A?o rico, a?o pobre
No estoy muy seguro, pero creo que esto de las monedas est¨¢ cada vez m¨¢s relacionado con la psicolog¨ªa y menos con la econom¨ªa. Por ejemplo, nosotros estamos acostumbrados a despreciar los c¨¦ntimos y a preocuparnos por las pesetas. Ser¨¢ dif¨ªcil cambiar ese h¨¢bito. Por eso carece de importancia la propaganda institucional sobre el redondeo para calcular los euros, porque lo que realmente hacemos es redondear los precios. Algo que antes costaba cuatrocientas pesetas ahora cuesta 2,5 euros, que es m¨¢s redondo, es decir, diecis¨¦is pesetas m¨¢s. Nos gusta el tama?o redondo, completo, claro, al margen de cualquier c¨¢lculo por exceso o por defecto.
Algunos psic¨®logos, hacia 1947, pidieron a ni?os de diez a?os que intentasen dibujar de memoria el tama?o real de varias monedas distintas. Los ni?os de familias m¨¢s pobres exageraron el tama?o de las monedas, dibuj¨¢ndolas con m¨¢s superficie que la real, en comparaci¨®n con los ni?os de familias m¨¢s ricas que se ajustaban mejor al tama?o verdadero o hasta lo reduc¨ªan un poco. Ocurr¨ªa aproximadamente lo mismo con los adultos, siempre que estuvieran en circunstancias parecidas. Las monedas son lo que son en funci¨®n de nuestros problemas y no tanto por su valor real. Y no s¨®lo con las monedas sino hasta con los sellos porque, seg¨²n los mismos psic¨®logos, los americanos ven sus sellos nacionales con mayor tama?o que los sellos canadienses, justo al rev¨¦s de lo que les ocurre a los canadienses. Seg¨²n parece, se nota el patriotismo hasta en el tama?o. Siempre tenemos alg¨²n motivo para ampliar o para reducir lo que percibimos y el dinero est¨¢ abarrotado de esos motivos.
Por eso es tan complicado y hasta peligroso cambiar de moneda, porque altera y trastorna buena parte de nuestros juicios. Resulta dif¨ªcil imaginar la conmoci¨®n de los argentinos, adem¨¢s de la crisis real por la que est¨¢n pasando, enfrentados a una moneda para el exterior, otra para el pago de la deuda y todav¨ªa otra para el consumo interno. Un aut¨¦ntico l¨ªo de percepciones contrapuestas. M¨¢s que percibir el tama?o de las monedas, deben estar sufriendo aut¨¦nticas alucinaciones visuales.
Siempre es bueno experimentar las cosas por uno mismo, de forma que hace unos d¨ªas me puse a dibujar de memoria un c¨ªrculo para representar al euro y otro para la moneda de cien pesetas. Despu¨¦s cog¨ª las monedas correspondientes y las puse encima de los dibujos. El euro me quedaba flojo dentro de un c¨ªrculo demasiado grande y las cien pesetas tapaban con mucho el redondel que pretend¨ªa representarlas. Es decir, me comport¨¦ como un ni?o pobre con el euro, exagerando su tama?o, y como un ni?o rico con las pesetas al infravalorar su aut¨¦ntica dimensi¨®n. Mala cosa, me dije, te espera un a?o complicado con tanto euro en el ambiente y un redondeo tan grande en los nuevos precios.
De todas formas, no se f¨ªen de estos resultados que siempre son personales, repitan ustedes mismos la experiencia y seguramente obtendr¨¢n resultados muy distintos. Espero sinceramente que sus percepciones sean mejores y m¨¢s optimistas para el futuro econ¨®mico. A?o rico, a?o pobre, ese es el aut¨¦ntico problema. En cualquier caso, feliz a?o a todos.
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