Un libro recorre la historia de la naranja en la cultura y en la sociedad
'Soy redonda como el mundo, al morir me despedazan me reducen a pellejo y todo el zumo me sacan'. Dice la mitolog¨ªa que, en el jard¨ªn de Hesp¨¦rides, crecieron las 'manzanas de oro' bajo la custodia de unas ninfas, ayudadas por un drag¨®n. H¨¦rcules fue el h¨¦roe que acab¨® con el guardi¨¢n, entr¨® en el jard¨ªn y se apoder¨® de las mismas. Aquellas manzanas de oro, al parecer, eran naranjas y ¨¦sta es una de las primeras descripciones que Jos¨¦ L¨®pez Fern¨¢ndez, incluye en su libro El universo de la naranja, editado por el Ayuntamiento de Castell¨®n. Una completa recopilaci¨®n, bien documentada, de la historia, sus significados, an¨¦cdotas y, sobre todo, de la implantaci¨®n que ha tenido el fruto en muchos m¨¢s ¨¢mbitos de los imaginables.
El primer c¨ªtrico conocido en Europa fue citado por Teofrasto, un disc¨ªpulo de Arist¨®teles y fundador de la bot¨¢nica en el a?o 300 antes de Cristo, seg¨²n relata el autor. Sin embargo, en el texto se incluyen otras muchas leyendas, entre ellas una china, sobre el origen de la fruta que, una vez introducida en su variedad dulce, cre¨® el gusto y la afici¨®n por el consumo de otras.
Sin embargo, tal como se explica ampliamente en el libro, la naranja y el naranjo fueron, durante mucho tiempo, destinados ¨²nicamente a la ornamentaci¨®n o la condimentaci¨®n. Las naranjas agrias fueron utilizadas incluso para limpiar las tripas de los embutidos en las matanzas de cerdos o para sacar brillo a los cacharros de cobre y lat¨®n.
Inicio del comercio
Hasta el siglo XVIII no se inici¨® la actividad comercial citr¨ªcola en la Comunidad Valenciana. Cuenta L¨®pez Fern¨¢ndez que fue en Carcaixent, en la partida La Bassa del Rei, donde el p¨¢rroco y sus colaboradores iniciaron una plantaci¨®n regular con prop¨®sitos comerciales.
Las naranjas tambi¨¦n fueron las protagonistas de batallas festivas que, sin embargo, debieron limitarse por la cantidad de heridos que hab¨ªan de ser atendidos a su fin. Adem¨¢s, en Navidad y en carnaval, seg¨²n una costumbre que recogi¨® Lope de Vega y que se transcribe en el libro de L¨®pez Fern¨¢ndez, 'se daba el juego de arrojarse naranjas de ventanas a la calle o viceversa, con un significado amoroso o simplemente galante'.
Son centenares las referencias que El universo de la naranja recoge sobre la presencia del c¨ªtrico en poes¨ªas, novelas, greguer¨ªas, cuentos, leyendas, canciones y rondallas. Entre otras muchas resulta curiosa la referencia de G¨®mez de la Serna, ya que alude a la forma en la que se disfrutaba del manjar afirmando que 'quitar la c¨¢scara a una naranja es como quitarle la ropa a un ni?o dormido'.
Sellos, etiquetas, postales y, c¨®mo no, el Naranjito, la mascota del mundial de f¨²tbol de 1982, son otras de las ilustraciones que se incluyen en un libro de quien ha dedicado toda su vida a la naranja, hecho que, seg¨²n sus propias palabras, le ha ense?ado a amarla.
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