El sida antes y despu¨¦s de 'La marat¨®' de TV-3
El pasado 16 de diciembre se desarroll¨® el tradicional marat¨®n anual de TV-3 para recaudar fondos para investigar sobre una enfermedad. El a?o 2001 le toc¨® el turno al sida. Fue la d¨¦cima edici¨®n de La marat¨®. La capacidad de las instituciones, del tejido empresarial y de la sociedad civil catalana para movilizarse y recaudar fondos para causas justas, importantes y que requieren el apoyo de todos era de sobras conocida. La capacidad organizativa de TV-3 estaba fuera de toda duda tras el ¨¦xito de las nueve ediciones anteriores. Las donaciones ascendieron a casi 700 millones de pesetas, super¨¢ndose la recaudaci¨®n de ediciones anteriores. Aparentemente, no hubo sorpresas.
En mi opini¨®n, sin embargo, s¨ª hubo sorpresas. Hubo varias, y todas ellas fueron muy positivas y agradables. En primer lugar cabe preguntarse por qu¨¦ el sida no hab¨ªa sido elegido para ediciones anteriores. Se trata de la enfermedad con mayor impacto social y medi¨¢tico de los ¨²ltimos 20 a?os. En las grandes ciudades espa?olas como Barcelona, Bilbao o Madrid hab¨ªa llegado a ser la primera causa de mortalidad entre los j¨®venes de 20 a 40 a?os. Los grandes avances cient¨ªficos que se han producido durante los ¨²ltimos cinco o diez a?os no tan s¨®lo han logrado reducir esta tendencia sino que han reducido la mortalidad a niveles muy bajos y mejorado notablemente la calidad de vida de los afectados. Pero, a pesar de la buena respuesta del tratamiento, no se logra erradicar el virus, por lo que se requiere la administraci¨®n controlada de un tratamiento complejo, inc¨®modo, relativamente t¨®xico y muy caro, durante toda la vida.
Tratar una enfermedad infecciosa implica que ya hemos perdido la primera batalla, aunque eventualmente podemos pensar en ganar la guerra. La primera batalla es prevenir el contagio, lo que implica investigar e identificar cu¨¢les son las mejores estrategias para modificar conductas y h¨¢bitos, sobre todo entre los j¨®venes, para evitar exponerse a situaciones y actividades de riesgo. Implica, en segundo lugar, proseguir y acelerar la investigaci¨®n b¨¢sica y cl¨ªnica en el campo de las vacunas preventivas. No debe olvidarse que frente a las ¨²nicas enfermedades infecciosas que se han erradicado, como la viruela o la poliomelitis, disponemos de vacunas preventivas, eficaces, sencillas, bien toleradas y que se han podido aplicar de forma masiva a la poblaci¨®n general. Adem¨¢s, algunas de las sustancias qu¨ªmicas que se est¨¢n investigando como vacunas preventivas, eventualmente podr¨ªan utilizarse tambi¨¦n como vacunas terap¨¦uticas. Es decir, para complementar el tratamiento antirretroviral en los pacientes ya infectados, y explorar la posibilidad de poder interrumpirlo de forma transitoria o definitiva, y que por tanto no hiciese falta administrarlo durante toda la vida.
En resumen, queda todav¨ªa mucho por investigar y descubrir, y por tanto se necesitan muchos recursos humanos y materiales, y que la iniciativa privada complemente los recursos p¨²blicos, que por cierto, son bastante inferiores a los de otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea de nivel econ¨®mico similar al espa?ol, y en los que la incidencia del sida es inferior a la de Espa?a.
Elegir el sida como tema de La marat¨® de 2001 ha significado reconocer la necesidad de generar m¨¢s recursos para la investigaci¨®n. Pero ha significado tambi¨¦n asumir el riesgo de que la respuesta hubiera podido ser inferior a la esperada, lo que habr¨ªa representado no tan s¨®lo generar menos recursos para investigar sino constatar que tras 20 a?os de epidemia todav¨ªa no se hab¨ªa logrado superar los tab¨²es sociales y personales que rodearon la aparici¨®n de esta enfermedad y que la han acompa?ado hasta hace pocos meses o a?os. La respuesta masiva por parte de las instituciones p¨²blicas, las empresas privadas y, sobre todo, por parte de los cientos de miles de donantes an¨®nimos, constituy¨® un mensaje claro e inequ¨ªvoco en el sentido de que el sida ha dejado de ser algo m¨¢s que una enfermedad,y que las personas que viven con el VIH merecen el mismo respeto y consideraci¨®n y tienen los mismos derechos y deberes que cualquier persona portadora de una enfermedad cr¨®nica como el sida. Y quiz¨¢ lo que todav¨ªa ha sido m¨¢s importante es que las personas afectadas tambi¨¦n lo percibieron as¨ª.
Por primera vez en los m¨¢s de 20 a?os de historia del sida, un grupo muy numeroso de pacientes, familiares, amigos y compa?eros explicaron delante de las c¨¢maras, con toda naturalidad, sus impresiones, vivencias y problemas. A lo largo de la corta historia del sida ha habido algunos acontecimientos que han marcado un antes y un despu¨¦s. Basta recordar las declaraciones p¨²blicas de Rock Hudson al principio de la epidemia, o m¨¢s recientemente las de Magic Johnson, asociando el sida a una vida completamente normal, incluyendo actividades deportivas de ¨¦lite. El impacto de La marat¨® de TV-3 significar¨¢ para el sida, al menos en Catalu?a, otro antes y despu¨¦s por lo que a la percepci¨®n social y personal de la enfermedad se refiere.
La marat¨® de TV-3 ser¨¢ tambi¨¦n la mejor manera de iniciar la movilizaci¨®n, con vistas a la XIV Conferencia Internacional sobre el sida que se celebrar¨¢ en Barcelona del 7 al 12 de julio de 2002. Barcelona tendr¨¢ ante los ojos del mundo entero (suelen acreditarse m¨¢s de 1.500 periodistas procedentes de los cinco continentes) la responsabilidad de mantener encendida la antorcha de la lucha contra la enfermedad. Trataremos de reavivar y hacer balance de los acuerdos de la Asamblea Especial de las Naciones Unidas para la lucha contra el sida (UNCASS), en un contexto mundial dif¨ªcil, debido a que las prioridades y recursos de muchos gobiernos y agencias gubernamentales se han desplazado -o pueden desplazarse- hacia otros campos como la lucha contra el terrorismo.
Jos¨¦ M. Gatell es jefe de enfermedades infecciosas del hospital Cl¨ªnic de Barcelona y copresidente de la XIV Conferencia Internacional sobre le sida.
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