Aznar desarma el discurso autonomista de Zaplana

Eduardo Zaplana gusta de apurar el margen de maniobra que disfruta como presidente de la Generalitat y ha subrayado que aspira a liderar el debate sobre la participaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas en la construcci¨®n de la Uni¨®n Europea. Pero el primer obst¨¢culo con que tropieza para desplegar su vocaci¨®n autonomista es su propio jefe de filas en el PP. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, presidente del Gobierno, rechaza la presencia de las comunidades aut¨®nomas en las reuniones del Consejo de la UE incluso cuando se aborden temas que les afecten directamente.

Ser¨ªa impropio del pr¨®ximo presidente del congreso nacional del PP enfrentarse a su jefe

Zaplana ha mostrado inter¨¦s por el modelo alem¨¢n que prev¨¦ la presencia de regiones

Nacionalistas vascos y catalanes, socialistas, incluso Manuel Fraga, presidente de la Xunta de Galicia y padre fundador del PP, reclaman otro talante del presidente del Gobierno. Zaplana, de momento, calla.

El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, considera que el traspaso de la Sanidad a todas las comunidades aut¨®nomas y la cesi¨®n de la recaudaci¨®n de ciertos impuestos culminan el desarrollo del Estado de las Autonom¨ªas que consagr¨® la Constituci¨®n de 1978. M¨¢s a¨²n, ya ha anunciado que los delegados del Gobierno ser¨¢n investidos de nuevas responsabilidades para velar por la adecuada prestaci¨®n de los servicios p¨²blicos desde las Administraciones perif¨¦ricas.

Aznar presidir¨¢ la Uni¨®n Europea durante el pr¨®ximo semestre y todo indica que seguir¨¢ impulsando el peso del Consejo, donde participan representantes de los Estados miembros, en detrimento de otros foros, esencialmente la Comisi¨®n, que pierde gas como embri¨®n de un futuro gobierno europeo. El Comit¨¦ de Regiones (CdR), un foro consultivo en el que participan representantes de las ciudades y gobiernos regionales de la UE, probablemente ni siquiera entra en sus c¨¢lculos.

El presidente de la Generalitat, sin embargo, concede la mayor importancia al CdR, que presidir¨¢ durante dos a?os a partir de febrero de 2002 o dos a?os despu¨¦s (en el lapso restante ejercer¨¢ como vicepresidente). El acierto de Espa?a, el compendio sobre financiaci¨®n auton¨®mica en el que Zaplana glos¨® su modelo sobre la materia, inclu¨ªa varias reflexiones de mayor alcance sobre el desarrollo de la Constituci¨®n. El ¨²ltimo cap¨ªtulo, dedicado a la responsabilidad de los gobiernos regionales en la construcci¨®n europea, apuesta decididamente por una implicaci¨®n directa de las comunidades aut¨®nomas en las decisiones ejecutivas de la UE.

La reciente declaraci¨®n de Laeken, dise?ada por el presidente belga saliente de la UE, recog¨ªa en su redacci¨®n inicial una clara vocaci¨®n regionalista. Despu¨¦s de todo, el rey de los belgas tiene s¨²bditos de dos comunidades n¨ªtidamente diferenciadas tanto por su lengua como por su religi¨®n. Aznar, entre otros, forz¨® una redacci¨®n descafeinada de la declaraci¨®n en todo lo relativo a presencia regional en foros decisorios de la UE.

Zaplana, por el contrario, ha mostrado inter¨¦s por el modelo alem¨¢n, que prev¨¦ la presencia de dirigentes regionales cuando el Consejo tome en consideraci¨®n asuntos que les afectan directamente. Lo mismo que los nacionalistas vascos, que esgrimen ese argumento en las negociaciones con el Gobierno central sobre la renovaci¨®n del concierto vasco. El ¨²ltimo cap¨ªtulo de esta negociaci¨®n entre el gobierno vasco y la Administraci¨®n central ha sido la oferta del PNV de firmar el concierto vasco a cambio de que el Gobierno se comprometa a negociar en los pr¨®ximos seis meses la f¨®rmula de representaci¨®n del Pa¨ªs Vasco en las instituciones europeas.

Tambi¨¦n los nacionalistas catalanes -aunque de manera mucho m¨¢s suave dada la necesidad que tiene Jordi Pujol de los votos populares en el Parlamento de Catalu?a- y dirigentes auton¨®micos socialistas amenazan con abandonar la comisi¨®n regional sobre asuntos europeos si Aznar insiste en negar su presencia efectiva ante la UE. El propio Manuel Fraga, que design¨® a Aznar como sucesor al frente del PP, ha trasladado su malestar al Gobierno por la misma raz¨®n.

La presencia de los regionalistas de Uni¨®n Valenciana en el Parlamento auton¨®mico durante la pasada legislatura y la remota posibilidad de que recuperen representaci¨®n parlamentaria en el futuro obliga a Zaplana a apurar la escasa vocaci¨®n autonomista del PP. Su reciente conferencia, de t¨ªtulo interrogativo, sobre la necesidad de un partido nacionalista para defender los intereses de los valencianos, es s¨®lo el ¨²ltimo bot¨®n que ilustra la persistencia de esa presi¨®n.

Ser¨ªa impropio de Eduardo Zaplana, presidente del pr¨®ximo congreso nacional del Partido Popular, enfrentarse a su jefe de filas por cuestiones de ¨¢mbito europeo cuando el partido pretende consagrar en Madrid el patriotismo constitucional. Pero el presidente de la Generalitat gusta de ejercer la coherencia y es previsible que pretenda retrasar su ascenso a la presidencia del CdR hasta febrero de 2004 en espera de un ambiente m¨¢s favorable a su discurso sobre la responsabilidad de las regiones en la construcci¨®n europea.