Siempre nos quedar¨¢ Par¨ªs
Por una de esas casualidades perversas de la vida, han coincidido el mismo d¨ªa los nombramientos de In¨¦s Arg¨¹elles como directora gerente del teatro Real de Madrid y G¨¦rard Mortier como director delegado de la ?pera de Par¨ªs a partir de 2002, un paso previo para ocupar la direcci¨®n general a finales de verano de 2004, una vez que concluya el actual mandato de Hughes Gall y la propia direcci¨®n de Mortier en la Trienal del Ruhr en Alemania. La designaci¨®n de Arg¨¹elles ha sido una sorpresa; la de Mortier era m¨¢s o menos previsible.
La nueva situaci¨®n del Real plantea m¨¢s de un interrogante. Con Garc¨ªa Navarro y Cambreleng se ha cubierto una etapa llena de vaivenes y con una nefasta falta de comunicaci¨®n entre sus cabezas rectoras. Sin embargo, los frutos m¨¢s esperanzadores de pol¨ªtica art¨ªstica aplicada a la ¨®pera estaban floreciendo estos ¨²ltimos meses. La presencia de Graham Vick y Carlos ?lvarez en Rigoletto, o la de L¨®pez Cobos y Flotats en la ahora en cartel Cos¨¬ fan tutte son, al margen de los resultados art¨ªsticos, apuestas de peso: uno de los directores de escena m¨¢s internacionalmente influyentes, un bar¨ªtono espa?ol en la cresta de la ola que asume por primera vez un simb¨®lico papel erizado de dificultades, un director musical a?orado en su pa¨ªs en el terreno l¨ªrico despu¨¦s de una d¨¦cada al frente de la Deutsche Oper de Berl¨ªn, un director de escena catal¨¢n de talento indiscutible que da sus primeros pasos en el teatro l¨ªrico. En una apasionante mesa redonda en el C¨ªrculo de Bellas Artes, Cambreleng mostraba con una sinceridad elogiable las dificultades de programar ¨®pera en un lugar como Madrid. Al ex director general del Real se le podr¨¢n reprochar otras cuestiones, pero en ning¨²n caso su amplio conocimiento del universo l¨ªrico y, a pesar de su conservadurismo, sus intentos t¨ªmidos de una apertura dentro del terreno esc¨¦nico. La idea de contar con Flotats, por ejemplo, fue suya. Garc¨ªa Navarro se enter¨® de esa decisi¨®n por los peri¨®dicos, mientras ¨¦l estaba invitando paralelamente a Wernicke. Uno de los graves problemas del Real durante estos a?os es que ni Cambreleng ni Garc¨ªa Navarro han dado, salvo en situaciones aisladas (el extraordinario Parsifal del maestro valenciano, pongamos por caso), la medida de sus posibilidades reales, atenazados como estaban por una rivalidad in¨²til y por una delimitaci¨®n de competencias confusa. As¨ª se perdieron en absurdas pol¨¦micas, con lo que algunas cuestiones fundamentales del teatro se aparcaban en el ba¨²l del olvido. Los pol¨ªticos, mientras tanto, dorm¨ªan la siesta.
Que Emilio Sagi e In¨¦s Arg¨¹elles formen esa pareja ideal para solucionar los problemas pendientes es harina de otro costal (lo del director musical a?ade otro elemento m¨¢s de complicaci¨®n, pues no es tan seguro que L¨®pez Cobos acepte esa responsabilidad), pero, en cualquier caso y para no incidir en viejos errores, habr¨ªa que delimitar en profundidad cu¨¢les son las competencias de cada uno. Si la nueva directora gerente va a ser una simple administradora de recursos o, por el contrario, va a tener un papel en la definici¨®n de la filosof¨ªa del teatro, en su vinculaci¨®n con la sociedad, en su proyecci¨®n internacional y hasta en su imagen hacia el exterior. En cuanto a Sagi queda la razonable duda sobre si su cometido se va a limitar a la programaci¨®n o si va a tener unas perspectivas m¨¢s ambiciosas. El Ministerio de Cultura deber¨ªa explicar todos estos detalles y muchos otros, en vez de frivolizar con un sorprendente triunfalismo, antes de que los nubarrones amenazadores que pesan sobre la clientela l¨ªrica en este momento se conviertan en tormenta.
Contrasta toda esta ligereza, al menos aparente, en la toma de decisiones con la pol¨ªtica cultural a largo plazo que la ministra de Cultura de Francia, Catherine Tasca, ha formulado para la designaci¨®n del director de la ?pera de Par¨ªs en la persona de G¨¦rard Mortier, con casi tres a?os de anticipaci¨®n en el mando en plaza y una inmediata responsabilidad en el dise?o de ideas. Evidentemente, en el pa¨ªs vecino s¨ª tienen las cosas claras respecto a la pol¨ªtica l¨ªrica y sus implicaciones ciudadanas. Respecto a Mortier, casi parece un chiste recordar ahora que cuando se le preguntaba en los ¨²ltimos a?os ad¨®nde desear¨ªa ir despu¨¦s de Salzburgo contestaba sin vacilaciones que a Par¨ªs o Madrid. De los contactos que mantuvo con los responsables pol¨ªticos espa?oles de entonces para una posible vinculaci¨®n con el Real (Lissner a¨²n no hab¨ªa aparecido en escena) m¨¢s vale que corramos un tupido velo. Al menos, siempre nos quedar¨¢ Par¨ªs.
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