Jos¨¦ Saramago reclama un aut¨¦ntico debate sobre la esencia de la democracia
El escritor publica los segundos 'Cuadernos de Lanzarote', un cuento infantil y un 'Crisol¨ªn'
Jos¨¦ Saramago (Azinhaga, Portugal, 1922) present¨® ayer en Madrid tres nuevos libros. Los segundos Cuadernos de Lanzarote, su diario sobre los dos a?os anteriores a la concesi¨®n del Nobel en 1998; tres relatos contenidos en la edici¨®n de 2001 del tradicional Crisol¨ªn de Aguilar, y un cuento infantil, La flor m¨¢s grande del mundo, escrito hace 25 a?os y ahora rescatado. Saramago habl¨® de ¨¦stas y de sus pr¨®ximas obras, el Cuaderno de 1998 y una nueva novela, y afirm¨® que es necesario un debate sobre la esencia de la democracia 'en un mundo donde el poder no es democr¨¢tico'.
Jos¨¦ Saramago present¨® sus tres nuevas obras, editadas por Alfaguara (Cuadernos de Lanzarote II. 1996-1997, y La flor m¨¢s grande del mundo) y Aguilar (Somos cuentos de cuentos) en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, acompa?ado por sus editores: Amaya Elezcano, Ana Rosa Sempr¨²n, Victoria Chapa y Juan Cruz. El segundo volumen de sus Cuadernos fechados en Lanzarote -donde reside desde 1993 con su esposa y traductora al espa?ol, Pilar del R¨ªo- han querido ser clasificados como una especie de diario, libro de viajes, novela de un solo protagonista o libro colectivo con m¨²ltiples voces, seg¨²n se dijo sobre su primera entrega de 1993-1995; literatura, en fin, y reflejo de sus vivencias y visi¨®n del mundo. El Nobel cont¨® ayer que la publicaci¨®n de los Cuadernos de 1996 y 1997 se retras¨® por el exceso de trabajo a que ha estado sometido en los ¨²ltimos a?os; pero prometi¨® que en el oto?o de 2002 tendr¨¢ listo el volumen de 1998, el del a?o en que le concedieron el Nobel de Literatura, y tambi¨¦n una nueva novela, cuya 'idea', de la que no quiso hablar, le 'lleg¨®' hace pocas semanas, para la que ya tiene t¨ªtulo, El hombre duplicado, y que espera escribir en unos meses.
Saramago cuenta en los Cuadernos sus viajes a Portugal, Brasil, EE UU o China; sus encuentros con Chomsky, Goytisolo, Mailer, Niemeyer, Jorge Amado, S¨¢bato o Fuentes, y transcribe art¨ªculos y algunas cartas de sus lectores, que se convierten en 'documentos humanos de una profundidad extraordinaria'.
Despu¨¦s del 'Ensayo'
'No conozco a George Steiner, nunca lo he visto, nunca he hablado con ¨¦l; en fin, soy inocente...', escribe Saramago sobre la menci¨®n del cr¨ªtico en The New Yorker de El a?o de la muerte de Ricardo Reis como 'una de las grandes novelas de las letras europeas recientes'. 'Sombra entre sombras, su voz de ceniza lentamente fue cubriendo la sala, los estantes, las caras, los bultos, las manos. Le dije que hasta para descreer de la raz¨®n ten¨ªamos necesidad de la raz¨®n', escribe sobre S¨¢bato. Saramago cuenta c¨®mo fueron los meses posteriores a la publicaci¨®n de Ensayo sobre la ceguera, y su encuentro en Azinhaga con su hermano muerto, Francisco. 'La pregunta que me hago ahora es tan simple como aterradora: despu¨¦s del Ensayo, ?qu¨¦?'. Y sobre su ¨¢rbol literario: Camoes, Cervantes, Montaigne, Freud, Voltaire, Pessoa; o sobre su lugar en la literatura: 'Evidentemente, todav¨ªa es pronto para saber si habr¨¦ dado a la literatura algo que merezca la pena, pero lo que la literatura me ha dado a m¨ª, eso lo s¨¦: me ha dado esas personas desconocidas que me paran en las calles de Lisboa para saludarme, para desearme salud, para decirme que esperan otro libro y que siga trabajando a¨²n mucho tiempo...'. O sobre Gorbachov ('anuncia pizzas en la televisi¨®n rusa...') y Dario Fo, Nobel de 1997 ('Fue muy simple. Est¨¢bamos en la cocina, Pilar y yo, solos, cuando la radio inform¨® que el Premio Nobel hab¨ªa sido concedido a Dario Fo. Nos miramos tranquilamente y dije: 'Bien. Podemos volver a nuestro sosiego').
