'Annus horribilis'

Ni la fuga de presos, ni el rebrote de la peste porcina, ni mucho menos los numerosos fallos del Gobierno catal¨¢n durante el intenso temporal de fr¨ªo y nieve que azot¨® Catalu?a en diciembre tuvieron la m¨¢s m¨ªnima referencia en el discurso de fin de a?o de Jordi Pujol.

El presidente catal¨¢n se centr¨® un a?o m¨¢s en la reclamaci¨®n de mayor poder pol¨ªtico para Catalu?a y en alertar de los peligros que acechan al autogobierno ante una mayor¨ªa absoluta del Partido Popular, formaci¨®n pol¨ªtica cuyo nombre evit¨® pronunciar. No en vano, el PP supone el m¨¢s fiel aliado parlamentario de CiU en Catalu?a pese a que Pujol le convierte en diana de sus ataques.

Tampoco para Pujol requiri¨® atenci¨®n ninguno de los hechos que han presidido la actualidad informativa catalana o la misma acci¨®n gubernamental: ni los reiterados apagones, ni la imposici¨®n de la l¨ªnea de Les Gavarres, ni siquiera las multitudinarias protestas en las comarcas del Ebro contra el Plan Hidrol¨®gico Nacional, el Mapa E¨®lico y la central t¨¦rmica de gas que deb¨ªa construirse en M¨®ra la Nova. Ni el propio Pujol puede acercarse ¨²ltimamente por esa zona, ya que si lo hace se arriesga a convertirse en v¨ªctima de la ira de sus habitantes.

Para Pujol, ¨¦ste ha sido su annus horribilis. En enero, su decisi¨®n de nombrar a Artur Mas conseller en cap y, por tanto, ¨²nico albacea pol¨ªtico desencaden¨® la m¨¢s grave crisis tras 22 a?os de historia de la coalici¨®n CiU. Fue el primer reajuste del Gobierno de los tres que ha tenido que afrontar en estos 12 meses.

A principios de febrero, Josep Antoni Duran Lleida se march¨® del Ejecutivo con cajas destempladas y oblig¨® a Pujol a realizar costosas concesiones pol¨ªticas a sus socios democristianos. Uni¨® consigui¨® en noviembre un cuarto departamento de la Generalitat y, con ello, la tercera reestructuraci¨®n del Gobierno.