El Vaticano impone juicios secretos para casos de pederastia en el clero

La Iglesia cat¨®lica se dispone a manejar con mano firme, pero discreta, los esc¨¢ndalos sexuales protagonizados por sacerdotes. El ¨²ltimo volumen de las Acta apostolicae sedis (Actas de la sede apost¨®lica), especie de bolet¨ªn oficial del Vaticano, correspondiente a 2001, recoge en lat¨ªn las nuevas directrices para afrontar este serio problema, redactadas por el Papa y por la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe (la moderna Inquisici¨®n), en quien Juan Pablo II delega la responsabilidad.

Una carta del cardenal Josep Ratzinger, prefecto de esa congregaci¨®n, insta a las di¨®cesis a informar a Roma de cualquier caso escandaloso y a someterlo a un tribunal de sacerdotes en el mayor secreto. Esas nuevas directrices para evitar los casos de abusos sexuales cometidos por religiosos (o al menos evitar que se hagan p¨²blicos) no ha obtenido la menor difusi¨®n en el Vaticano, que se ocupa con gran despliegue informativo de las actividades del Pont¨ªfice o de los diversos departamentos (dicasterios) vaticanos. Pero las directrices fueron hechas p¨²blicas ayer, sin embargo, por Reuters, y recogidas despu¨¦s por otras agencias, sin que la oficina de prensa vaticana se pronunciara.

'Motu proprio'

El acceso a las actas apost¨®licas es complicado, entre otras razones porque est¨¢n en lat¨ªn (idioma oficial del Vaticano, aunque con uso cada vez m¨¢s limitado). El volumen de 2001 recoge una recomendaci¨®n motu proprio del Papa, es decir, una especie de orden, con la que Juan Pablo II autoriza a la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe a redactar las oportunas directrices para este tipo de esc¨¢ndalos, especialmente temidos por la Iglesia.

Ratzinger, uno de los m¨¢s directos colaboradores del Pont¨ªfice, encargado de velar por la moral y la pureza dogm¨¢tica, firma un segundo documento (incluido tambi¨¦n en las actas) en el que califica de 'graves delitos' estos abusos. 'Con esta carta', escribe el cardenal, seg¨²n el texto difundido ayer por Reuters, 'esperamos no s¨®lo que estos graves delitos sean evitados, sino sobre todo que la santidad del clero y de los fieles se vea protegida por las necesarias sanciones y por el cuidado pastoral ofrecido por los obispos u otros responsables'. Ratzinger se?ala que si un obispo o el superior de una orden religiosa se entera de cualquier asunto m¨ªnimamente sospechoso de ser un caso de pederastia 'debe abrir una investigaci¨®n e informar a Roma'.

El caso debe pasar a ser debatido por un tribunal de la iglesia local, formado por sacerdotes, con autoridad conferida por el Vaticano. La circular de Ratzinger no menciona nada respecto a la necesidad de advertir tambi¨¦n a las autoridades civiles ante un caso de pederastia confirmado. El cardenal hace especial menci¨®n a la m¨¢xima reserva para que el contenido de la carta no salga del estricto marco de la Iglesia.