El poder
El Nobel portugu¨¦s tambi¨¦n habl¨® ayer de la crisis portuguesa tras las ¨²ltimas elecciones municipales como algo previsible. 'Cuando la izquierda hace el trabajo de la derecha, simplemente llega un momento en que la derecha dice: 'Ya no te necesito'. Y alert¨® sobre las limitaciones de los ciudadanos del mundo en un momento en que 'cuando se debate todo, se opina sobre todo, hay un debate al que nadie se atreve a enfrentarse, el debate sobre la democracia'. 'No podemos hablar de democracia cuando el poder en el mundo, el poder econ¨®mico, no es democr¨¢tico'. 'Los gobiernos son los comisarios pol¨ªticos del poder econ¨®mico'. 'Los ciudadanos podemos quitar un gobierno y poner otro, pero lo que no podemos hacer es quitar una multinacional porque nos moleste o est¨¦ causando da?o, y el problema es que nos comportamos como si vivi¨¦ramos en un mundo democr¨¢tico'.
Para Jos¨¦ Saramago, el problema central ha sido siempre el poder y qui¨¦n lo tiene y a qui¨¦n beneficia, por lo que plante¨® tres preguntas que deben responderse en ese debate: ?por qu¨¦ ocurre lo que ocurre?, ?para qu¨¦ ocurre lo que est¨¢ ocurriendo?, y ?para qui¨¦n, a qui¨¦n beneficia lo que ocurre?
Sobre el mundo despu¨¦s del 11 de septiembre, Saramago no cree que vivamos el final de una era, pero s¨ª que los cambios cient¨ªficos y tecnol¨®gicos, las m¨¢quinas, producir¨¢n una nueva forma de entender el mundo, nuevas relaciones humanas y de dominio, porque no todos se beneficiar¨¢n en la misma medida. 'De alguna manera, nosotros a¨²n estamos cruzando un puente, seguramente nosotros no llegaremos al final, pero el resultado ser¨¢ un ser humano distinto'.
Contar historias
Jos¨¦ Saramago escribi¨® La flor m¨¢s grande del mundo hace 25 a?os y lo olvid¨®. Hasta que sus editores decidieron rescatarlo en una cuidada edici¨®n ilustrada por Jo?o Caetano. Aunque el escritor cree que no debe acotarse la literatura por edades -'los ni?os deben leer de todo; evidentemente, seg¨²n su capacidad de comprensi¨®n, su vocabulario, su percepci¨®n del mundo...'-, se mostr¨® encantado con su incursi¨®n en el mundo infantil y dijo que lo mejor es dar al ni?o una libertad sin l¨ªmites para que ¨¦l mismo 'se cuente la historia con sus im¨¢genes, sus palabras y su propia imaginaci¨®n'. Tambi¨¦n dijo, sobre el Crisol¨ªn de Aguilar, que a estos libros no hay m¨¢s remedio que tenerlos cari?o. Somos cuentos de cuentos contando cuentos, nada re¨²ne tres relatos: 'Silla', 'Centauro' y 'Cuento de la isla desconocida'. Saramago comenta en las primeras p¨¢ginas c¨®mo a?adi¨® dos palabras, de cuentos, a la frase de Ricardo Reis, 'aquel heter¨®nimo de Fernando Pessoa que m¨¢s me ha inquietado a lo largo de la vida', y reflexiona sobre los c¨®mos y porqu¨¦s de su producci¨®n literaria: '?Qu¨¦ hacemos los que escribimos? Nada m¨¢s que contar historias. Las contamos los novelistas, las contamos los dramaturgos, las contamos los poetas, nos las cuentan igualmente aquellos que no lo son, y no llegar¨¢n a ser nunca, poetas, dramaturgos o novelistas. El simple pensar y el simple hablar cotidiano son ya una historia'.
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