De Bonn a Kabul
Transici¨®n afgana
Es dif¨ªcil imaginar que el futuro de un pa¨ªs pueda decidirse en lugares y circunstancias tan diferentes, pero Bonn y Tora Bora son dos nombres que a buen seguro pasar¨¢n a la historia de Afganist¨¢n. Tan s¨®lo una semana llev¨® a este corresponsal de los lujosos salones de Petersberg, el hotel cercano a Bonn donde se negoci¨® la formaci¨®n del Gobierno provisional afgano, hasta las ¨¢ridas monta?as de Tora Bora, ¨²ltimo reducto de Al Qaeda. Ha sido un viaje largo y lleno de contrastes.
Bonn y Tora Bora pueden ser, respectivamente, el principio y el final de dos maneras contrapuestas de entender Afganist¨¢n. El s¨¢bado toma posesi¨®n en Kabul la Administraci¨®n interina salida de las negociaciones, que presidir¨¢ el past¨²n moderado Hamid Karzai. Los seis meses que durar¨¢ su mandato dir¨¢n si los afganos son capaces de reconstruir su pa¨ªs mediante la negociaci¨®n o si volver¨¢n a los enfrentamientos.
Construir una democracia ser¨¢ una tarea extremadamente dif¨ªcil en un pa¨ªs donde a¨²n sobreviven estructuras feudales y que ha hecho de la guerra un modo de vida. No hay muchos ejemplos de periodos democr¨¢ticos en la historia de Afganist¨¢n, y el enorme poder que todav¨ªa ejercen los se?ores de la guerra en sus respectivos feudos no es precisamente el mejor punto de partida. Pero el acuerdo de Bonn ofrece al menos una oportunidad, quiz¨¢ la ¨²nica posible en las actuales circunstancias, para que comience la recuperaci¨®n, se respeten los derechos de las mujeres y se ponga en marcha un sistema educativo en condiciones.
La presi¨®n internacional ser¨¢ clave para que la transici¨®n afgana llegue a buen puerto. Abandonar su suerte al pa¨ªs podr¨ªa devolver a los afganos a los enfrentamientos tribales que devastaron el pa¨ªs a principios de los a?os noventa, tras la retirada del Ej¨¦rcito sovi¨¦tico. Una vez derrotada Al Qaeda, al menos en su flanco afgano, y con Osama Bin Laden fuera del pa¨ªs, el mundo puede caer en la tentaci¨®n de lavarse de nuevo las manos en Afganist¨¢n.
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