La guerra antiterrorista debilita la lucha contra el narcotr¨¢fico tras el 11-S
El director de la DEA teme que Miami 'retroceda a la situaci¨®n de los a?os ochenta'
Cuando un visitante llega a Miami siempre hay alguien que le cuenta que en los a?os ochenta la droga corr¨ªa por las calles y hab¨ªa zonas sin ley en manos de los capos de la coca. Claro, tambi¨¦n corr¨ªan la sangre y millones de d¨®lares en efectivo. La ciudad super¨® aquel bache de corrupci¨®n y pas¨® a ser la Capital de las Am¨¦ricas, el centro financiero m¨¢s vibrante del continente despu¨¦s de Nueva York. Sin embargo, la droga y los capos han vuelto a las calles y lo curioso es que responde a los esfuerzos policiales tras el 11 de septiembre.
Aunque los primeros indicios del resurgimiento se empezaron a notar hace un a?o, ha sido la guerra contra el terrorismo la que ha abierto las puertas a los narcotraficantes. Han regresado con fuerza a la vieja ruta Caribe-Miami con m¨¦todos de transporte que la polic¨ªa no hab¨ªa visto en casi dos d¨¦cadas, como lanchas r¨¢pidas. 'Cada vez que hay un cambio, los narcotraficantes se aprovechan y eso es lo que estamos viendo ahora', explica el profesor William Walker, experto en narcotr¨¢fico de la Universidad Internacional de Florida.
Nada m¨¢s ocurrir los atentados, los narcos pararon el flujo de cargamentos, tanteando el terreno hasta ver por d¨®nde respiraba el Gobierno de Estados Unidos, se?ala Tim Wagner, director del programa de ?reas de Gran Intensidad de Tr¨¢fico de Drogas en el Sur de Florida, que depende directamente de la Casa Blanca. Pero cuando unas dos semanas despu¨¦s Washington reasign¨® a miles de agentes antinarc¨®ticos del FBI, la DEA, la Guardia Costera y el Servicio de Aduanas a combatir el terrorismo, los c¨¢rteles vieron el cielo, y los mares, abiertos.
Por ejemplo, la Guardia Costera que patrulla el corredor de la droga en el estrecho de la Florida est¨¢ operando desde entonces a s¨®lo un 25% de su capacidad. El 75% restante de su flota est¨¢ dedicada a reforzar la vigilancia de los principales puertos del pa¨ªs y de las refiner¨ªas de petr¨®leo. El portavoz de los guardacostas, Gene Smith, dice que de todas formas siguen 'cumpliendo con su misi¨®n', pero los resultados no justifican ese optimismo: las confiscaciones de coca¨ªna han bajado un 66%, y un 90% las de marihuana, con respecto al mismo periodo del a?o anterior. La cifra es a¨²n m¨¢s significativa al tener en cuenta que simult¨¢neamente se ha incrementado el tr¨¢fico de droga en un 30%, seg¨²n datos del Departamento de Aduanas.
El director de la DEA, Asa Hutchinson, est¨¢ tan alarmado que durante una reciente visita a Miami expres¨® abiertamente su 'temor a que esta ciudad retroceda a los a?os ochenta'. Hutchinson ha intervenido ante el Congreso de EE UU para decir que la guerra contra el terrorismo no se debe ganar a costa de perder la de la droga. 'No podemos dejarles caminos abiertos a los narcotraficantes durante estos momentos cr¨ªticos en nuestra historia'.
Polic¨ªas 'prestados'
Para empeorar la situaci¨®n en el sur de Florida, la Guardia Nacional de este Estado ha anunciado que va a eliminar un 70% de su plantilla antinarc¨®ticos. Por otra parte, la DEA ha 'prestado' desde el 11 de septiembre a decenas de sus agentes para que ejerzan como polic¨ªas a¨¦reos, seg¨²n confirma la portavoz de esa agencia, Violet Celesky. Para esa misma funci¨®n, el Departamento de Aduanas ha transferido 110 de sus agentes y m¨¢s de 300 investigadores antinarc¨®ticos, que ahora se dedican a rastrear cuentas y operativos de Osama Bin Laden. Una situaci¨®n similar se ha producido en las filas del FBI.
El mayor impacto de toda la redistribuci¨®n de recursos humanos para combatir el terrorismo se va a producir a largo plazo, se?ala Wagner, director de ?reas de Gran Intensidad de Tr¨¢fico de Drogas. 'Muchas de nuestras investigaciones a largo plazo se han tenido que interrumpir, tanto las de narcotr¨¢fico como las de lavado de dinero', subraya Wagner. 'Los efectos los empezaremos a ver dentro de un a?o'.
Otro factor que ha contribuido al regreso de la coca¨ªna a las costas del sur de Florida ha sido la intensificaci¨®n de la vigilancia en las fronteras con M¨¦xico y Canad¨¢ a ra¨ªz de los atentados. Esos elementos se han conjugado con el desplome del precio del caf¨¦, que ha forzado a muchos agricultores de Bolivia, Colombia y Per¨² a volver al cultivo de la coca y el opio. En palabras del profesor Walker, de la Universidad Internacional de Florida, 'estamos asistiendo al resurgimiento del narcotr¨¢fico y a la incapacidad de lidiar con ello'.
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