampoco pudo presentarse como miembro de la Uni¨®n Republicana Femenina y hubo de renunciar a su vocaci¨®n de actividad pol¨ªtica parlamentaria.
En 1936, a partir del levantamiento militar contra la Rep¨²blica, abandon¨® Espa?a y en los a?os sucesivos vivi¨® en Francia y en Argentina. Intent¨® regresar a Espa?a en varias ocasiones, pero la dictadura de Franco no se lo permiti¨®. Muri¨® en el exilio, en Suiza, en 1972.
Con la recuperaci¨®n de la democracia en Espa?a, y la consecuci¨®n de una nueva Constituci¨®n que devolvi¨® a las mujeres espa?olas los derechos pol¨ªticos, se reivindic¨® la figura de Clara Campoamor como la de la primera diputada feminista de las Cortes espa?olas. Su imagen se agranda al verla como un antecedente de la lucha por la igualdad de derechos pol¨ªticos entre hombres y mujeres y por su visi¨®n pol¨ªtica de futuro al afirmar simult¨¢neamente la democracia y la ciudadan¨ªa de las mujeres.
In¨¦s Alberdi es catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense. Facultad de Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa. Campus de Somosaguas. Madrid.
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