'Me he reencontrado con los militares'
Una muestra de que Chile est¨¢ dejando atr¨¢s su pasado. En eso se transform¨® el nombramiento como ministra de Defensa de la m¨¦dico cirujano, pediatra y epidemi¨®loga Michelle Bachelet Jeria (50 a?os), socialista e hija de un general de la Fuerza A¨¦rea leal al presidente Salvador Allende, que muri¨® v¨ªctima de las torturas de los pinochetistas. Especialista en materias de defensa, su traslado desde el cargo de ministra de Salud fue la modificaci¨®n m¨¢s llamativa de los siete cambios ministeriales que realiz¨® esta semana el presidente Ricardo Lagos.
En entrevista con EL PA?S, cuenta su proceso de 'reencuentro' con los militares que no estuvieron involucrados en la represi¨®n. Afirma que trabajar¨¢ para que nunca m¨¢s se violen los derechos humanos y niega que Chile est¨¦ iniciando una carrera armamentista en Am¨¦rica Latina. Del ex dictador Augusto Pinochet prefiere no hablar: 'Mi opini¨®n la conoce todo el mundo', dice.
'No uso la palabra reconciliaci¨®n, porque implica muchas cosas'
'?Rencor? No soy perfecta, he sentido emociones negativas, rabia y dolor tal vez'
Pregunta. ?Qu¨¦ emociones pasaron por su mente cuando entr¨® aqu¨ª como ministra?
Respuesta. Que mi padre habr¨ªa estado tremendamente orgulloso, aunque tambi¨¦n desconcertado, porque en la ¨¦poca en la que ¨¦l era general no creo que se le hubiera ocurrido, ya no s¨®lo que su hija, sino que alguna mujer pudiera ser ministra de Defensa.
P. ?Siente su nombramiento como una especie de reivindicaci¨®n de su padre, el general Alberto Bachelet?
R. No puedo decir que el presidente haya tenido esa intenci¨®n espec¨ªfica. Pero en la pr¨¢ctica, quienes ven esto ven tambi¨¦n la figura de mi padre.
P. M¨¢s all¨¢ de cualquier intenci¨®n, ?qu¨¦ siente usted?
R. Que hist¨®ricamente es una reivindicaci¨®n y una se?al de que en Chile hay una democracia fuerte, donde su presidente toma las decisiones, tiene el mando pol¨ªtico y militar y nadie es vetado, incluso para un cargo con las dimensiones y caracter¨ªsticas de ¨¦ste, sea hombre o mujer, socialista o no e hija de quien es. Con la historia que tengo, como dijo su diario, ¨¦se es el gran cambio: algo as¨ª no estaba en la cabeza, ni en la decisi¨®n de nadie a?os atr¨¢s.
P. ?Qu¨¦ hizo el d¨ªa del golpe militar que derroc¨® al presidente Allende?
R. Estaba en la universidad tempranito. Los estudiantes de Medicina recibimos la informaci¨®n de que la escuadra estaba afuera en Valpara¨ªso y que algo raro pasaba. Cuando sub¨ª al techo del hospital Jos¨¦ Joaqu¨ªn Aguirre para ver el bombardeo de La Moneda, pens¨¦ que eso no pod¨ªa estar pasando, quiz¨¢ como les ocurri¨® a los norteamericanos cuando ve¨ªan en televisi¨®n el atentado a las Torres Gemelas. Parec¨ªa una pel¨ªcula de terror. No pod¨ªa ser realidad... En la tarde fui a ver a mi familia, para tratar de saber de mi mam¨¢, que estaba en la universidad y de mi padre, que estaba detenido y yo no lo sab¨ªa. Como hubo toque de queda temprano, no llegu¨¦ y me aloj¨¦ por ah¨ª cerca. Fue un periodo de temor.
