El polen de la discordia
Si Mendel levantara la cabeza es seguro que quedar¨ªa muy sorprendido por el tono de las abundantes noticias de prensa relativas a la hibridaci¨®n entre unos ma¨ªces cultivados en la zona monta?osa de Oaxaca (M¨¦xico) y ma¨ªz transg¨¦nico: 'Ma¨ªz contaminado hace cundir el p¨¢nico', dice un titular que tengo a mano. Digamos de entrada que no debe cundir el p¨¢nico ante un hecho que, aunque imprevisto, carece de la trascendencia apocal¨ªptica que se le pretende dar con fines propagand¨ªsticos. Sin embargo, lo ocurrido tiene suficiente entidad para merecer un an¨¢lisis objetivo y para derivar posibles ense?anzas. No s¨®lo en pol¨ªtica conviene evitar la estridencia para que se entiendan los argumentos.
Los m¨¦todos de detecci¨®n de ADN, tan eficaces en identificar rastros de los m¨¢s diversos delitos, permiten tambi¨¦n detectar genes concretos en cualquier material vegetal, y en este caso han servido para demostrar la presencia de trans-genes en ma¨ªces aut¨®ctonos cultivados dentro de la zona donde se conjetura que, hace unos milenios, se obtuvo la especie dom¨¦stica a partir del teosinte silvestre. Dicha presencia no representa en s¨ª amenaza alguna a la salud humana o al medio ambiente, y mucho menos destruir¨¢ la biodiversidad existente, como pretenden algunos. S¨®lo si se invade la regi¨®n con semilla transg¨¦nica -de una forma repetida, masiva y sin control- se podr¨ªa producir esto ¨²ltimo. De aqu¨ª la importancia que tiene establecer c¨®mo se ha generado la hibridaci¨®n detectada y c¨®mo evitar la introducci¨®n de semilla transg¨¦nica de forma indiscriminada en la regi¨®n.
La primera hip¨®tesis que se ha considerado respecto al origen de la hibridaci¨®n indeseada ha sido la de una fertilizaci¨®n por polen procedente de cultivos comerciales de ma¨ªz transg¨¦nico. Esta hip¨®tesis es altamente improbable por varias razones. En primer lugar, el hecho tendr¨ªa que haber ocurrido hace a?os, ya que dichos cultivos llevan tiempo bajo una moratoria en M¨¦xico, moratoria que est¨¢ en vigor. En segundo lugar, nunca se han realizado siembras comerciales de ma¨ªz transg¨¦nico a menos de cien kil¨®metros de donde se ha detectado la hibridaci¨®n espuria. Es impensable que el polen pueda viajar tal distancia sin perder su viabilidad y en cantidad suficiente para producir la introgresi¨®n observada. El vuelo del polen de ma¨ªz, como el de las restantes especies cultivadas, est¨¢ aquilatado desde hace muchas d¨¦cadas: basta consultar cualquier manual -incluso el Bolet¨ªn Oficial del Estado- para averiguar que unos meros trescientos metros aseguran la extrema pureza exigida a la semilla base o prebase, que doscientos veinte bastan para la semilla certificada y que no m¨¢s de diez garantizan la homogeneidad comercial del ma¨ªz producido.
El polen, que desde la cultura griega ha aparecido como un agente misterioso, ha sido objeto de un intenso estudio sistem¨¢tico desde el siglo XVIII. Los bot¨¢nicos centroeuropeos de aquella ¨¦poca experimentaron con este 'polvo masculino' (farina fecundans) para apoyar la idea de que el reino vegetal era inmutable -que todas las especies actuales conservaban su identidad desde el mismo d¨ªa de la creaci¨®n- y quedaron muy satisfechos cuando la inmensa mayor¨ªa de las decenas de miles de polinizaciones que intentaron no dieron descendencia. Sin embargo, otros m¨¢s avispados no esperaron a las ense?anzas de Mendel y Darwin para sacar partido a la hibridaci¨®n como un medio potente de crear diversidad ¨²til en el material vegetal: los hibridadores ingleses se afanaron en obtener nuevas variedades de frutales y en Francia se fund¨® la empresa de semillas Vilmorin, que desde el siglo XVIII hasta nuestros d¨ªas ha trazado una brillante trayectoria. Puede decirse que esta divisi¨®n de actitudes respecto a la hibridaci¨®n, entre los 'teol¨®gicos' y los 'pragm¨¢ticos', ha perdurado hasta nuestros d¨ªas, aunque los uniformes de los dos bandos hayan ido cambiando con las modas.
La hip¨®tesis m¨¢s plausible de c¨®mo ha ocurrido lo observado en Oaxaca es que los agricultores nativos hayan hecho lo mismo que han venido haciendo durante m¨¢s de seis milenios: sembrar el ma¨ªz que m¨¢s agrada al ojo o al paladar. Con toda probabilidad, lo que al sembrar han debido unir al ma¨ªz criollo ha sido ma¨ªz transg¨¦nico destinado a consumo (no la semilla que lo genera). La semilla transg¨¦nica h¨ªbrida da un producto uniforme, cuya descendencia ya no lo es. De hecho, al sembrar el grano de consumo lo que se genera es una enorme gama de variantes combinatorias de los genotipos que sirvieron para obtener el h¨ªbrido, lo que supone un aumento notable de la biodiversidad a cambio de la p¨¦rdida de buena parte de las propiedades agron¨®micas y comerciales.
Si visitamos los campos y los mercados de Oaxaca o de Chiapas, quedamos deslumbrados por la biodiversidad que salta a la vista, por la abigarrada policrom¨ªa y por el ingente polimorfismo de sus productos agr¨ªcolas. Esta diversidad es, sin duda, la mayor riqueza de los habitantes de estas regiones, pero el deslumbramiento no debe obviar la siniestra cara oculta de esta realidad. Los ma¨ªces criollos distan mucho de ser ¨®ptimos para el cultivo y no rinden suficiente como para alimentar a esas poblaciones o para proporcionarles otros elementos de bienestar. Cuando yo visit¨¦ esas zonas me llev¨¦ una falsa impresi¨®n de 'pobreza feliz', f¨¢cil de contraponer a la pobreza s¨®rdida del Distrito Federal. Sin embargo, a los pocos d¨ªas de mi visita se produjo la revoluci¨®n ind¨ªgena, y el subcomandante Marcos se encarg¨® de destruir mi est¨²pida teor¨ªa. Si dif¨ªcil es conciliar la pugna ideol¨®gica entre 'teol¨®gicos' y 'pragm¨¢ticos' -entre conservaci¨®n y desarrollo-, mucho m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ convencer a los nativos de Oaxaca o de Chiapas para que sean ellos los que paguen el alto precio de conservar para nosotros sus tesoros vegetales.
Francisco Garc¨ªa Olmedo es catedr¨¢tico de la ETSI Agr¨®nomos de Madrid y autor de Entre el placer y la necesidad.Claves para una dieta inteligente.
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