La herida abierta
La herida de Sabra y Chatila sigue sangrando en los corazones de millones de ¨¢rabes; representa para ellos el momento m¨¢s brutal de la tragedia del pueblo palestino, el equivalente a lo que supone Auschwitz para los jud¨ªos y el 11 de septiembre para los estadounidenses. Y la herida se ha infectado por el hecho de que Ariel Sharon, el general que, como m¨ªnimo, hizo la vista gorda ante las matanzas, sea ahora el primer ministro de Israel y el promotor de una feroz campa?a de represi¨®n contra los palestinos.
De modo casi autom¨¢tico, muchos ¨¢rabes asocian los atentados contra las Torres Gemelas con Sabra y Chatila. El 'ahora los norteamericanos saben lo que sufren los palestinos' es una frase pol¨ªticamente incorrecta que se escucha desde Casablanca hasta Bagdad. El que jam¨¢s se haya constituido un tribunal internacional para juzgar Sabra y Chatila y la pasividad ante los acontecimientos actuales en Palestina son, para los ¨¢rabes, la prueba del doble rasero occidental.
Pero no est¨¢n libres los Estados ¨¢rabes del pecado de doble rasero. Es escandaloso que Siria protegiera y convirtiera en ministro liban¨¦s a Hobeika, el falangista que, con el visto bueno de Sharon, dirigi¨® los asesinatos de Sabra y Chatila. Y es que Hobeika rindi¨® a tiempo pleites¨ªa a los Asad, la familia real siria.
Tambi¨¦n es impresentable que los Estados ¨¢rabes nieguen la plenitud de derechos a los refugiados palestinos que albergan. En L¨ªbano hay unos 400.000, la mayor¨ªa nacidos all¨ª e hijos de personas que ya nacieron all¨ª. Pues bien, Beirut les niega la nacionalidad libanesa y les proh¨ªbe el ejercicio de numerosos oficios y profesiones. El argumento es no 'hacerle el juego' a Israel, mantener viva la idea de su derecho a regresar a los territorios en los que se levant¨® el Estado hebreo en 1948. Ese pretexto es de solidaridad puramente ret¨®rica, como es de oficio entre los Estados ¨¢rabes. En L¨ªbano y otros pa¨ªses, los palestinos son ciudadanos de segunda y muchos malviven en campos de refugiados, incluidos Sabra y Chatila.
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