Un centenario contra el mito y a favor del personaje
ANDR? MALRAUX hubiera cumplido 100 a?os hace pocos d¨ªas. Su centenario comenz¨® con una biograf¨ªa en Gallimard firmada por Olivier Todd y que en la primavera de 2002 editar¨¢ Tusquets. En Babelia del 16 de junio, en una entrevista con el autor se dej¨® constancia de las novedades del libro, que hace inventario de las mentiras de mit¨®mano del futuro ministro de De Gaulle: desde su falsa participaci¨®n en la lucha revolucionaria china hasta su no menos falsa participaci¨®n en actos de la Resistencia contra los nazis en 1941, 1942 o 1943. Todd cuenta c¨®mo Malraux pag¨® esa falsificaci¨®n de su biograf¨ªa, el c¨®mo tuvo que irse separando de sus distintas mujeres, el c¨®mo interioriz¨® el dolor de la muerte de sus hijos. El mito del Gran Escritor, de Intelectual que sabe de todo o del h¨¦roe rom¨¢ntico defensor de todas las Causas justas sale malparado pero el personaje se enriquece y su dimensi¨®n humana cambia.
La televisi¨®n p¨²blica le ha dedicado un especial. Bernard Pivot se cuid¨® de levantar la estatua televisiva de Malraux. Material documental y testimonios de gente que lo conocieron, incluso de alguien que nunca le estrech¨® la mano, el actor Fabrice Luchini, que interrog¨® sobre las formas de la ret¨®rica malrauxiana.
En Bourges, el homenaje tuvo otro significado. Catherine Tasca record¨® que fue en esa ciudad donde se abri¨® la primera Maison de la Culture, primera piedra de una red que 'por el precio de 25 kil¨®metros de autopista, en 10 a?os Francia puede volver a ser el primer pa¨ªs cultural del mundo'. Hoy todas las ciudades francesas tienen el equipamiento cultural con que so?aba Malraux y las instituciones prestan atenci¨®n a la creaci¨®n contempor¨¢nea.
En Par¨ªs, en el Mus¨¦e de la Vie Romantique se intenta dar cuerpo al c¨¦lebre mus¨¦e imaginaire de Malraux. Se resume con obras que el escritor aventurero estimaba importantes para ¨¦l y para comprender el mundo, lo que deber¨ªa ser ese museo ideal.
Otra iniciativa ligada al centenario: el filme Malraux, tu m'etonnes, de Mich¨¨le Rosier, biograf¨ªa larga pero entretenida por atrevida. Dos actores encarnan a Malraux, el primero hasta que es detenido por los nazis, en 1943; el segundo se ocupa del Malraux oficial, ministro y devoto admirador de De Gaulle, escritor de esa formidable locura titulada Les ch¨ºnes qu'on abat en que el general y el escritor, jubilados del poder, evocan con estupor su condici¨®n de dos ¨²nicos europe¨ªstas en Europa.
Adem¨¢s de la reedici¨®n de sus novelas, La condici¨®n humana ha vuelto a ser le¨ªda por adolescentes y j¨®venes, la oraci¨®n f¨²nebre a Jean Moulin ha resonado en varias emisiones de televisi¨®n, pero el estilo engolado de su declamaci¨®n y el delirio l¨ªrico de sus mejores textos no encajan con la ¨¦poca. Quedan, eso s¨ª, sus frases: 'Eso que llamamos Cultura es el conjunto de respuestas misteriosas que puede hacerse un hombre cuando mira en el espejo el que ser¨¢ su rostro de muerto'.
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