"Est¨¢s gordo como un choto"
Curro Garc¨ªa, obsesionado con el peso, dio positivo por un producto que tomaba para inhibir el apetito
No todos los dopajes son iguales. Ni todos los productos son EPO, nandrolona o cosas as¨ª. Hay deportistas que toman substancias prohibidas para ganar, para ser m¨¢s fuertes, m¨¢s r¨¢pidos, m¨¢s duros; hay otros que se dopan para no quedar descolgados. Los hay que saben lo que hacen, los hay que hacen lo que les mandan. Hay, tambi¨¦n, gente como Curro Garc¨ªa. Hay casos como el del joven ciclista de Sotillo de la Adrada, castigado con tres meses de suspensi¨®n por dar positivo en mayo con anfepramona. Hay, eso es, dopaje por necesidad.
Curro Garc¨ªa es un ciclista sensible, un escalador con problemas de autoestima, propenso a creerse menos de lo que es. Un car¨¢cter tirando a d¨¦bil, lo que no es lo m¨¢s indicado para ser feliz en un mundo tan competitivo como el deporte profesional. O para estar a gusto con uno mismo en algunos equipos.
En su primera experiencia profesional, emprendida en 1998, choc¨® con la figura de Javier M¨ªnguez, el extravertido director del Vitalicio.Un director de toda la vida con una obsesi¨®n desmesurada por el peso de los corredores. Su matinal saludo habitual era recordar a los ciclistas lo gordos que estaban; en los desayunos y las cenas, su m¨¢ximo inter¨¦s era controlar las piezas de pan o los cruasanes que engull¨ªa cada corredor. La mayor¨ªa de los ciclistas lo soportaban, aguantaban la presi¨®n. Curro Garc¨ªa, como si fuera masoquista, no.
'Es que M¨ªnguez se pasaba el d¨ªa dici¨¦ndole 'est¨¢s gordo como un choto'', cuenta la madre del ciclista. Curro Garc¨ªa parec¨ªa que reaccionaba bien al tramiento de choque, al rudo trato de M¨ªnguez. O, al menos, eso pareci¨® en el Tour de 1999, en el que el ciclista medio abulense tuvo una destacada actuaci¨®n. Pero la realidad era otra. 'Curro', contin¨²a su madre, 'empez¨® a tener problemas de obsesi¨®n. Com¨ªa y se met¨ªa los dedos para vomitar enseguida. Tuvo problemas de bulimia. Fue un desastre'. Curro Garc¨ªa sufr¨ªa y lloraba.
'M¨ªnguez me dijo que ten¨ªa que resolver mis problemas, as¨ª que me tuve que buscar la vida en el pelot¨®n', explica el propio corredor en la carta de exculpaci¨®n hacia su nuevo equipo, el ONCE, incluida en el expediente sancionador. Curro Garc¨ªa se busc¨® la vida. Encontr¨® unas pastillas, la soluci¨®n m¨¢gica. Las pastillas, la anfepramona, le ven¨ªan muy bien para inhibir el apetito, pero ten¨ªan un pero para un deportista profesional: la anfepramona figura en la lista de substancias prohibidas por sus efectos estimulantes.
Curro Garc¨ªa inger¨ªa el producto con cuidado, se controlaba para no tomarlo la v¨ªspera de las carreras ni durante las vueltas por etapas, y sobrevivi¨®. Aguant¨® sin engordar y pudo ejercer su oficio. Desapareci¨® el Vitalicio y Garc¨ªa fich¨® por el ONCE. 'Ten¨ªa tanto miedo de pasarse con el peso', dice la madre del ciclista, 'que volvi¨® a tomar las pastillas'. Desgraciadamente para ¨¦l, en un control el 12 de mayo de 2001, en la Cl¨¢sica de Alcobendas, Curro Garc¨ªa dio positivo. 'S¨®lo quer¨ªa que Manolo Saiz me viese delgado', escribe el ciclista en su explicaci¨®n. Despu¨¦s de aquella carrera, el ciclista corri¨® el Giro, volvi¨® a Espa?a y desapareci¨® de la circulaci¨®n. En agosto le comunicaron el positivo. El ONCE, como estaba firmado, le rescindi¨® el contrato, aunque le pag¨® por toda la temporada. 'Fue un caso de automedicaci¨®n, ni el equipo ni los m¨¦dicos tuvieron nada que ver', dice Pablo Ant¨®n, del ONCE.
La primera sanci¨®n fue de seis meses, pero luego se le redujo a tres, hasta marzo de 2002. Curro Garc¨ªa se hundi¨®. Parec¨ªa que definitivamente. La depresi¨®n en que se sumi¨® era un pozo sin fondo, un abismo. 'Tuvo que recibir tratamiento psiqui¨¢trico y tomar Prozac', dicen sus amigos. Sobrevivi¨®.
M¨¢s a¨²n. Ahora, Garc¨ªa, concentrado en Italia con su nuevo equipo, es un hombre nuevo, sin problemas de autoestima. Hace vida normal. Ha recuperado la ilusi¨®n por el ciclismo. '?ngel Buenache, su representante, ha hecho un trabajo incre¨ªble con ¨¦l', dice Luis Sanz, su abogado. 'Y el equipo al que ha ido no tiene nada que ver con lo que conoc¨ªa. Lleg¨® all¨ª con la verdad por delante, asumiendo su positivo, y all¨ª se preocupan por ¨¦l. Su director, Vincenzo Santoni, nos lo ha dicho: 'la recuperaci¨®n de Curro es un reto personal para m¨ª''.
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