Europa ante Israel
La destrucci¨®n por las fuerzas israel¨ªes del aeropuerto palestino de Gaza, una instalaci¨®n construida con fondos de la Uni¨®n Europea, deber¨ªa poner a Europa en rumbo de colisi¨®n con el Gobierno del ultra Ariel Sharon. No bastan ya las condenas verbales. Para no perder la poca credibilidad que les queda en la regi¨®n, los Quince deber¨ªan tomar medidas contra Israel. Y oportunidades no le faltan, porque la UE es el principal socio comercial del pa¨ªs.
La destrucci¨®n de 70 viviendas en el campo de refugiados de Gaza y los da?os que, no por primera vez, se han causado en el aeropuerto -cuyo costo fue de 10 millones de euros- como represalia por la muerte de cuatro soldados beduinos de Israel, no contribuyen, precisamente, al restablecimiento de la calma, como se?al¨® ayer mister PESC, Javier Solana.
Europa se encuentra ante una responsabilidad especialmente compleja, en momentos en que la Administraci¨®n de Bush no quiere comprometerse a fondo en un proceso de paz de resultados m¨¢s que inciertos, en el que ya fracas¨® su predecesor el dem¨®crata Bill Clinton. Es verdad que la UE ha hecho lo que ha podido para salvar como interlocutor al l¨ªder palestino Yaser Arafat, al que quer¨ªa destruir pol¨ªticamente Sharon, pero en este momento no estar¨ªa de m¨¢s una toma de posici¨®n m¨¢s arriesgada de la diplomacia europea.
A Espa?a, que coste¨® en 1999 una parte importante de la pista de aterrizaje de un aeropuerto que se vio entonces como instrumento y s¨ªmbolo nacionales de la autonom¨ªa palestina, le corresponder¨ªa un papel especial en esa tesitura. El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqu¨¦, que comienza en breve una visita a Oriente Pr¨®ximo como presidente en ejercicio del Consejo de Ministros de la UE, deber¨ªa aprovechar la ocasi¨®n para hacer patente la irritaci¨®n europea por este ataque a infraestructuras que deber¨ªan ser intocables.
Con su actitud, Israel afrenta a la UE haciendo gala de la nula consideraci¨®n en la que la tiene. La ausencia de una pol¨ªtica europea no ya ¨²nica, sino ni siquiera concertada, respecto al conflicto de Oriente Pr¨®ximo ha contribuido sin duda a que el Gobierno de Sharon pase por alto los requerimientos procedentes del ¨¢mbito de la UE. Y ¨¦sta es otra raz¨®n suplementaria para avanzar en la definici¨®n de una pol¨ªtica de paz en lo que es mucho m¨¢s que nuestro patio trasero. Si hicieran falta pruebas de que sigue siendo deseable una mayor integraci¨®n pol¨ªtica europea, Oriente Pr¨®ximo las aporta hoy a manos llenas.
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