?Por qu¨¦ lo hemos estropeado todo?
La felicidad se comprende s¨®lo cuando se ha perdido. ?sa es la reflexi¨®n de uno de los personajes de Las palabras de la noche. Reeditada ahora, la novela corta de la narradora italiana Natalia Ginzburg es un magistral retorno a las peque?as cosas desde una mirada incisiva que se traduce en un estilo despojado y esencial.
Sin prisa y con alguna pausa van apareciendo en Espa?a las preciosas piezas literarias de Natalia Ginzburg. A El camino que va a la ciudad (Bassarai), Nuestros ayeres (Debate) y L¨¦xico familiar (Del Bronce) sigue ahora la reedici¨®n de este relato admirable titulado Las palabras de la noche. La verdad es que su literatura trata de las peque?as cosas, de las cosas familiares y, sin embargo, qu¨¦ lejos est¨¢ de la peque?ez literaria. Natalia Ginzburg posee algo maravilloso: una mirada que alcanza la sustancia de las cosas y de la gente y nos la devuelve transformada en una escritura despojada de todo adorno que no sirva para mostrar lo verdaderamente significante. Un verdadero escritor es aquel que, donde los dem¨¢s ven lo mismo, ¨¦l ve lo distinto y logra mostrarlo.
LAS PALABRAS DE LA NOCHE
Natalia Ginzburg Traducci¨®n de Andr¨¦s Trapiello Pre-Textos. Valencia, 2001 128 p¨¢ginas. 1.950 pesetas
Elsa, la narradora de este cuento del paso cotidiano de la gente de un pueblo por su peque?o mundo, abre y cierra el relato acompa?ando a su madre, una charlatana incurable. Sin embargo, a las veinte p¨¢ginas, la narradora se diluye entre los vericuetos de la vida de la gente para volver a reaparecer magistralmente como un 'yo' sesenta p¨¢ginas m¨¢s all¨¢ y tomar el mando de la historia con su propia aventura sentimental. De hecho, hay como una suspensi¨®n del tiempo personal para contar la historia del pueblo y, despu¨¦s, integrarse en ella. La mirada es siempre la suya, pero el protagonismo s¨®lo lo es cuando, recogida la vida de los dem¨¢s en el relato, asume la propia. Porque en la vida de todos los personajes, como finalmente confiesan, el 'pueblo pesa como el plomo, con todas sus muertes' y, en cierto modo, la madre que abre y cierra la historia con su charla insustancial representa ese peso, del mismo modo que la aparente simpleza de las situaciones contiene una depurada visi¨®n del tr¨¢nsito de la vida en un pueblo que es un microcosmos, una representaci¨®n del peso del mundo.
Hay una escena que resume el sentido del libro: 'La felicidad', le dijo ¨¦l, 'siempre parece mentira, es como el agua, y se comprende s¨®lo cuando se ha perdido'. 'Es verdad', le dijo ella. Se qued¨® pensativa y dijo: 'Incluso el mal que hacemos es as¨ª, parece mentira, parece una tonter¨ªa, agua fresca, mientras lo hacemos; si no, la gente no lo har¨ªa, tendr¨ªa m¨¢s cuidado'. 'Eso es verdad', le dijo ¨¦l. Ella le dijo: '?Por qu¨¦ lo hemos estropeado todo, todo?'.
?Y para qu¨¦ necesitan que yo les siga animando a leer este libro, que es tan grande y tan peque?o, tan duro y tan suave como un valle entre las estaciones del a?o, despu¨¦s de estas admirables l¨ªneas que he transcrito?
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