Cat¨¢logo general
El nombre de la nueva galer¨ªa de arte bilba¨ªna parece pensado en consonancia con la glosolalia dada¨ªsta, dado que extra?amente se llama Cat¨¢logo General. Est¨¢ ubicada en el Casco Viejo, calle Santa Mar¨ªa, 11. Con paneles girables, la galer¨ªa ha creado tres espacios expositivos. Abierta a todas las culturas y a todos los procedimientos pl¨¢sticos, pone un mayor acento preferencial en torno a los artistas vascos. Para dar una viva muestra de esa apuesta, en estos momentos presentan obras de una treintena de ellos.
Cada uno de los invitados muestra dos, tres, cuatro, cinco y hasta seis obras como m¨¢ximo; naturalmente, todas de reducido formato. La calidad de las obras es variopinta. Unas atraen m¨¢s que otras. Muy acertados los montajes fotogr¨¢ficos de Karen Amaia Bilbao, pese a que existen precedentes ilustres. A Francisco Aliseda lo encontramos con obras m¨¢s abstractas de lo habitual, aunque en cuanto al color persiste en vivirlo a trav¨¦s de la luz procedente de su imaginaria e infantiloide isla tropical. La aportaci¨®n de Ismene Costilla consiste en cinco serigraf¨ªas sobre metacrilato en torno a la representaci¨®n libre de flora y hojarasca. Tres piezas de Imanol Marrod¨¢n, no obstante su peque?o tama?o, explican en gris, rojo y azul claro, respectivamente, buena parte de lo que su autor puede argumentar en obras de mayores dimensiones. Las seis obritas de Javier Ramos son el vivo testimonio del artista, que posee mucha cocina, como se dice en el argot art¨ªstico; es decir, con una buena y sugestiva preparaci¨®n mat¨¦rica de cada lienzo. I?igo Ugalde apunta interesantes detalles, aunque en este caso, m¨¢s que en otros, se hace necesario verle con obras de un formato m¨¢s grande. Algo parecido podr¨ªa decirse de Gorka Azaola y sus cuatro peque?as obras (dos de ellas casi liliputienses).
Antes de seguir apuntando nombres, quiz¨¢ convenga se?alar algunas de las derivas que han podido suscitarse alrededor de esos treinta artistas. Habr¨¢ quienes han presentado lo mejor de s¨ª mismos. Otros tal vez aprovecharon la ocasi¨®n para mandar no sus m¨¢s cualificadas obras, sino aquellas que ten¨ªan medio perdidas en sus estudios. A quienes les resulta dif¨ªcil manejarse con los grandes tama?os, esta convocatoria les ha venido como anillo al dedo, en especial porque alejan de s¨ª lo que anuncia la lapidaria la frase de Paul Gauguin de que 'no es igual un cent¨ªmetro cuadrado de verde, que un metro cuadrado de verde'. Podr¨ªan a?adirse otros criterios de parecido y a¨²n de distinto sesgo. De todos modos, hay un hecho en el que la galer¨ªa Cat¨¢logo General pod¨ªa tener en cuenta. Esto es, que aquellos artistas que destaquen en esta primera presentaci¨®n ser¨ªan ellos los primeros en exponer de manera individual en uno de sus espacios. Dicho esto con todas las reservas imaginables.
Retornamos a los artistas. Tres cuadritos de corte neoexpresionista se presentan bajo la firma de Enrique del Val. Cinco estampaciones y varios collages afines, con ramajes naturalistas como tema fundamental, contribuyen a dar p¨¢bulo a la aportaci¨®n de Pilar Valdivielso. Al modo de actas notariales trazadas con letrismo de pasados siglos, las tres obras de Ana Armentia se alzan como tres gratos pergaminos. Dos artistas, ?scar Vautherin y Rafa de Diego, han optado por soportes duros. El primero utiliza un material semejante a la escayola para tratar de aproximarse a la imitaci¨®n del hierro. El segundo opera con barro cocido. El tema del primero se basa en una caja con textos de imprenta prestos a entrar en acci¨®n editora. El dibujo de las cinco piezas del segundo artista consiste en la representaci¨®n de la misma mosca; las variaciones se dan en las roturas y desportillados de las piezas de barro cocido.
Todo un largo y apasionante camino tienen por delante Teresa Medrano y Pedro Goriena gestores de esta nueva galer¨ªa. Les deseamos un esplendente periplo futuro.
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