Con Gilbert B¨¦caud desaparece uno de los grandes mitos de la canci¨®n francesa
El autor de 'Et maintenant' ten¨ªa 74 a?os y viv¨ªa en una barcaza en el Sena
Par¨ªs Gilbert B¨¦caud, el autor de Et maintenant, falleci¨® ayer en su domicilio de Par¨ªs -una barcaza en el Sena- v¨ªctima de un c¨¢ncer de pulm¨®n. Desde 1954, B¨¦caud era una de las grandes figuras de la canci¨®n francesa, autor de m¨¢s de 400 canciones, algunas de ellas convertidas en grandes ¨¦xitos internacionales y adaptadas por artistas de la talla de Frank Sinatra, Bob Dylan, Elvis Presley o Marlene Dietrich.
La canci¨®n francesa perdi¨® ayer con Gilbert B¨¦caud a uno de sus m¨¢s grandes int¨¦rpretes y una de las primeras figuras del Olympia de Par¨ªs. El presidente de la Rep¨²blica francesa, Jacques Chirac, afirm¨®, evocando uno de los t¨ªtulos de mayor ¨¦xito del int¨¦prete, que 'el silencio y la tristeza se instalan cuando muere el poeta'. Chirac calific¨® a B¨¦caud de 'uno de los embajadores de m¨¢s talento de la canci¨®n francesa'. La ministra de Cultura francesa, Catherine Tasca, se?al¨® que B¨¦caud 'marc¨® el ritmo de nuestras vidas con sus maravillosas canciones y suaviz¨® la vida de personas en todo el mundo'. 'Con ¨¦l desaparece tambi¨¦n una parte de nosotros mismos', a?adi¨® Tasca.
Nacido en 1927 en Toulon, hijo de comerciantes, p¨¦simo estudiante, Gilbert B¨¦caud se llamaba en realidad Fran?ois Gilbert Silly. Tras la guerra contra los ocupantes alemanes, el joven Silly se instal¨® en Par¨ªs trabajando como pianista en distintos night-clubs y componiendo sus primeras canciones conocidas para Edith Piaf o en colaboraci¨®n con Charles Aznavour, al que conoci¨® en casa de la cantante y con el que toc¨® el piano a cuatro manos en innumerables ocasiones. Es el momento en que decide simplificar su nombre.
Estrella del Olympia
En 1954 le invitan a ser la estrella de la reapertura del Olympia. El concierto es un ¨¦xito enorme y el p¨²blico joven, electrizado, rompe las butacas de la sala. B¨¦caud se ve rebautizado como monsieur 100.000 voltios y consagra un nuevo tipo de cantante, m¨¢s f¨ªsico que sus predecesores, incapaz de permanecer sentado detr¨¢s de un piano que tan pronto acariciaba como aporreaba. Con B¨¦caud se incorpora a la canci¨®n francesa un sentido innato del swing y una voz y capacidad histri¨®nica digna de un urlatore, al tiempo que se mantiene la calidad de los textos como caracter¨ªstica com¨²n a los Aznavour, Jacques Brel, George Moustaki, Piaf, Yves Montand o Trenet.
Durante casi cincuenta a?os de carrera, B¨¦caud, siempre en terno azul y corbata de lunares, fumando incesantemente entre bambalinas, ha obtenido ¨¦xitos importantes. La ya citada Et maintenant, reconvertida en Why now my love por las m¨¢s de 150 voces anglosajonas que la adaptaron, es la m¨¢s conocida, pero tambi¨¦n Je t'appartiens (Let it be me en la voz de Bob Dylan) o Nathalie, un homenaje a la joven rusa que le sirvi¨® de gu¨ªa durante uno de sus viajes a Mosc¨², cruzaron las fronteras. Su tema Dimanche a Orly ser¨¢ objeto de homenaje por parte de Jacques Brel, L'important c'est la rose es adoptada por plateas enteras que la tararean o Les march¨¦s de Provence se convierte en un elogio de todo un modo de vida y un pa¨ªs.
Padre de seis hijos fruto de dos matrimonios y una adopci¨®n, B¨¦caud sorprend¨ªa por su explosiva vitalidad. A principios de los noventa fue operado de un tumor en la mand¨ªbula, pero eso no le impidi¨® reaparecer y obtener, en el a?o 2000, un nuevo ¨¦xito con SOS Mozart, una canci¨®n compuesta en la ambulancia, o de grabar un ¨²ltimo disco -Mon cap- estando ya muy enfermo.
Empe?ado en obtener un reconocimiento cultural que se le regatea a la canci¨®n popular, B¨¦caud hab¨ªa compuesto una ¨®pera -L'op¨¦ra d'Aran (1962)-, una cantata y una comedia musical, as¨ª como grabado una disco-novela en la que contaba su vida: Une vie comme un roman (1993). En 1974 le condecoraron con la Legi¨®n de Honor y durante los sesenta actu¨® en todos los pa¨ªses del mundo, a un ritmo de 250 galas por a?o. En m¨¢s de treinta ocasiones fue el principal protagonista de la temporada del Olympia, lo que explica el que se le levantara una estatua en vida. Tantos reconocimientos, sin embargo, no impidieron el alejamiento del p¨²blico joven, muy distinto del que en 1954 le hab¨ªa encumbrado.
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