?Cambio de rumbo?
La presunci¨®n de que en el ejercicio 2002 se acabar¨¢ por retomar la senda de expansi¨®n econ¨®mica perdida en el a?o reci¨¦n finalizado parece haberse instalado, no sin ciertas dudas, en las expectativas de los agentes econ¨®micos y financieros.
El ejercicio de optimismo que, en general, acompa?an las proyecciones a medio plazo de los principales organismos internacionales, se ve acompa?ado, en esta ocasi¨®n, por un cierto consenso de mercado acerca de que al finalizar la primavera acabar¨¢ floreciendo la econom¨ªa estadounidense y tirar¨¢ de nuevo del carro de la econom¨ªa mundial.
Pr¨¢cticamente, s¨®lo se anticipan ya, en el horizonte del segundo semestre, subidas de tipos de inter¨¦s, en tanto que el fuerte deterioro de los spread crediticios en los mercados de deuda y las no menos intensas purgas de los mercados burs¨¢tiles del ¨²ltimo a?o y medio aparentan iniciar un proceso de recuperaci¨®n.
A la intensidad de la desaceleraci¨®n se suma la catarsis provocada por los acontecimientos del 11 de septiembre y sus posteriores secuelas
?Existen razones para dar cr¨¦dito al optimismo? Sin duda. En la demostrada flexibilidad y capacidad de innovaci¨®n de la econom¨ªa norteamericana, cuyo deslumbrante comportamiento de la d¨¦cada de los noventa todav¨ªa se mantiene en la retina de los agentes, radica el principal argumento. Tanto m¨¢s en un entorno no inflacionista, de muy bajos tipos de inter¨¦s y finanzas p¨²blicas saneadas.
No menos relevantes son, sin embargo, otras condiciones de entorno m¨¢s proclives a la cautela. Por un lado, los tiempos con los que se producir¨¢ la restauraci¨®n de la confianza de los consumidores y las empresas son m¨¢s inciertos que en ocasiones anteriores. A la intensidad de la desaceleraci¨®n (desde tasas del 5% a la recesi¨®n en pocos trimestres) se le suma la catarsis provocada por los acontecimientos del 11 de septiembre y sus posteriores secuelas. Tampoco es despreciable, por otra parte, el proceso de sobreinversi¨®n general, y en particular en ciertos sectores como los tecnol¨®gicos, que ha tenido lugar al calor de la fuerte expansi¨®n previa, cuya traducci¨®n actual es un exceso significativo de la capacidad productiva. Y tampoco hay que olvidar que el desempleo volvi¨® a subir en Estados Unidos hasta el 5,8% de la poblaci¨®n activa (desde el 5,6% del pasado mes de noviembre), la cifra m¨¢s alta desde septiembre de 1994. Aunque tampoco hay que desde?ar que se ha frenado el ritmo de p¨¦rdida de puestos de trabajo.
Que la 'floraci¨®n econ¨®mica' se retrase algunos meses m¨¢s no ser¨ªa, por tanto, de extra?ar.
Daniel Manzano y David Cano son socio y responsable de estrategia, respectivamente, de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
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