Objetos identificados
Ni t¨¦cnicos en radiolog¨ªa, ni expertos en la cosa nuclear o biol¨®gica o qu¨ªmica, ni el consorcio provincial de bomberos, ni las excavadoras, ni la polic¨ªa, ni el lucero del alba, hallaron el objeto volador no identificado que cay¨® en la partida Malafa de Castell¨®n, y que dijo haber visto un antiguo pescador. Todo un acontecimiento en la capital de La Plana, que atrajo la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica, incluidas las c¨¢maras de televisi¨®n. Esta es una ciudad normalita con casi todo, y con adolescentes que se besan en la calle, a pesar de lo que escribi¨® a este ¨²ltimo respecto la divertida Maruja Torres, que se extra?aba de no haber contemplado escena alguna de ternura juvenil en esta urbe vertical. Nuestras calles, desde luego, no son las de San Francisco, pero la normalidad no suele por lo general apenar a los castellonenses, antes al contrario se muestran satisfechos por no ser centro de inter¨¦s informativo.
Aunque aqu¨ª no carecemos de problemas.
Arrastrados por la curiosidad, quienes acudimos por los caminos de La Plana a contemplar el peque?o cr¨¢ter, hipot¨¦ticamente originado en la acequia de Malafa, por el objeto no identificado, tuvimos la oportunidad de divisar durante el paseo otros objetos identificables e identificados. No son meteoritos, aerolitos o chatarra espacial. En el recoveco del barranco seco admira uno la belleza sin par de una nevera desvencijada; poco m¨¢s abajo, junto al ca?averal del Riu Sec, que amarillea con los primeros fr¨ªos, la mirada se fija en el colch¨®n destripado, los escombros de construcci¨®n reciente, los hierros de lo que fuera bicicleta y las maderas amontonadas que un d¨ªa fueron cajas para embalar marisoles o clemennules; de vez en cuando aparece un huerto de c¨ªtricos, abandonado por la mano de su due?o, adornado con bidones de pl¨¢tico que le dan colorido a los troncos secos; a los pies del poste que sustenta un letrero con la leyenda municipal Vertedero clausurado, se amontonan sacos rotos con desechos vegetales de jard¨ªn, que deposit¨® all¨ª alg¨²n c¨®modo e inc¨ªvico ciudadano. Objetos terrestres, todos identificados, que no necesitan de t¨¦cnicos en radiolog¨ªa. Suciedad y poco respeto que no necesitan astrof¨ªsicos, sino ecoparques y civismo, vigilancia y sanci¨®n.
Porque por lo caminos de La Plana capitalina, entre la cuadra Quarta de Dalt y la Quadra Tercera, la curiosidad por los fen¨®menos extraterrestres puede conducir al encuentro con Vicent y Agustina, con la humanidad afable, castellonense, valenciana y sencilla de los dos empleados municipales que se ocupan del reci¨¦n inaugurado Ecoparque. Cort¨® la cinta hace unas semanas el alcalde para poner fin a una suciedad que nunca debi¨® tener principio. Es un recinto limpio y ordenado que suscita un discreto orgullo ciudadano: la esperanza de que la conservaci¨®n y respeto del medio en que vivimos vaya a m¨¢s y mejor. Agustina y Vicent informan, con did¨¢ctica y metodolog¨ªa popular: contenedores dispuestos en c¨ªrculo para depositar la basura seleccionada, la basura en exceso que origina esta mal llamada sociedad del bienestar o el consumo.
Un ejemplo al Oeste de Castell¨®n es el ecoparque que necesita de recintos gemelos en el Este y el Sur y el Norte. Ecoparques que no necesitan de c¨¢maras de televisi¨®n, espacios c¨ªvicos que protegen el entorno y el futuro que son de todos; espacios c¨ªvicos que eliminen la permisividad y justifiquen la sanci¨®n a quienes inc¨ªvicamente dejan caer tanto objeto terrenal y sucio.
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