El Athletic paga su racaner¨ªa
El Salamanca iguala una desventaja de dos goles por el conservadurismo de los rojiblancos
El m¨¢s acreditado visitante del campeonato espa?ol encontr¨® ayer al buen samaritano para disfrutar de una fiesta feliz. Ezquerro, primero, escarb¨® toda la docilidad de la defensa del Salamanca para inventarse un autopase tan sencillo como el¨¦ctrico y dejar tirada a la pareja de vigilantes, que fueron al bulto, olvid¨¢ndose del bal¨®n. Despu¨¦s Stelea cometi¨® el fallo de la noche, convirtiendo un despeje sencillo en un acto r¨ªdiculo para mayor gloria de Ezquerro, que lo deposit¨® en la red con toda la educaci¨®n del mundo. Ocurre que el Athletic entendi¨® equivocadamente la generosidad de su oponente y decidi¨® devolver el regalo sumi¨¦ndose en la m¨¢s absoluta racaner¨ªa con el f¨²tbol y en la actitud m¨¢s conservadora que se le conoce en lo que va de temporada
SALAMANCA 2| ATHLETIC 2
Salamanca: Stelea; Chupri, , Juampa, Quique Medina, Ismael; Marinescu, Rogerio, Redero (Mario, m. 54), Tom¨¢s (Pepe Domingo, m. 71); Robrt y Makukula. Athletic: Aranzubia; Felipe, Lacruz, Ocio, Larrazabal; Orbaiz, Urrutia (Carlos Garc¨ªa, m. 68); Cu¨¦llar (Urzaiz, m. 68), Guerrero (Murillo, m. 68), J. Etxeberria; y Ezquerro. Goles: 0-1. M. 21. Pase de Guerrero al centro del ¨¢rea, Ezquerro amaga el disparo y se hace un autopase para batir a Stelea de tiro alto. 0-2. M. 44. La defensa cede a Stelea, que falla estrepitosamente en el despeje y Ezquerro marca con la izquierda.. 1-2. M. 55, Libre directo hacia atr¨¢s que Rogerio env¨ªa a la red de tiro suave y cruzado. 2-2. M. 73. Bal¨®n cruzado al segundo palo que cabecea Makukula y Robert empalma en el ¨¢rea peque?a. ?rbitro: Puentes Leira. Amonest¨® a Urrutia, Aranzubia, Carlos Garc¨ªa, Marinescu. 8.299 espectadores en El Helm¨¢ntico
El Athletic no jugaba al f¨²tbol, s¨®lo se limitaba a marcar goles, fiel, de inicio, a su espiritu ganador y resolutivo. Sin concesiones. Era el Athletic un equipo an¨ªmicamente confiado, pero esquem¨¢ticamente temeroso, de los que separan entre l¨ªneas, incluyen a sus mediocampistas en la defensa y se conf¨ªan a las acciones individuales. El Salamanca le ayud¨® en el empe?o. Tampoco jugaba, lo suyo era inquietar, con la envergadura de su delantero Makukula, con los balones cruzados de Marinescu o el juego reposado del portugu¨¦s Rogerio. Todo acababa en la zona de nadie, sin apuntes contables de m¨¦rito, que no fueran la moral, la voluntad y la capacidad de resistencia al sufrimiento
Al Athletic, sin embargo, le sobr¨® soberbia o le falt¨® instinto para materializar su jerarqu¨ªa, que no su superioridad, en el marcador. Los dos goles de Ezquerro le adormecieron la mente y le hicieron pensar en la Liga. De pronto le dio un ataque de conservadurismo que meti¨® al equipo en el ¨¢rea. Y el Salamanca hizo gol a bal¨®n parado, en una jugada de patio de colegio. Un libre directo hacia atr¨¢s a un hombre solo. A Heynckes le entr¨® el p¨¢nico y decidi¨® poblar la defensa de centrales, malgastar el centro del campo y olvidarse e los delanteros. Una actitud de equipo peque?o, especulativo, sin m¨¢s argumentos que la fe.
El Salamanca empat¨® en un acto de fe, es decir en un bal¨®n cruzado al segundo palo (el calvario de la defensa rojiblanca) que Roberto empalm¨® a la red cuando m¨¢s defensas ten¨ªa el Athletic. El empate festejaba la voluntariedad del Salamanca y castigaba la indolencia del Athletic. El f¨²tbol, a veces, es as¨ª de justo.
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