Mejor rota que fascista
La letra se olvida, la musiquilla queda. Las viejas palabras hablaban de la justicia pol¨ªtica, de la justicia de clase; y de que todos los delitos son pol¨ªticos. Los pobres delinquen para comer, los ricos se descuidan a veces y se llevan dinero de otros ricos. Luego vino la monserga Montesquieu y la separaci¨®n de poderes. La bola rueda, y los poderes se juntan. La neta invasi¨®n de los poderes judiciales por el partido dominante se acent¨²a, y el viejo esc¨¢ndalo de los siglos pasados reaparece hoy en los peri¨®dicos; o en algunos, en los que no suman su cuarto poder te¨®rico a los otros tres. Este poder es menos creyente en la democracia que el anterior. M¨¢s dulcemente: como el rey Luis que dec¨ªa 'El estado soy yo', el rey Aznar puede decir 'La democracia soy yo'. Y sus enmiendas constitucionales, sus repartos de cargos, sus nombramientos de jueces: hasta donde son electorales son un poder pol¨ªtico: ?o es que no vamos al cine?
La democracia posnazi fue un poco m¨¢s clara, despu¨¦s de quitarse de en medio los disidentes; la democracia poscomunista vuelve a ser totalitaria y leguleya. La corrupci¨®n era violar las leyes; la corrupci¨®n es hacer las leyes con las medidas personales. No es una corrupci¨®n delictiva; es moral. De una moral de clase, que debe tener sus valores.
El paso del aznarismo es suculento. El legislativo es tan suyo como el ejecutivo; el judicial lo va siendo, en la comunicaci¨®n manda, y ahora va a conquistar el auton¨®mico. Pobre Pujol, en qu¨¦ manos ha ca¨ªdo. Puede que la figura ret¨®rica de este congreso sea, adem¨¢s de an¨¦cdotas, chismes de sucesores, frases m¨¢s o menos tontas, el de 'Patriotismo constitucional', repescado del siglo pasado y de Alemania. No va a significar otra cosa m¨¢s que un Estado de las autonom¨ªas con presidentes del PP, ayudados admirativamente por el espa?olismo socialista, que antes se llamaba internacionalismo.
Quiz¨¢ sean pasos positivos, no lo s¨¦. Ellos, los m¨¢s bestias de entre ellos, dec¨ªan 'prefiero una Espa?a roja que una Espa?a rota'. Yo no he llevado mi pasi¨®n por el internacionalismo, por la rotura de fronteras y de idiomas, por el prop¨®sito del individuo antes que el colectivismo -mejor dicho: un colectivo formado por individuos libres y pensantes- hasta preferir una Espa?a con jueces, leyes, zorcicos, panallets y constituci¨®n aznarista, fraguista, franquista filiposecundina...
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