Los problemas del euro (2)
Mois¨¦s mand¨® a sus sacerdotes que, como ten¨ªan que subir a las gradas del altar, se pusieran calzones debajo de las t¨²nicas para que no se viera lo que no se ten¨ªa que ver.
Nuestros pol¨ªticos, aconfesionales, se han subido al altar del euro sin tener en cuenta las directrices de Mois¨¦s (en vez de euro tendr¨ªamos que decir 'oiro', como los alemanes, y as¨ª la coincidencia con el marco ser¨ªa total). El 2 de enero se retiraron de circulaci¨®n todas las pesetas. Se dec¨ªa que hab¨ªa algunos cajeros, Dios sabe d¨®nde, que daban pesetas. Pero los bancos y cajas s¨®lo daban euros. Un pol¨ªtico clarividente predijo que en 15 d¨ªas el euro estar¨ªa implantado en Espa?a. Los pol¨ªticos, con su habitual agudeza, interpretaron que los espa?oles est¨¢bamos entusiasmados con la nueva moneda.
Lo chocante es que, habiendo retirado la peseta, y sabiendo que no hab¨ªa m¨¢s narices que coger los euros, no pusieron en circulaci¨®n la cantidad suficiente. Podr¨ªa ser que los que conocen los entresijos de esta parida monetaria no quieren el euro ni aunque se lo regalen. Y en su subconsciente pensaban que la gente tampoco los coger¨ªa, a pesar de no haber otra cosa. Por eso no pusieron en circulaci¨®n todos los euros que hac¨ªan falta, una vez suprimida la peseta.
Est¨¢ bien que los pol¨ªticos no sigan a Mois¨¦s. Pero s¨ª deben seguir la Constituci¨®n. La Constituci¨®n manda dar buena imagen y los pol¨ªticos suelen cumplirla ech¨¢ndole a los asuntos una jeta ejemplar. En lo del 'oiro' no han controlado el subconsciente y se les ha visto lo que Mois¨¦s no quer¨ªa.
Que no se gasten m¨¢s dinero en animarnos a usar los euros porque ya sabemos que no hay otra cosa.
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