Presos en Guant¨¢namo
Estados Unidos perder¨¢ credibilidad si deja que los presos capturados en Afganist¨¢n y trasladados a Guant¨¢namo, la base naval que tiene en Cuba, sean juzgados por unos tribunales militares que no ofrecen garant¨ªa procesal alguna. De empecinarse la Administraci¨®n de Bush en esta v¨ªa, se puede abrir una brecha con una opini¨®n p¨²blica europea que reaccion¨® con solidaridad y generosidad a los atentados del 11 de septiembre y enajenarse a buena parte de sus aliados, aunque militarmente Washington est¨¦ haciendo su campa?a pr¨¢cticamente en solitario.
En virtud de la legislaci¨®n de emergencia adoptada tras el 11 de septiembre, EE UU ha considerado a estos detenidos en Afganist¨¢n no como prisioneros de guerra a los que aplicar la Convenci¨®n de Ginebra, cuyo protocolo de 1997 no ha llegado a firmar, sino como 'combatientes ilegales', o 'detenidos en el campo de batalla'. Seg¨²n la Administraci¨®n estodounidense, puede juzgarlos fuera del territorio estadounidense ante tribunales militares no abiertos al p¨²blico y que les pueden condenar, incluso a muerte, sin la garant¨ªa de una culpabilidad probada 'm¨¢s all¨¢ de toda duda razonable'. Una corte marcial siguiendo las reglas habituales les habr¨ªa garantizado una defensa jur¨ªdica mucho mayor. La Asociaci¨®n de la Abogac¨ªa de EE UU considera que estos tribunales militares no pueden juzgar otros cr¨ªmenes que los derivados de violaciones en el derecho de guerra. Una gran contradicci¨®n de esta situaci¨®n es que, en respuesta a un acto terrorista, Washington se ha lanzado en Afganist¨¢n a una guerra, aunque no la haya declarado oficialmente. La Convenci¨®n de Ginebra obligar¨ªa a liberar o repatriar a los presos tras el cese de las hostilidades.
Se da la circunstancia de que entre los detenidos llevados a Guant¨¢namo figuran tres de nacionalidad brit¨¢nica, un australiano y varios saud¨ªes, entre otros. Australia ya ha se?alado su preferencia por un juicio civil o por un tribunal internacional, una idea a desarrollar. M¨¢s a¨²n cuando, en contraste con la suerte de los detenidos en la base cubana, John Walker, el estadounidense de 20 a?os convertido a los talibanes y detenido en Afganist¨¢n, ser¨¢ juzgado con todas las garant¨ªas de la ley por un tribunal civil en EE UU, y de momento por acusaciones que no entra?an la pena de muerte, aunque s¨ª puedan llevarle al encarcelamiento de por vida. Las mismas oportunidades y garant¨ªas judiciales habr¨ªa que darles a todos, del mismo modo que en Europa ser¨¢n juzgados por tribunales civiles los detenidos acusados de pertenecer a Al Qaeda y cuya n¨®mina se ha ido engrosando en fechas recientes, Espa?a incluida.
Un equipo de la Cruz Roja Internacional est¨¢ interrogando a cada uno del m¨¢s de centenar de talibanes y miembros de Al Qaeda prisioneros en Guant¨¢namo sobre el trato que reciben, unas circunstancias por las que el secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld, ha dicho no interesarse. Pero organizaciones humanitarias consideran que el Convenio de Ginebra es aplicable a estos prisioneros y obliga a considerarlos con humanidad y a ser sujetos de otros derechos en el bautizado como Campamento Rayos X, en alusi¨®n a su construcci¨®n de cobertizos con techos en los que las paredes han sido sustituidas por alambradas. Quiz¨¢s ser¨ªa la ocasi¨®n de ofrecerles libre acceso a las televisiones del mundo entero, desde la CNN a la qatar¨ª Al Jazira.
Garantizar, incluso frente a posibles promotores del terrorismo, la justicia tal como la entendemos, es una cuesti¨®n de principio que evita, entre otras cosas,parecerse al r¨¦gimen que hay del otro lado de la verja de la base estadounidense. Quiz¨¢ por eso Fidel Castro no ha alzado su voz por lo que puede ocurrir en Guant¨¢namo.
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