'Oranges'

Las naranjas son importantes para los valencianos. Vivimos estos d¨ªas un episodio lamentable en la historia de la naranja. Se trata de un boicot orquestado frente a las clementinas que proceden del primer pa¨ªs productor de c¨ªtricos en fresco del mundo, y que tiene como destino los Estados Unidos de Am¨¦rica.

A?os atr¨¢s la exportaci¨®n citr¨ªcola espa?ola hacia la otra parte del Atl¨¢ntico era una aventura que no superaba cifras relevantes. A medida que han ido aumentando las miles de toneladas, los operadores estadounidenses comienzan a inquietarse y se ponen en marcha grupos de presi¨®n para defender intereses concretos. La trayectoria comercial de los c¨ªtricos est¨¢ repleta de altercados e incidencias. Hubo que pelear contra las naranjas israel¨ªes. Los italianos mantuvieron a raya la producci¨®n espa?ola, con la excusa de que los c¨ªtricos de nuestro pa¨ªs conten¨ªan no s¨¦ qu¨¦ tipo de residuos. Tambi¨¦n hemos padecido ataques de terrorismo comercial, como cuando apareci¨® mercurio misteriosamente inyectado en algunas partidas de naranjas espa?olas en los mercados europeos.

En la d¨¦cada de los ochenta, y m¨¢s se?aladamente en las fases previas a la integraci¨®n espa?ola en la Uni¨®n Europea, el paso consentido de c¨ªtricos marroqu¨ªes por territorio espa?ol provoc¨® serios enfrentamientos entre los intereses de los exportadores y la Administraci¨®n de nuestro pa¨ªs, porque se consider¨® cuesti¨®n de Estado hacer la vista gorda y consentir ese tr¨¢nsito, en perjuicio de la econom¨ªa citr¨ªcola. En los tratados preferenciales previos a la entrada del Reino de Espa?a en la Comunidad Europea, los c¨ªtricos resultaron postergados, y fueron moneda de cambio a la hora de negociar condiciones favorables para la industria y la pesca.

Ahora las cosas han cambiado y las producciones industriales, junto con los servicios, son la esperanza del pa¨ªs. Sin embargo, las producciones hortofrut¨ªcolas, a las que la econom¨ªa espa?ola les debe tanto, han pasado a un segundo plano. Hubo un tiempo que las exportaciones agr¨ªcolas, y concretamente las naranjas, eran conductos diplom¨¢ticos de los intereses espa?oles, y como tales estaban considerados en las diferentes embajadas.

Nos empe?amos en ver los peligros, las amenazas y los ataques en el exterior, cuando en gran medida nos vienen de dentro. En primer lugar, padecemos, como es evidente, las consecuencias de la desuni¨®n en el sector citr¨ªcola. Por otra parte hay una desconexi¨®n entre los agentes econ¨®micos y los responsables pol¨ªticos, tanto auton¨®micos como de la Administraci¨®n central. Y sufrimos la falta de visi¨®n de conjunto para los intereses valencianos. Mientras los jugueteros piensen s¨®lo en sus juguetes, los azulejeros en sus azulejos, los zapateros en sus zapatos, los constructores en sus casas y los industriales del textil en sus mantas, nos seguir¨¢n pasando este tipo de cosas en las que no somos capaces de coordinar unas acciones donde se imponga la raz¨®n sobre los posicionamientos demag¨®gicos de los pol¨ªticos. Los naranjeros, por supuesto, saben que sus problemas no son s¨®lo sus problemas, y todos habremos de ser conscientes de que primero se act¨²a y despu¨¦s se vota, con mejores o peores resultados.