Una guerra de 3.000 a?os
Encrucijada de caminos entre Oriente y Occidente, por Kandahar han pasado las grandes civilizaciones de la historia y numerosos caudillos se han disputado esta ciudad, que cuenta entre sus castigados muros con 3.000 a?os de guerras. En Kandahar la paz s¨®lo ha existido en peque?os periodos de letargo entre una conquista y otra. Dar¨ªo I la incluy¨® entre sus tierras, pero fue Alejandro Magno, en el siglo IV antes de Cristo, quien se adue?¨® de Kandahar, y muchos le atribuyen su fundaci¨®n.
A caballo entre Persia e India, Kandahar fue un floreciente mercado que pasaba de unas manos a otras con la misma facilidad que sus mercanc¨ªas, pero de unos y otros aprendi¨® t¨¦cnicas que desarroll¨® hasta convertirse en un importante foco de civilizaci¨®n. El regad¨ªo, que aprovechaba con un sistema de canales las aguas de las monta?as, lleg¨® a transformar sus tierras en un aut¨¦ntico vergel cuya fama se extendi¨® a los cuatro vientos y desat¨® la envidia de feroces enemigos.
La islamizaci¨®n de Kandahar se produjo en el siglo VII, cuando fue conquistada por los ¨¢rabes, a quienes siguieron otros pueblos isl¨¢micos como persas, turcos y mogoles. Construye entonces sus primeras mezquitas, de las que no queda nada porque Gengis Kan redujo Kandahar a cenizas. Y apenas las hordas mongoles comenzaron a disfrutar de sus frutales y sus jardines, Tamerlan conquist¨® la ciudad para los turcos en 1383. Los siglos siguientes, Kandahar pas¨® nuevamente de indios a persas hasta que el fundador de Afganist¨¢n, Ahmad Shah Durrani, la convirti¨® en 1748 en la capital del nuevo Estado.
Para entonces, ya era el principal n¨²cleo de poblaci¨®n past¨²n, etnia mayoritaria de Afganist¨¢n, tambi¨¦n muy numerosa en el norte de Pakist¨¢n. Era el nudo en el que conflu¨ªan las v¨ªas de Herat, Kabul y Quetta, adem¨¢s de seguir siendo el punto de conexi¨®n entre Asia Central, Persia e India. Este periodo de apenas tres d¨¦cadas es suficiente para dise?ar la actual configuraci¨®n de la ciudad, que ahora han reducido a escombros los bombardeos de EE UU.
Pero, como si una maldici¨®n hubiese ca¨ªdo sobre este vergel, que supuestamente esconde entre los muros de la sagrada mezquita de Jirk¨¢ la capa del profeta Mahoma, Kandahar sufri¨® durante m¨¢s de cuarenta a?os el hostigamiento de las tropas brit¨¢nicas que trataron in¨²tilmente de conquistarla entre 1839 y 1881.
De vuelta a Inglaterra, la fama de la irreductible Kandahar se extendi¨® con un halo de romanticismo hacia sus bravos defensores que a?os despu¨¦s, en uno de esos extra?os remansos de paz de su historia, se llen¨® de aventureros, de hippies, de j¨®venes ansiosos de conocer el alma de Oriente. Kandahar, que dorm¨ªa a la sombra de la monarqu¨ªa establecida en Kabul, se despert¨® de su sue?o con la invasi¨®n sovi¨¦tica en 1979. Fueron 10 a?os de dura lucha, pero la posterior guerra civil fue a¨²n peor hasta el alumbramiento de los talibanes, que finalmente se han rendido sobre las ruinas de Kandahar.
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