P. Ahora, en la distancia, ?se siente reconciliada con los militares?
R. No uso la palabra reconciliaci¨®n, porque implica muchas cosas; digo reencuentro. Jam¨¢s voy a aceptar lo que pas¨® en Chile, jam¨¢s voy a aceptar que por ninguna raz¨®n se violen los derechos humanos y, en ese sentido, si la reconciliaci¨®n pasara por estar de acuerdo y tener una misma perspectiva de la historia, yo no me voy a reconciliar. Desde aqu¨ª o donde sea, quiero contribuir a que en nuestro pa¨ªs nunca vuelva a ocurrir algo as¨ª. Otra cosa es que, desde mi llegada a los temas de defensa, en el contexto de una academia de estudio, sin una intenci¨®n predeterminada, me voy encontrando con los militares en el trabajo cotidiano y la relaci¨®n humana. Es un reencuentro con una parte de la historia y de la historia de los uniformados que es com¨²n: ese sentido del servicio p¨²blico, de que la naci¨®n y el Estado son fundamentales. En concreto, voy encontrando mucha cercan¨ªa en la aproximaci¨®n a un conjunto de temas y a personas, con familias y emociones, que pueden ser solidarios y tener un objetivo com¨²n de construir un pa¨ªs mejor.
P. Pero hay otros que participaron en violaciones a los derechos humanos...
R. Hablo del reencuentro con personas de esas caracter¨ªsticas, no con un torturador. Me he encontrado con personas de mi edad, que probablemente no estuvieron involucradas en hechos de ese tipo por la edad y el rango, con las que uno pod¨ªa hablar de miles de temas, abierta y adecuadamente. Ah¨ª se va produciendo un reencuentro en la pr¨¢ctica, que de alguna manera tuvo grados de reparaci¨®n, no material, sino m¨¢s bien de cicatrizaci¨®n.
P. ?Sinti¨® rencor?
R. Quiero ser superclara. Estoy convencida de que as¨ª como hubo militares involucrados, ellos fueron el instrumento de un grupo muy importante de este pa¨ªs que los incentiv¨® a llevar adelante este tipo de cosas, desde lo pol¨ªtico, econ¨®mico e incluso en la sistematizaci¨®n de la represi¨®n. Como ministra he tenido que encontrarme con civiles muy importantes de esta otra l¨®gica, que conservan influencia en este pa¨ªs y he debido trabajar con ellos. ?Rencor? No soy perfecta, he sentido emociones negativas, cu¨¢les exactamente me cuesta precisar... rabia y dolor tal vez. Pero estos sentimientos no me impedir¨¢n ejercer las tareas de Estado que debo realizar.
P. Chile est¨¢ comprando aviones, submarinos y tanques por valor de m¨¢s de mil millones de d¨®lares. ?Es el inicio de una carrera armament¨ªstica?
R. Es malo descontextualizar. Las adquisiciones e inversiones que el Gobierno ha estado haciendo est¨¢n enmarcadas en algo mucho m¨¢s global. La modernizaci¨®n de las Fuerzas Armadas, que tiene un correlato org¨¢nico de conformaci¨®n de fuerzas distintas o incluso de disminuci¨®n de fuerzas, como en el caso del Ej¨¦rcito, a medida que se incorporan conceptos modernos. Todo eso debe llevar de la mano un equipamiento ad hoc, pero no es una carrera armament¨ªstica. Hay adem¨¢s armamentos obsoletos, o a punto de estarlo. Ante una clara no presencia de hip¨®tesis de conflictos probables vecinales necesitamos trabajar y cooperar con nuestros vecinos, pero mantener ciertas capacidades b¨¢sicas de disuasi¨®n. Cu¨¢ndo, c¨®mo y cu¨¢nto ser¨¢ un tema que el presidente decidir¨¢.
P. ?Tan diferentes son los militares de hoy con los de la generaci¨®n del 73?
R. M¨¢s que elucubrar al respecto, lo importante es que las Fuerzas Armadas est¨¢n absolutamente ordenadas bajo el Estado de derecho y tienen clara conciencia de que es el presidente quien toma las decisiones. Puede que haya gente a la que le guste eso y gente a la que no, pero lo importante es que las relaciones del poder pol¨ªtico y del poder militar est¨¢n normalizadas. Los militares est¨¢n muy contentos trabajando en sus tareas comunes, la modernizaci¨®n, que ellos llaman profesionalizaci¨®n.
P. ?Puede haber inquietud castrense por las condenas a militares en retiro por violaciones a los derechos humanos?
R. Imagino que en cualquier instituci¨®n, en la que ocurra eso, les afecta. Sin embargo, creo que hay claridad de que la justicia tiene que hacer su propio camino.
P. Llegado el caso, ?reprender¨ªa a un militar de ser necesario?
R. Espero que no haya tal caso... Pero voy a hacer todo lo que un ministro tiene que hacer.
P. ?Incluso mano dura?
R. Har¨¦ lo que tenga que hacer.
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