Maqroll el Gaviero, un nuevo s¨ªmbolo de nuestras letras
Muchos son los espacios que la literatura hispanoamericana ha revelado a nuestra imaginaci¨®n a lo largo de este siglo: los arrabales de fierro, de milonga y de coraje de Borges, el Macondo fe¨¦rico de Garc¨ªa M¨¢rquez, la Comala desolada de Rulfo, la Buenos Aires fant¨¢stica de Bioy Casares, etc¨¦tera, nutrida galer¨ªa a la que el colombiano ?lvaro Mutis agrega con su personaje Maqroll el Gaviero un s¨ªmbolo m¨¢s de deslumbrante contemporaneidad.
Maqroll es un viejo marino, errante y desesperanzado, que Mutis ha creado para llevar su propia vida paralela y expresar a trav¨¦s de sus Empresas y tribulaciones, lo que han sido sus estados del alma, sus sentimientos m¨¢s profundos, su experiencia del exilio y sus impresiones de incansable viajero. Pero, a pesar de las numerosas andanzas del Gaviero en la poes¨ªa y posteriormente en la novela durante m¨¢s de cincuenta a?os a lo largo de los cuales su autor ha ido moldeando con mesura su car¨¢cter y sus actos, Mutis no nos ha revelado nunca su origen ni su rostro, dej¨¢ndonos saber tan s¨®lo que antiguamente desempe?¨® el oficio de Gaviero, es decir, del marinero que trepado en la gavia o palo mayor del barco otea la inmensidad del horizonte para advertir con su mirada lo que los hombres en cubierta no pueden distinguir cubriendo su figura con un velo que nos impide identificar su verdadero s¨ªmbolo, el de poeta Albatros de Baudelaire que, hecho para la altura, es condenado, sin embargo, a vivir en tierra con los dem¨¢s hombres y a llevar como una cruz sobre sus hombros las gigantescas alas de sus desmesurados sue?os.
Es uno de los pocos h¨¦roes posibles en un mundo a la deriva, sin orillas y sin centro
En su saga de siete novelas iniciada con La nieve del almirante (1986), y prolongada hasta Tr¨ªptico de mar y tierra (1993), Maqroll recorre la selva, la monta?a, el mar y los desiertos, remonta el curso de uno de los grandes r¨ªos americanos a bordo de un planch¨®n desvencijado o se pierde en oscuros socavones en medio de la cordillera enfrascado en empresas descabelladas que no conducen a ninguna parte y que id¨¦ntico sentido tiene seguir que abandonar en las que, no obstante, prosigue entregado a sus cavilaciones porque la acci¨®n en las novelas de Mutis es apenas un pretexto para dar paso a las digresiones po¨¦ticas del Gaviero, que vuelven siempre con distinta vestidura sobre un mismo tema; la torpeza del hombre que interpreta los signos, que realiza el falaz ejercicio de ordenar un caos en otro caos y que no dejar¨¢ de hacerlo porque en eso consiste su paso por la tierra.
Maqroll, desde la atalaya de su barco arroja una mirada metaf¨®rica que abarca lo que se halla m¨¢s all¨¢ de nuestros ojos, convirti¨¦ndose, de esta manera, en el l¨²cido, en el desesperanzado que s¨®lo tiene por refugio la poes¨ªa y que sabe que es imposible saber pues lo ¨²nico cierto es que cada d¨ªa morimos un poco m¨¢s, convicci¨®n que lo empuja a realizar un tr¨¢nsito constante que no es viaje sino mero devenir, aceptaci¨®n de lo fortuito sin m¨¢scaras ni afeites.
La facultad vidente de Maqroll, sin embargo, es una condena pues al poder remontarse por encima de la mirada de los hombres sabe que todo est¨¢ perdido de antemano. No obstante, no reh¨²ye el combate por la vida pues, como los h¨¦roes desesperanzados, no est¨¢ en el fondo re?ido con la esperanza, con esas breves y ef¨ªmeras dichas donde se encuentran las razones esenciales para seguir viviendo.
Con sus disparatadas empresas, de las que no depende el destino de un pueblo ni tampoco el suyo propio que est¨¢ escrito, desde siempre, en las estrellas, la figura de Maqroll errante, vagabunda y desesperanzada lo convierte en uno de los pocos h¨¦roes posibles en un mundo a la deriva que ha perdido sus orillas y su centro.
Samuel Serrano es poeta y ensayista colombiano, que actualmente prepara su tesis doctoral, en la Universidad Aut¨®noma de Madrid sobre la obra po¨¦tica y novel¨ªstica de ?lvaro Mutis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.