Un liberal de otra especie

Algo inquietos por las eventuales repercusiones de la Revoluci¨®n de Julio para sus carreras de magistrados, Alexis de Tocqueville (1805-1859) y su gran amigo Gustave de Beaumont embarcaron el 2 de abril de 1831 rumbo a Estados Unidos con la misi¨®n de estudiar la organizaci¨®n carcelaria del pa¨ªs. Los nueve meses de estancia en Am¨¦rica dejaron recuerdos imborrables para los j¨®venes caballeros y una obra cl¨¢sica para las ciencias sociales: sin embargo, ese libro memorable no fue el informe sobre el sistema penitenciario de Estados Unidos, redactado por Beaumont, sino La democracia en Am¨¦rica, publicada en dos tomos (1835 y 1840) por Tocqueville. (Existe una recomendable edici¨®n cr¨ªtica en castellano a cargo de Eduardo Nolla, Aguilar, 1988).

El primer volumen fue en su tiempo un aut¨¦ntico best seller. La obra sufri¨®, sin embargo, un eclipse de ventas y de citas desde finales del siglo XIX hasta que los acontecimientos de la segunda mitad del siglo XX confirieron una rara actualidad a sus p¨¢ginas. El periplo americano de Tocqueville -se?ala Juan Manuel Ros-fue 'algo m¨¢s que un viaje': las reflexiones sobre aquella experiencia inici¨¢tica son 'una invitaci¨®n a filosofar en serio sobre la incardinaci¨®n en la sociedad de los valores democr¨¢ticos modernos'. Precursor de la historia, la sociolog¨ªa, la politolog¨ªa y la psicolog¨ªa social, la filosof¨ªa pol¨ªtica tambi¨¦n le ofrece a Tocqueville un puesto de honor en su para¨ªso de inmortales.

Algunas perceptivas intuiciones de La democracia en Am¨¦rica, le¨ªdas como si fuesen pron¨®sticos cient¨ªficos, han contribuido a su fama. Durante la guerra fr¨ªa se convirti¨®, as¨ª, en menci¨®n obligada la frase que cierra el primer tomo de la obra: 'Hay hoy en la tierra dos grandes pueblos que, partiendo de puntos de vista diferentes, parecen avanzar hacia el mismo objetivo: son los rusos y los angloamericanos. Cada uno de ellos parece llamado por un designio secreto de la Providencia a tener un d¨ªa en sus manos los destinos de la mitad del mundo'. Pero no siempre los diagn¨®sticos de Tocqueville suenan a profec¨ªas de Nostradamus o est¨¢n recorridos por el 'terror religioso' al avance irresistible de la democracia en el mundo.

En efecto, la finura de sus ob-

servaciones viajeras y la audacia de sus apuestas te¨®ricas le permitieron se?alar tendencias a largo plazo de las sociedades democr¨¢ticas. Sirvan dos ejemplos: de un lado, el individualismo, la atomizaci¨®n, la insolidaridad, la pasi¨®n igualitaria, el hedonismo y la apat¨ªa pol¨ªtica de los ciudadanos son la causa del despotismo estatal, que ofrece protecci¨®n y cuidado a sus s¨²bditos a cambio de obediencia y subordinaci¨®n; de otro lado, la tiran¨ªa de la mayor¨ªa social y la homogeneizaci¨®n de las costumbres silencian las discrepancias.

Los dilemas de la democracia liberal se propone sistematizar, desde el punto de vista de la filosof¨ªa pol¨ªtica contempor¨¢nea, el flujo de ideas, an¨¢lisis, descripciones y propuestas normativas de una obra monumental que esconde bajo su brillante superficie expositiva una atormentada constelaci¨®n de problemas. La b¨²squeda de coherencia interna en el pensamiento de Tocqueville debe pelear, sin embargo, con el obst¨¢culo de unos dilemas existenciales prestos a transformarse en contradicciones l¨®gicas. La fijaci¨®n de t¨¦rminos cuyos significados var¨ªan seg¨²n los contextos es otra de las tareas que lleva a cabo este libro introductorio. Enfrentada como tipo ideal a la aristocracia, la democracia es a la vez un sistema pol¨ªtico nacido de la soberan¨ªa popular, una sociedad basada en la igualdad de condiciones y un ideal normativo de perfeccionamiento ciudadano. La palabra libertad se presta igualmente a ser definida como participaci¨®n en la vida p¨²blica (la libertad de los antiguos) y como barrera protectora del ¨¢mbito privado (la libertad de los modernos).

Las tensiones entre la igualdad democr¨¢tica y la libertad individual son, por lo dem¨¢s, la melod¨ªa -pol¨ªtica, social y moral- dominante en toda la obra de Tocqueville, que se autodefini¨® como 'un liberal de nueva especie' atormentando por un insuperable desgarro ¨ªntimo: 'Tengo por las instituciones democr¨¢ticas una inclinaci¨®n intelectual, pero soy arist¨®crata por instinto. Quiero con pasi¨®n la libertad, la legalidad, el respeto de los derechos, pero no la democracia'.