Con el p¨²blico en el bolsillo

Inmediata, c¨¢lida, cari?osa y siempre dispuesta a agradar, la canaria Rosana se meti¨® al p¨²blico, que hab¨ªa agotado las localidades del recinto, en el bolsillo desde su misma irrupci¨®n en el escenario, adornado exclusivamente con unas enormes redes marineras que ca¨ªan del techo.

Arropada por una banda sencilla que refuerza el esp¨ªritu de lo que fue la canci¨®n de los setenta, la cantante present¨® los temas de su tercer disco hom¨®nimo, no dejando que sus anteriores y abrumadores ¨¦xitos empa?aran el valor de las novedades. En ese sentido hace bien, porque el nuevo material supone cierta ruptura, o, por lo menos, una evoluci¨®n apreciable con respecto a los exitosos Lunas rotas y Luna nueva.

La compositora e int¨¦rprete se movi¨® comodamente, como siempre, entre baladas, medios tiempos lentos, influjos brasile?os, boleros, reggaes, twist y rumbas un tanto sui g¨¦neris, para sacar a la luz el misterio, la ternura, el enamoramiento, la textura po¨¦tica que poseen sus nuevas canciones: Si pongo coraz¨®n, Donde ya no te tengo, Llor¨¦, En la otra orilla... Rosana, con la carcajada c¨®mplice siempre en la boca, estuvo todo el tiempo hipercomunicativa, bromeando con el p¨²blico, haciendo que el cantante Carlos Dom¨¦nech contara chistes e, incluso, baj¨¢ndose del escenario para cantar desde el mismo anfiteatro.

El final fue apote¨®sico, con todo el p¨²blico acompa?ando a la artista en la interpretaci¨®n de El talism¨¢n y A fuego lento.