La pasividad europea ante la crisis
LOS PRON?STICOS sobre la coyuntura no son buenos. La Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) asegura que la econom¨ªa del conjunto de los 30 pa¨ªses que la componen no aumenta, y el Banco Central Europeo (BCE) estima un crecimiento muy d¨¦bil de la econom¨ªa de la eurozona para el a?o entrante (entre el 0,7% y el 1,7%). Conforme avanzan los d¨ªas, y a pesar de los signos contradictorios que se emiten, parece vencer el realismo de los que afirman que la recesi¨®n ser¨¢ m¨¢s larga de lo previsto, frente al optimismo de quienes defienden que el crecimiento se recuperar¨¢ en la segunda mitad de 2002. El debate parece estar en la profundidad de la recesi¨®n y no en su duraci¨®n.
En Francia se han disparado todas las reivindicaciones a la vez; ha resucitado el 'sindicato del gasto'. Alemania, el guardi¨¢n de la ortodoxia, ha alejado del horizonte el d¨¦ficit cero. Ambos pa¨ªses tienen elecciones a la vista
No deja de sorprender en esta situaci¨®n la par¨¢lisis de la Uni¨®n Europea ante el letargo de su econom¨ªa y el fracaso de no haber sido capaz de sustituir a EE UU como locomotora de la coyuntura mundial. El BCE ha ido siempre por detr¨¢s de la flexibilidad de la Reserva Federal en la pol¨ªtica monetaria, y el Consejo de Ministros de Econom¨ªa y Hacienda no ha sido capaz a¨²n de resolver la duda de si hay o no que suspender el Pacto de Estabilidad y Crecimiento ante la magnitud de la crisis econ¨®mica. Duda metaf¨ªsica, porque los pa¨ªses m¨¢s importantes de la zona ya han resuelto, por la v¨ªa de los hechos, aumentar los niveles de d¨¦ficit para atender el mayor gasto p¨²blico motivado por las dificultades de los ciudadanos (mayor desempleo, mayor protecci¨®n social). La pol¨¦mica sobre el d¨¦ficit cero s¨®lo est¨¢ vigente en Espa?a, aunque ya se sabe a qu¨¦ precio: palas de contabilidad creativa en los presupuestos; clandestinidad en las decisiones del Ejecutivo, que margina al Parlamento, y subida de impuestos no como parte de la pol¨ªtica econ¨®mica antic¨ªclica, sino de la pol¨ªtica electoral (los bajar¨¢n poco antes de los comicios, sea cual sea la coyuntura en ese momento).
Todo ello para mantenernos como estamos. Si Europa (y mucho m¨¢s Espa?a) atendiese como se debe a la brecha digital que nos separa de EE UU, habr¨ªa de aumentar la proporci¨®n de gasto p¨²blico y privado para atender a la sociedad del conocimiento y al I+D. Ello significar¨ªa una recomposici¨®n del gasto que los Gobiernos no parecen nunca dispuestos a iniciar.
Mucho menos en periodo preelectoral. Una de las razones de la par¨¢lisis de la pol¨ªtica econ¨®mica de la UE es que no funciona el tradicional eje franco-alem¨¢n. Tanto Francia como Alemania tienen elecciones en el a?o entrante, y ya se sabe lo que est¨¢ ocurriendo. En nuestro pa¨ªs vecino ha comenzado la tradicional oleada de reivindicaciones salariales en el sector p¨²blico de casi todos los a?os. Jospin ha cedido a las peticiones de los gendarmes y se han extendido como una mancha de aceite las de los dem¨¢s colectivos: profesores de ense?anza primaria, secundaria y superior; m¨¦dicos, empleados de Correos y del Banco de Francia, enfermeros,... todos corren al grito de 'y yo, y yo'. Tan es as¨ª que el ministro de Econom¨ªa, Laurent Fabius, ha lanzado la se?al de alarma. Ya se sabe que los ministros de Econom¨ªa y Hacienda suelen ser los frenos del sindicato del gasto que se crea naturalmente en los Gobiernos antes de unas elecciones. Alguien ha dicho que bajo el presupuesto, todos toman Prozac.
M¨¢s parad¨®jico es lo que sucede en Alemania. Recu¨¦rdese que desde hace una d¨¦cada, cuando se firm¨® el Tratado de Maastricht, y se hicieron oficiales los famosos criterios de convergencia (inflaci¨®n y tipos de inter¨¦s bajos, tipos de cambios estables, equilibrio en las cuentas p¨²blicas y deuda p¨²blica decreciente), los guardianes de la ortodoxia y encargados de poner nota al resto de los pa¨ªses fueron los alemanes. Lo importante era la inflaci¨®n, no el crecimiento. Alemania es hoy el pa¨ªs que m¨¢s claramente ha alejado el d¨¦ficit p¨²blico del horizonte inmediato, al mismo tiempo que es el pa¨ªs que con mayor contundencia sufre los efectos de la par¨¢lisis econ¨®mica. Buena lecci¨®n para los dogm¨¢ticos en el a?o del euro.
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