?Pobre mos¨¦n Cinto!
Francia se dispone a celebrar por todo lo alto el bicentenario del nacimiento de V¨ªctor Hugo (Besan?on, 26 de febrero de 1802), 'el hombre oc¨¦ano', el hombre que luch¨® contra la pena de muerte, el que so?¨® los Estados de Europa, el precursor de la moneda ¨²nica. Am¨¦n de la gran exposici¨®n que le dedicar¨¢ la Biblioteca Nacional de Francia, mostrando adem¨¢s de los manuscritos su importante obra pict¨®rica, se anuncia la edici¨®n de 15 tomos de sus obras en Livre de Poche y 5 en Pocket Classique, 17 biograf¨ªas entre ediciones (5) y reediciones, 7 antolog¨ªas, 15 ensayos, 8 libros objeto y 3 agendas 2002. Y la reedici¨®n de sus Obras Completas en Bouquins: 15 vol¨²menes, 18.000 p¨¢ginas. Al parecer, varios de dichos tomos se hallaban agotados y la editorial no podr¨ªa reimprimirlos, pero el Gobierno franc¨¦s se ha mostrado generoso y ha donado 150.000 euros a Bouquins para que la edici¨®n reaparezca completa.
Mientras que Francia se dispone a celebrar el bicentenario de V¨ªctor Hugo, Verdaguer se queda aqu¨ª sin a?o por culpa de Gaud¨ª
V¨ªctor Hugo se merece esto y mucho m¨¢s. Transcurridos 200 a?os, la literatura francesa -y la universal- todav¨ªa viene marcada por lo que Julien Gracq llama 'l'¨¦tonnante conjonction Hugo-Dumas-Balzac'. Los 4.000 personajes de ficci¨®n -m¨¢s los 3.000 reales- de la Comedia humana, de Balzac (nacido en 1799); los 277 vol¨²menes de las Obras Completas de Dumas (nacido, como Hugo, en 1802), y las 18.000 p¨¢ginas de las Obras Completas del autor de Los miserables, han generado un n¨²mero millonario, multimillonario, de lectores, no superado en Francia por ninguna otra conjunci¨®n de escritores en el siglo XX.
Respondiendo a una encuesta period¨ªstica sobre cu¨¢l era el m¨¢s grande poeta de Francia, Andr¨¦ Gide respondi¨® con su c¨¦lebre 'Victor Hugo, h¨¦las!'. Una respuesta que Albert Thibaudet calificaba -en su Histoire de la Litt¨¦rature Fran?aise, publicada en 1936- de 'nuanc¨¦e, juste et sinc¨¨re', por cuanto ven¨ªa formulada por un escritor de una generaci¨®n a la cual incumb¨ªa oscurecer a Hugo, como la generaci¨®n de Corneille hab¨ªa oscurecido a Ronsard, y conclu¨ªa Thibaudet: 'Nous devons reconna?tre, elle doit reconna?tre, qu'elle ne l'a, h¨¦las!, pas obscurci'.
Y mientras Francia se prepara para festejar los 200 a?os de V¨ªctor Hugo, una Francia cuya lengua y cuya literatura han perdido la preeminencia de que disfrutaban en la generaci¨®n de Hugo y en la de Gide, una Francia seriamente preocupada por el futuro de su 'exception culturelle', aqu¨ª nos preparamos a festejar el centenario de la muerte de Verdaguer, de nuestro mos¨¦n Cinto, sin el cual, como escrib¨ªa Narc¨ªs Comadira en estas p¨¢ginas, el pasado jueves, 'ni Carner, ni Foix, ni Sagarra ni Pla existirien!'. Mos¨¦n Cinto Verdaguer, 'poeta nacional de Catalunya'.
En opini¨®n de Comadira, opini¨®n generalizada, mos¨¦n Cinto lo tiene dif¨ªcil: am¨¦n de ser un simple, un pobre cura -as¨ª termin¨®, oficiando entierros-, le ha tocado compartir la celebraci¨®n del centenario de su muerte con el 150? aniversario del nacimiento del genial arquitecto Antoni Gaud¨ª, al cual, si Dios no lo remedia, un d¨ªa de estos van a hacerle beato y, con un poco de suerte, podr¨ªa acabar siendo santo.
