La batalla de las cajas
Normalmente circunscribimos el fen¨®meno del transfuguismo a la esfera de la representaci¨®n pol¨ªtica en sentido estricto. Tr¨¢nsfuga no es quien abandona sin m¨¢s un partido y se integra en otro. Tr¨¢nsfuga es el representante pol¨ªtico, sea concejal o parlamentario estatal o auton¨®mico, que abandona el partido en cuyas listas hab¨ªa sido elegido pero conserva el esca?o y lo pone a disposici¨®n, de manera directa o indirecta, de un partido rival. Quien se va del partido abandonando simult¨¢neamente el esca?o, aunque despu¨¦s acabe integr¨¢ndose en otro partido, no es considerado, con raz¨®n, un tr¨¢nsfuga.
Esta descripci¨®n del transfuguismo limitada a la esfera pol¨ªtica representativa es correcta, pero incompleta. El transfuguismo puede darse tambi¨¦n al margen de las instituciones representativas y su impacto en este terreno puede llegar a ser incluso superior al que tiene normalmente en el ¨¢mbito pol¨ªtico representativo.
El PSOE deber¨ªa examinar cu¨¢l ha sido la conducta de algunos de sus dirigentes, sin la que no hubiera sido posible que la operaci¨®n hubiera adquirido los vuelos que ha alcanzado
Lo hemos podido comprobar en esta legislatura en Andaluc¨ªa. El caso de transfuguismo m¨¢s importante de esta legislatura ha sido, con diferencia, el de los presidentes de las cajas de ahorro sevillanas. Ninguno de ellos hab¨ªa sido elegido por los ciudadanos en una lista de partido, pero ambos hab¨ªan sido designados como consecuencia de su militancia socialista y por decisi¨®n de la direcci¨®n del PSOE. Ambos no s¨®lo no han tenido el m¨¢s m¨ªnimo escr¨²pulo en traicionar la confianza que hab¨ªa sido depositada en ellos, sino que han puesto sus cargos a disposici¨®n del PP para que se pudiera poner en pr¨¢ctica una operaci¨®n de acoso y derribo del Gobierno de la Junta de Andaluc¨ªa.
Porque en esto es en lo que ha consistido la 'batalla de las cajas'. Aqu¨ª no estaba en juego el gobierno de un municipio, sino que lo que estaba en juego era el gobierno de la comunidad aut¨®noma. La operaci¨®n, de haber salido bien, imposibilitaba que Manuel Chaves pudiera continuar siendo presidente de la Junta de Andaluc¨ªa. ?C¨®mo pod¨ªa continuar dirigiendo la comunidad aut¨®noma un presidente que no es capaz de hacer cumplir una ley aprobada por el Parlamento de la propia comunidad? ?Qu¨¦ autoridad hubiera podido conservar el presidente de la Junta si los presidentes de las cajas sevillanas hubieran conseguido imponer la fusi¨®n de las mismas sin la previa renovaci¨®n de sus ¨®rganos de gobierno, como impone de manera inexcusable la Ley 15/99? La rebeli¨®n frente al cumplimiento de la ley de Cajas por parte de los presidentes del Monte y de Caja San Fernando, apoyada pol¨ªticamente por el PP y medi¨¢ticamente por sus medios de comunicaci¨®n, de haber prosperado, no pod¨ªa tener otro desenlace que la dimisi¨®n del presidente de la Junta de Andaluc¨ªa. Este era el alcance de la operaci¨®n. Y por eso ha sido tanta la carne que se ha puesto en el asador. Y hasta el final. Incluso despu¨¦s de que vieran desautorizada su interpretaci¨®n de la ley por el Consejo Consultivo y por diversos ¨®rganos jurisdiccionales, tanto los presidentes de las cajas como los dirigentes del PP insistieron en llevarla adelante. Despu¨¦s de haber fracasado en el intento de fusi¨®n, en lugar de presentar la dimisi¨®n ante el fracaso, intentaron manipular el proceso de elecci¨®n de los representantes de los impositores haciendo uso de manera espuria de los recursos de las propias cajas, con la finalidad de poder mantenerse tras la renovaci¨®n. Y cuando tambi¨¦n han fracasado en esta operaci¨®n, han intentado salirse con la suya con un montaje mafioso, la denuncia de un espionaje inexistente, filtrado adecuadamente a trav¨¦s de El Mundo y escenificado parlamentariamente por Te¨®fila Mart¨ªnez y Antonio Sanz. Que despu¨¦s de archivada la denuncia mediante auto judicial se haya seguido negando la evidencia e intentando hacer decir al auto del juez lo contrario de lo que dice, no es sino la confirmaci¨®n de la naturaleza de la operaci¨®n que se hab¨ªa puesto en marcha.
En Andaluc¨ªa hemos asistido a muchas operaciones de juego sucio, pero ninguna hab¨ªa tenido hasta la fecha la intensidad que ha tenido ¨¦sta. Afortunadamente la consejera de Econom¨ªa y Hacienda, Magdalena ?lvarez, ha tenido la entereza primero y la inteligencia despu¨¦s para soportar el ataque concertado y mafioso del que fue objeto y para dise?ar una estrategia que ha acabado desbaratando la operaci¨®n. Gracias a su capacidad de soportar la presi¨®n sin ceder y a su habilidad para contraatacar, el Gobierno ha podido salir del callej¨®n sin salida en el que lo estaban metiendo. En toda la historia de la autonom¨ªa andaluza no ha habido ninguna ocasi¨®n en la que la continuidad del Gobierno haya dependido de una consejer¨ªa, como ha ocurrido en esta batalla de las cajas. Creo que es de justicia reconocerlo.
Espero que la operaci¨®n sea analizada como se merece por todos y que se extraigan las conclusiones pertinentes. En primer lugar, por el PP. Mientras siga considerando que ¨²nicamente puede ganar en Andaluc¨ªa practicando el juego sucio, es muy dif¨ªcil que pueda conseguirlo. Pero tambi¨¦n el PSOE. Deber¨ªa examinar cu¨¢l ha sido la conducta de algunos de sus dirigentes, sin la que no hubiera sido posible que la operaci¨®n hubiera adquirido los vuelos que ha alcanzado. Los mensajes contradictorios que se han transmitido por el partido durante buena parte de la operaci¨®n han sido lamentables. En pol¨ªtica no se puede jugar con frivolidad en asuntos de tanta envergadura como el que estaba en juego en la batalla de las cajas. Afortunadamente, IU ha sabido estar a la altura en esta ocasi¨®n.
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