Muestrario crom¨¢tico
Leo en El mundo al atardecer, de Cristopher Isherwood, que hay personas que son como pa¨ªses. Cuando est¨¢s con ellas ¨¦se es tu pa¨ªs y hablas su idioma y no importa d¨®nde est¨¦s: est¨¢s con ellas. Y me acuerdo de otro libro: alguien habla de una patria de gente con la que puedes hablar. As¨ª que pienso que uno deber¨ªa construirse una sociedad propia (bueno, todas las sociedades han sido construidas, aunque casi siempre nos las encontremos hechas): a veces uno tiene la fortuna de estar libre para construirse su propia sociedad. Entonces deber¨ªa pensar en cu¨¢les podr¨ªan ser los ciudadanos, sus conciudadanos. La historia de una vida podr¨ªa ser esto: las sociedades de las que uno fue parte.
Luego estuve hablando con un conocido: habla sin parar, con los ojos en el vac¨ªo, como si estuviera solo. Cuando me mira, estoy seguro que s¨®lo quiere ver si sigo aqu¨ª, en la misma calle que ¨¦l. Yo me acordaba de los debates pol¨ªticos andaluces, que no son debates, son guerras ensimismadas: cada bando se encierra en su habitaci¨®n y grita contra el enemigo. Al d¨ªa siguiente leen sus declaraciones y el efecto de sus declaraciones en los peri¨®dicos: me recuerdan la escena de Ciudadano Kane en la que el matrimonio peleado lee el peri¨®dico (cada uno el suyo) durante el desayuno. Cada uno levanta extraordinarias murallas alrededor de su ciudadela, no para defender las riquezas que atesora, sino para proteger el secreto de su miseria. Dostoievski escrib¨ªa desde Ginebra un d¨ªa de 1868: 'Qu¨¦ fanfarrones y vanidosos son... Es un signo de particular estupidez estar satisfecho de todo...'
No conozco a nadie que me comente los debates pol¨ªticos andaluces: profesionalmente les interesan a algunos amigos, como a m¨ª. S¨ª, me conozco a m¨ª, entre los interesados, y conozco a alg¨²n amigo m¨¢s, profesionalmente interesados siempre. No creo que les importe a muchos m¨¢s el extra?o matrimonio entre Chaves y Mart¨ªnez. No s¨¦ qui¨¦n me dijo que deber¨ªamos tener discernimiento para reunirnos s¨®lo con quienes nos mejoran, sean condisc¨ªpulos, disc¨ªpulos, colegas o maestros. Y hay personas que nos estancan, y no en lo mejor, sino en lo peor de nosotros, y nos ponen a chapotear en el estancamiento (y, aunque nos estancaran en lo mejor, tambi¨¦n lo mejor acabar¨ªa sucio).
Anoche le¨ª en la cama unas palabras del poeta Gabriel Ferrater. Dec¨ªa Ferrater que la literatura sirve para destruir los clich¨¦s y las ideas preconcebidas: es un procedimiento higi¨¦nico. Hay quien s¨®lo habla con clich¨¦s e ideas preconcebidas: lo bueno y lo malo son como esos cat¨¢logos de pinturas en los que puedes se?alar inmediatamente el blanco cadmio y el verde veron¨¦s y el azul prusia. Ferrater quer¨ªa observar directamente a hombres y mujeres. El que maneja ideas preconcebidas (el ide¨®logo) generalmente es un distra¨ªdo que no se fija en el comportamiento de la gente: el ide¨®logo es un alucinado. Son las palabras de Ferrater.
He estado guisando y el tiempo de guisar -mientras se hac¨ªa la comida y yo s¨®lo esperaba- lo he sentido como tiempo fruct¨ªfero: tiempo que sirve para mejorar las cosas, para llevarlas a saz¨®n.
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