Un nuevo idilio de la diva con el Liceo
El Liceo parece querer revivir en el nuevo siglo su hist¨®rico y glorioso idilio art¨ªstico con Montserrat Caball¨¦. El incendio que destruy¨® el teatro en enero de 1994 cerr¨® dram¨¢ticamente la negra etapa de conflictos y desencuentros que la mantuvieron alejada del coliseo l¨ªrico barcelon¨¦s desde 1990, cuando abandon¨®, con ruido de tambores de guerra, una producci¨®n de La walkiria por desavenencias art¨ªsticas. La paz se firm¨® con las cenizas del teatro a¨²n humeando y Caball¨¦, cuya ¨²ltima actuaci¨®n en el Liceo tuvo lugar en diciembre de 1989, en una producci¨®n de La fiamma, de Respighi, volvi¨® a ser parte esencial de la vida art¨ªstica del teatro.
Tras actuar en dos recitales en las dos primeras temporadas del reconstruido teatro, Caball¨¦ estrecha su relaci¨®n lice¨ªsta en esta tercera temporada del coliseo con Enrique VIII, abriendo una nueva etapa llena de proyectos. 'Hay muchas ¨®peras que a¨²n puedo cantar, pero nunca voy a enga?arme a m¨ª misma y al p¨²blico, ni cantar traicionando al autor. Uno de mis proyectos, en el que participan varios teatros europeos que ahora no puedo desvelar, es el estreno en 2003 de una ¨®pera de Donizetti, Maria Padilla, en una edici¨®n cr¨ªtica que recupera la partitura manuscrita completa. Tambi¨¦n buscamos un nuevo t¨ªtulo escenificado para el Liceo, que probablemente ser¨¢ Maria Victoria, de Respighi', explica.
Las peores cr¨ªticas
En su ¨²ltima actuaci¨®n esc¨¦nica, en julio de 1992 en el Covent Garden de Londres, interpretando a Madame Cortese en Il viaggio a Reims, Caball¨¦ recibi¨® algunas de las peores cr¨ªticas de toda su carrera, que se cebaron ante todo en su actuaci¨®n teatral. Ante las cr¨ªticas furibundas que, desde hace a?os, vaticinan su retirada de los escenarios, Caball¨¦ dice con resignaci¨®n: 'El tiempo pone a cada uno en su lugar'.
En el montaje, dirigido esc¨¦nicamente por John Cox, el hotel de Madame Cortese serv¨ªa tambi¨¦n de centro de salud y Caball¨¦ repart¨ªa manzanas a los invitados. 'Todos los gags que hac¨ªa, hilarantes o exagerados, eran cosa de la puesta en escena. En un momento divertido, yo le dec¨ªa al director de orquesta que comer manzanas era lo m¨¢s sano que hay y le lanzaba una. ?l la cog¨ªa al vuelo, la mord¨ªa y dec¨ªa que era muy buena', recuerda la soprano.
La manzana acab¨® siendo la fruta de la discordia porque, antes del estreno, Caball¨¦ recib¨ªo una nota oficial del teatro en la que le comunicaban que el lanzamiento de manzanas hab¨ªa puesto en peligro a los m¨²sicos de la orquesta y que no deb¨ªa repetirse. 'La nota no me pareci¨® correcta y cre¨ª que el p¨²blico deb¨ªa saberlo, y aprovech¨¦ el di¨¢logo con el director de orquesta para leerla. As¨ª todos supieron que no me dejaban lanzarle la manzana', concluye.
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