Altolaguirre al alba
'Tengo terminado un nuevo libro de poes¨ªa: Alba quieta. Tal vez lo imprima pronto'. Con estas palabras se dirigi¨® Manuel Altolaguirre a Juan Guerrero Ruiz en una carta fechada el 7 de octubre de 1928. Un mes m¨¢s tarde, el poeta env¨ªa el manuscrito a Juan Ram¨®n Jim¨¦nez pidi¨¦ndole opini¨®n y consejo. ?ste dio la callada por respuesta. Sin embargo, en diciembre del mismo a?o, Altolaguirre, en viaje hacia Par¨ªs, conversar¨¢ con ¨¦l en Madrid. No sabemos, de manera exacta, la opini¨®n que al maestro le mereci¨® el libro del disc¨ªpulo, pero, a juzgar por la frase que ¨¦ste escribe a Jim¨¦nez en una carta posterior ('lo que me dijo de mi poes¨ªa lo agradec¨ª mucho y no publicar¨¦ el libro por ahora'), ese di¨¢logo fue determinante para que Alba quieta quedara oculto, durante m¨¢s de setenta a?os, entre los papeles de Juan Ram¨®n. De todo ello da cuenta, en el pr¨®logo, James Valender, responsable de esta primera edici¨®n. Cierto que la mayor parte de los poemas que conforman el libro han sido publicados, a lo largo de ese tiempo, en los medios m¨¢s diversos (en otros libros, en revistas y otras publicaciones peri¨®dicas...); cierto es, tambi¨¦n, que, en puridad, en el volumen s¨®lo hay 12 poemas in¨¦ditos. Pero no lo es menos que es la primera vez que el libro se publica en su integridad y tal y como originariamente lo concibi¨® su autor.
ALBA QUIETA Y OTROS POEMAS
Manuel Altolaguirre Edici¨®n de James Valender Calambur. Madrid, 2001 192 p¨¢ginas. 14 euros
Altolaguirre, quien, con Emilio Prados, ocup¨® la zona m¨¢s pr¨®xima al n¨²cleo de lo que, en t¨¦rminos orteguianos, llamar¨ªamos constelaci¨®n de la generaci¨®n del 27, muestra en este libro una poes¨ªa contemplativa, fuertemente marcada por el m¨¢s purista Juan Ram¨®n (especialmente el de Diario de un poeta reci¨¦n casado) y ligeramente guilleniana. La naturaleza, el amor, la realidad objetual que rodea la existencia del hombre, la fusi¨®n del sujeto l¨ªrico con el paisaje, la meditaci¨®n sobre el amor y la muerte conforman el universo po¨¦tico de un Altolaguirre de verso adelgazado y limpio: 'Mi nuca negra es el mar / donde se pierden los r¨ªos / y mis sue?os son las nubes / por y para las que vivo'. James Valender complementa el pr¨®logo con algunos materiales imprescindibles para situar el libro en su contexto literario e hist¨®rico: en dos ap¨¦ndices se recogen, respectivamente, las ocho cartas dirigidas por Altolaguirre a Juan Ram¨®n (Ap¨¦ndice I) y las tres versiones del texto que el autor de Piedra y cielo escribiera a prop¨®sito de Las islas invitadas junto a su art¨ªculo Manuel Altolaguirre, publicado en la revista H¨¦roe en 1932 (Ap¨¦ndice II). A ambos ap¨¦ndices hay que a?adir una exhaustiva relaci¨®n de notas sobre cada poema y una cronolog¨ªa biobibliogr¨¢fica del malague?o. Es de saludar la reproducci¨®n facsimilar del libro manuscrito que Altolaguirre envi¨® a Juan Ram¨®n, as¨ª como la del texto, mecanografiado y corregido a mano por ¨¦ste, sobre Las islas invitadas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.