Total que este a?o, desenga?¨¦monos, no va a ser el a?o de mos¨¦n Cinto: este a?o va a ser, es, el A?o Gaud¨ª. Es m¨¢s rentable, tur¨ªsticamente m¨¢s rentable. De poco sirve que mos¨¦n Cinto sea el inventor de la moderna literatura catalana, de poco sirve que L'Atl¨¤ntida sea un monumento de la literatura universal, traducido a m¨¢s lenguas que los libros de Monz¨®: para el consejero Vilajoana y el Gobierno de la Generalitat, la primac¨ªa de Gaud¨ª sobre el poeta de Folgueroles no admite duda. Aqu¨ª los que mandan son los japoneses, y punto.
Pero algo se va a hacer en homenaje de mos¨¦n Cinto, claro que s¨ª. Mi buen amigo el profesor Narc¨ªs Garolera, que es uno de los mejores especialistas que tenemos en la obra de Verdaguer -f¨ªjense si ser¨¢ reconocida su competencia en temas verdaguerianos que el Nou Diccionari de la Literatura Catalana (Edicions 62) ni lo nombra en el extenso art¨ªculo que dedica a Verdaguer-, me anuncia la inminente aparici¨®n de su edici¨®n de En defensa pr¨°pia (en la colecci¨®n L'Ull de Vidre, de Tusquets, que dirige Toni Mar¨ª), en la que incluye 6 art¨ªculos in¨¦ditos de mos¨¦n Cinto, y para dentro de un par de meses, su edici¨®n cr¨ªtica de L'Atl¨¤ntida (Quaderns Crema). Garolera me informa tambi¨¦n de que van a celebrarse algunos coloquios sobre la obra del autor de Canig¨® y una exposici¨®n, de la que se responsabiliza Comadira, y me habla tambi¨¦n de un espect¨¢culo po¨¦tico sobre Verdaguer que al parecer se anuncia ya con un t¨ªtulo horrible: Verdaguer o fals?
'?Y en la tele; hay algo previsto en TV-3?', le pregunto a Narc¨ªs. Me dice que no tiene noticia de que preparen nada. 'Tampoco hicieron nada en 1995, cuando el 150? aniversario del nacimiento', me dice. Nada, ni una serie de seis cap¨ªtulos, como la que dedicaron a Pla. Y acto seguido Narc¨ªs me cuenta que pidi¨® a la Instituci¨® de les Lletres Catalanes una subvenci¨®n de 250.000 pesetas para escribir un gui¨®n sobre Verdaguer destinado a un v¨ªdeo (50 minutos) que le hab¨ªa encargado una fundaci¨®n privada, y le respondieron negativamente. Junto a la respuesta ven¨ªa una nota del consejero Vilajoana en la que se especificaba el motivo de la negativa: 'Per no considerar-se prioritari'. No prioritario.... ?en el a?o del centenario de la muerte de Verdaguer!
Si las cosas se le ponen as¨ª a mos¨¦n Cinto, ?c¨®mo se les pondr¨¢n a Sebasti¨¤ Juan Arb¨®, autor de la interesante biograf¨ªa Verdaguer. El poeta, el sacerdot i el m¨®n (1951), y a Maurici Serrahima, autor de Dotze mestres (1972), encabezados por Verdaguer, de cuyos respectivos nacimientos se cumple este a?o el centenario?
?Pobre mos¨¦n Cinto! ?No prioritario! Y pensar que todav¨ªa encuentro gente en la calle que me echa en cara aquello de la 'cultureta'. En fin, aguardar¨¦ ansioso la llegada de esa nueva y espl¨¦ndida edici¨®n de En defensa pr¨°pia mientras releo a Hugo: Les travailleurs de la mer. Por cierto, ?sab¨ªan ustedes que en la biblioteca de Verdaguer (6.000 libros, 2.000 m¨¢s que en la Biblioteca de Catalunya de la ¨¦poca) hab¨ªa varias ediciones de las obras de Hugo? Verdaguer leyendo a Hugo. ?Qu¨¦ delicia!
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