Vivir en Zamora

Digna de encomio, sin duda, la tarea de fundaciones, estad¨ªsticos, analistas y restantes especialistas que nos confirman -o disuaden- acerca de d¨®nde podemos -o no- habitar.

Paseando por las callejas de la ciudad vieja de una Zamora que visitaron en 2001 decenas de miles de forasteros con cierta y sospechosa (con vistas al resultado de un reciente estudio) unanimidad e impresi¨®n de encantamiento, se me ocurre barruntar que no se vive tan mal aqu¨ª.

Tiempo. Se disfruta en las peque?as ciudades del bien m¨¢s preciado que nos haya sido dado. ?Acaso no a?oramos el tiempo, que no nos llega y nos agobia, los sufridos habitantes de las grandes y extenuantes urbes? Gozamos en provincias como Zamora de una cierta tranquilidad. De un ocio diferente y sosegado. Del calor de la amistad pr¨®xima en la convivencia de un d¨ªa a d¨ªa sereno.

Ciertamente existen inconvenientes que el estudio descriptivo de referencia reflejan con detalle. Porque ese otro tiempo de la historia parece haberse detenido en Zamora. Con la secuela de una cierta par¨¢lisis econ¨®mica que seguramente juega factor decisivo en las 79 variantes que en el mismo se analizan. Economicismo y desarrollismo versus sosiego. Tal vez aqu¨ª est¨¦ el dilema. O en la posible conjunci¨®n de ambos.

Bienvenido sea, en cualquier caso, un an¨¢lisis que, pese a todo, nos permite a los zamoranos disfrutar de la ciudad 'donde peor se vive de Espa?a' -conforme titulan ciertos diarios e informativos-. Muchos no la cambiamos por la mejor de todas.-