La vulnerabilidad de un sector

Los hechos acaecidos el 11 de septiembre en Nueva York nos han hecho recordar, sobre todo a la poblaci¨®n occidental, que somos cada vez m¨¢s vulnerables en muchos de nuestros aspectos y comportamientos diarios. La vulnerabilidad se erige como signo de una sociedad avanzada y afecta muy directamente al turismo como componente especializado de esa misma sociedad.

Esa vulnerabilidad del turismo parte, en gran medida, del aumento de nuestra propia curiosidad, que genera mayor n¨²mero de movimientos y desplazamientos, nuevas expectativas, nuevas exigencias de conocimiento y una gran facilidad para penetrar en otras culturas, espacios y sociedades diferentes y ajenas a las nuestras. Todo ello hace que, desde la ¨®ptica tur¨ªstica, estemos aprendiendo a convivir con mayores riesgos; riesgos que se generan en los turistas por carecer de muchas referencias, de un mayor conocimiento y de unos par¨¢metros fiables cuando se realizan viajes o estancias fuera de los lugares habituales de residencia. Ello hace que la fragilidad como personas-turistas forme parte consustancial de esta actividad y se traslade a a todo un sector econ¨®mico, social, productivo...

El sector tur¨ªstico es el primero en beneficiarse de la paz y de los escenarios normalizados. Quiz¨¢ ha llegado el momento de definir cu¨¢les deben ser sus aportaciones en tiempos de crispaci¨®n e inseguridad.

Esta situaci¨®n nace de la propia naturaleza de la actividad tur¨ªstica que, en s¨ª misma, representa la ant¨ªtesis de cualquier hecho o realidad violenta o insegura. Ello hace que el sector en su conjunto no est¨¦ preparado para hacer frente a este tipo de circunstancias. Asumir esa vulnerabilidad de muchos de sus procesos productivos y de servicios ser¨ªa del todo aconsejable por parte de los diferentes intereses tur¨ªsticos y no tur¨ªsticos, sean estos de car¨¢cter local-nacional o internacional. Los acontecimientos de Nueva York han de representar la toma de conciencia, m¨¢s o menos generalizada, sobre dicha fragilidad y ello ha de permitir comenzar a hablar de un tema tab¨² para muchos de los agentes que conforman las diferentes realidades tur¨ªsticas. Hay que recordar a esos mismos agentes y a los turistas los obst¨¢culos que pueden representar los hechos violentos para el desarrollo de la actividad tur¨ªstica. Aunque la violencia sea muy concreta y definida en el ¨¢mbito geogr¨¢fico y sectorial, puede puede tener grandes repercusiones en otras partes, incluso muy alejadas.

Los hechos de Nueva York est¨¢n generando un pensamiento global sobre los efectos que pueden tener la violencia y la inseguridad; su repercusi¨®n es universal y llega a afectar hasta cuando 'no afecta directamente'. Y al turismo le afecta de manera global y parcial: econ¨®mica, social y hasta psicol¨®gicamente, y tanto a las personas como a los destinos, as¨ª como a muchos de sus procesos productivos y de servicios. Uno de ellos es el caso del transporte a¨¦reo, factor decisivo para cualquier destino externo e internacional, que se ha visto directamene perjudicado y con ¨¦l, empresas y destinos muy separados geogr¨¢ficamente.

Pero que nadie piense que la relaci¨®n del turismo con la inseguridad y la violencia se ha iniciado a ra¨ªz de los hechos del pasado 11 de septiembre. Existen ejemplos anteriores de convivencia de realidades violentas y de inseguridad con la actividad tur¨ªstica en muchas partes del planeta. Hechos que podemos denominar de menor intensidad, de violencia m¨¢s dom¨¦stica, de menor repercusi¨®n, pero a la vez m¨¢s asentada en el tiempo y con las consiguientes repercusiones negativas sobre sus realidades e intereses, tur¨ªsticos y no tur¨ªsticos.

Si se analiza la opini¨®n/ reacci¨®n de los diferentes subsectores y miembros tur¨ªsticos, todos ellos hablan de los efectos que esta reciente crisis ha generado en sus intereses particulares. Raro es el ejemplo u opini¨®n que intenta penetrar y analizar las causas por las cuales se han producido dichos hechos violentos. Causas que poco tienen que ver con la actividad sectorial, pero que le afectan muy directamente. Una aportaci¨®n tur¨ªstica a la soluci¨®n de los conflictos facilitar¨ªa el acceso m¨¢s r¨¢pido a escenarios tur¨ªsticos normalizados, aunque ello suponga tener que participar en procesos, en principio, ajenos a la propia actividad sectorial.

Ser¨ªa conveniente comenzar a asimilar otras nuevas funciones si verdaderamente no se desea depender en exceso de aspectos actualmente incontrolados desde el propio sector. A los miembros de este colectivo, cada vez nos van a exigir mayores aportaciones y compromisos para superar los efectos y las causas de tanto deterioro social y por extensi¨®n tur¨ªstica. Con ello podr¨ªamos disponer de una mayor garant¨ªa sobre la capacidad que tiene el sector para superar los efectos negativos de las diferentes crisis con las que ha tenido que convivir, por ejemplo, en los ¨²ltimos cincuenta a?os.

El sector tur¨ªstico es el primero en beneficiarse de la paz y de los escenarios normalizados. Hablar del turismo como la industria de la paz es algo que siempre hemos hecho desde el mismo. Quiz¨¢s haya llegado el momento de definir cu¨¢l o cu¨¢les deben ser las aportaciones que el sector hace en tiempos y escenarios de crispaci¨®n e inseguridad.

I?aki Garmendia es consultor tur¨ªstico.